La última vez que vieron vivo a Enrique Luis Caraballo Guerrero fue el 30 de septiembre pasado. El joven vivía en la población insular de Bocachica y los suyos dicen que ese día salió de su casa en su moto, y llegó a casa de una amiga.
Sin embargo, mientras charlaba con esta, le entró una llamada a su celular. “Ya voy para allá”, fue lo que le escucharon decir al joven de 26 años. Nadie sabe a dónde iba o quien fue la persona que lo llamó. Lo cierto es que desde entonces no se supo más de él. Pero su realidad quedó al descubierto el viernes a las 9 de la noche, cinco días después de su desaparición.
Vecinos del sector turístico de Playa del Mamón, en la misma isla, hallaron muerto a Enrique. Su cadáver estaba entre maleza y aunque muchos rumoran que habría asesinado, de eso aún no se tiene certeza pues, por el avanzado estado de descomposición del cadáver, no se podía ver si tenía signos de violencia.
El cuerpo fue llevado a la morgue de Medicina Legal en Cartagena luego que miembros de la Sijín realizaran la inspección técnica del mismo. Serán los peritos del instituto forense los que determinen si las causas de la muerte fueron naturales o violentas. “Cuando encontraron el cadáver no quise ir a verlo, no fui capaz. Él trabajaba tramitando documentos para lancheros y deja dos hijos. Uno de 9 años y otro de 5 meses. No tenía problemas. Espero que el de arriba se encargue de hacer justicia”, indicó Enrique Caraballo, padre del difunto.
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