“La palabra blanda aplaca la ira, pero la respuesta áspera hace subir el enojo”.
Esas palabras se pueden aplicar en la vida de Jorge Bonoliz Blanco, quien en la mañana de ayer fuer asesinado en medio de una riña con otro hombre en el barrio La Quinta, calle de Las Flores.
El joven se levantó temprano sin sospechar que sería su último día en la tierra. Se bañó, se vistió y salió a la calle para hablar con unos amigos. Según cuentan testigos a la Policía, el joven cargaba consigo un lío de hace varios días con otra persona, el cual supuestamente se había solucionado.
Relatan los residentes de la calle de Las Flores que “todo fue como cuando los perros y los gatos se ven”, pues cuando víctima y presunto agresor se encontraron, se inició de inmediato una disputa verbal entre ellos.
Cuando esto sucedió, algunos de los vecinos comenzaron a esconderse, mientras que otros se acercaron a ver qué pasaba.
El cruce de palabras fue aumentando el calibre de los insultos, hasta que se trenzaron en una pelea en la que ambos se armaron con armas cortopunzantes, dicen los testigos.
Todo fue en cuestión de un abrir y cerrar de ojos. Jorge y su rival se agredieron mutuamente, pero el primero llevó la peor parte en la riña. El presunto matón fue más ágil, pues aprovechó un descuido de Bonoliz y supuestamente le incrustó el cuchillo en el pecho. La hoja metálica del arma alcanzó a perforar el corazón de Jorge, quien cayó, llevándose las manos al pecho y gritando del dolor.
Mientras la sangre brotaba del cuerpo de Jorge, el presunto homicida emprendió la huida. Vecinos del sector auxiliaron al joven y lo llevaron al CAP de La Candelaria, pero el es esfuerzo fue inútil.
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