La patrullera de la Policía Nacional Juliana Angulo Picot es ejemplo de la berraquera, pasión, entrega y fortaleza de la mujer colombiana. La uniformada, de 38 años, es integrante del Grupo Gaula Bolívar. Trabaja desde hace 12 años en la Dirección de Antisecuestro y Antiextorsión y su labor le ha dado diferentes reconocimientos en la institución.
Con su empeño ha logrado un balance perfecto entre ser mujer, madre, esposa y policía, lo que puede ser una combinación interesante y hasta peligrosa.
“Durante mi trayectoria en el grupo Gaula Bolívar me he desempeñado como investigadora e inteligencia y actualmente en el área de prevención y educación ciudadana. Esta actividad que me ha llevado a interactuar con la comunidad general y en las diferentes agremiaciones de Cartagena y de Bolívar. Dentro de esas facetas han sido muchos mis reconocimientos en la institución, tales como 109 felicitaciones en mi hoja de vida y ocho condecoraciones, he sido postulada a Corazón Verde; y he sido nombrada como personaje del año. Por mi buen desempeño fui designada de comisión al exterior como docente policial, para capacitar a los policías del país hermano de Honduras”, contó.
Conjugar el tiempo entre ser madre y dedicarse a una profesión tan sacrificada y compleja, siendo durante algunos años estereotipada como “trabajo para hombres”, no ha sido sencillo.
“Es difícil ser policía, madre y esposa, sobre todo por el horario; levantarme desde las 4:50 de la mañana para atender sus labores como madre, esposa y policía, llegar a casa para ayudarles con las tares virtuales y atender a mi esposo y cumplir con la misionalidad de la Policía Nacional, es muy sacrificada”, detalló Juliana.
Gran trayectoria
El 10 de enero del 2009, la cartagenera Juliana inició su camino en la Policía Nacional, logrando culminar sus estudios el 10 de octubre del mismo año, en la escuela de formación Carlos Eugenio Restrepo en La Estrella, Antioquia. Pero sus sueños no han terminado pues también es enfermera.
Juliana Angulo recuerda que fue en Cartagena donde su madre y su padrastro la motivaron a ingresar a la institución, porque vieron en ella ese espíritu de altruista, que heredó de su padre, quien fue comisario de la Policía Nacional, y que hoy día se encuentra en uso de buen retiro.
¿Qué experiencia la ha marcado en su trasegar institucional?
-Son muchas las experiencias que he vivido en mi trasegar institucional, pero puntualmente le voy a hablar de dos: El 14 de marzo del 2019 los hermanos Rivera Rodríguez fueron sacados de manera violenta de una finca ubicada en la vereda La Playa del corregimiento de San Cayetano, municipio de San Juan de Nepomuceno. Desde ese día me fue asignada la misión de convivir con la familia Rivera, mi función era de estar pendiente al teléfono, y negociar con los secuestradores.
En ese operativo duré cuatro meses, convertí su dolor en el mío debido a todas esas vicisitudes que vivió esa familia; hasta que finalmente se dio con los autores intelectuales y materiales del hecho. Pero como la felicidad no es completa, me conmoví cuando mis compañeros del Gaula encontraron la fosa común donde se encontraban enterrados los cuerpos de los hermanos.
Otro caso que me marcó, en mi carrera fue el 23 de agosto del 2020, en pleno confinamiento selectivo, fue secuestrada una menor de tan solo días de nacida, en el barrio de Torices de Cartagena. Mediante engaño le arrebataron del seno de su hogar a una familia de nacionalidad venezolana.
Con mi espíritu de mamá salí en búsqueda y localización de la menor en compañía de mis compañeros. Recuerdo que ese día me encontraba descansando, toda vez que mi hija se encontraba de cumpleaños. Llamé a mi jefe y le dije que me iba a sumar al operativo para rescatar a la menor. Fue así que en el municipio de Rotinet, Atlántico, fue rescatada. En ese operativo fue capturada la raptara.
¿Les gustaría que sus hijas formen parte de la Policía?
-Es una decisión personal. Si lo deciden, yo las apoyo, pero es algo que tiene que nacer de ellas. Cuenten con que yo las motivaré a ser mejor que yo, que me superen.
¿Qué aportan las mujeres a la Policía Nacional?
-El toque femenino, carisma y compañerismo. El feminismo no se pierde, porque cuando yo me quito el uniforme, me pongo mis tacones, mis trajes, soy igualita que las demás mujeres.
Hasta donde uno se lo proponga puede ascender en la institución, los límites los pones tú. Independientemente, cada uno tiene su enfoque. La Policía te da muchas oportunidades para estudiar y seguir adelante en lo que decidas.
¿Cuál es el principal reto?
-Para mí no fue una tarea difícil llegar a la ciudadanía, a los gremios y sensibilizarlos sobre la autoprotección contra los delitos de secuestro y extorsión, teniendo en cuenta que esta es una realidad que nos afecta diariamente, a mí, a mis amigos, a mis conocidos, y que si yo adquiero el conocimiento y la confianza en alguien para contarle o pedirle ayuda eso lo hace todo más fácil.
Esta es mi profesión, es lo que Dios tenía destinado para mí, aunque yo no lo veía en un comienzo. Salvar una vida es una recompensa grande, es riesgoso, pero vale la pena.
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