Las tinieblas fueron cómplices de un asesino en los cerros de Albornoz. Eran las 10:30 de la noche del lunes cuando Yerlinson Pérez Julio estaba en su humilde vivienda, cuya entrada tiene una pequeña terraza bordeada por una cerca de madera, que está a escasos pasos de la puerta principal.
Se cree que el vigilante cívico, de 32 años y a quien llamaban por cariño Papá Music por su afición a la música champeta, se preparaba para ir a trabajar. De repente escuchó que lo llamaron. Alguien estaba en la puerta buscándolo y se cree que, como no tenía problemas o amenazas, como aseguran sus familiares, no intuyó nada malo y enseguida fue a ver quién lo buscaba.
Afuera estaba un sujeto con un arma de fuego en mano, esperando la mínima oportunidad para accionarla. La víctima desconocía la trampa que le tendieron y abrió la puerta.
Dicen que el sujeto, desde la entrada de la terraza, le apuntó a Pérez Julio y de pronto se escucharon tres disparos. Yerlinson recibió un balazo en un ojo y otros dos entre pecho y abdomen.
El agresor huyó, mientras que el hombre de 32 años quedó tendido en la entrada de su casa.
Ante los disparos nadie salió. Solo las tinieblas y la mala hora abrazaban el lugar. Hasta que compañeros de trabajo de Yerlinson, intrigados porque no había salido a trabajar, fueron a buscarlo.
La sorpresa fue tremenda, pues se encontraron una dantesca escena. Su compañero estaba tendido en la entrada del inmueble, todo empapado en sangre, y no respiraba.
Asustadas, estas personas llamaron a miembros del cuadrante de la Policía, quienes instantes después arribaron al sector montañoso y de difícil accesibilidad.
Los uniformados confirmaron lo que se temía: Yerlinson estaba muerto. Investigadores de la Sijín de la Policía Metropolitana arribaron al sector para investigar la situación.
Una hora después, funcionarios de esta institución consiguieron un número telefónico de un pariente del vigilante asesinado y le explicaron que sus colegas lo encontraron muerto en la entrada de la casa en la que este vivía solo.
Los parientes de Yerlinson, quien deja tres hijos y era oriundo del corregimiento de San Pablo (Marialabaja), explicaron que los vecinos del sector aseguraron que no vieron qué pasó, por lo que desconocen quién perpetró el asesinato.
“Los vecinos dicen que nadie vio nada, que no saben qué pasó”, explicó un pariente de Yerlinson. Este mismo contó que Pérez Julio vivía hace tres meses en el sector y que se dedicó a trabajar como vigilante cívico junto a varios vecinos, debido a los robos que estaban ocurriendo en la zona.
Esta persona aseguró que Yerlinson no tenía amenazas, pero cree que su muerte podría estar relacionada con un altercado que tuvo hace varios días con jóvenes a quienes les impidió que perpetraran robos en casas de la zona, dejando ver que sería una retaliación.
“Solo Dios sabe por qué pasan las cosas”, indicó su familiar. Las autoridades hacen las indagaciones correspondientes para determinar si en verdad el altercado que tuvo con los jóvenes tendría que ver con el homicidio y si hay otra situación que lo motivara.
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