Con un enorme cuchillo, Iván Caro Balmaceda ingresa a la casa de Yudy García Martínez en el sector El Guarapero, del barrio El Pozón. Parece estar ciego de la rabia y no tiene en cuenta lo que se lleva a su paso. Son las 12:30 de la tarde del lunes festivo 1 de julio.
Ese día, Caro, quien sería la expareja sentimental de Yudy, irrumpe en el inmueble en el que vive arrendada una familia venezolana y empieza a romper las pocas pertenencias de los inquilinos en venganza porque la dueña de la casa no quiere tener más nada con él.
“Nosotros terminamos hace tres meses. Duramos tres años. Los dos primeros todo era felicidad, pero después, el último año, empezó a maltratarme. Ahora tengo otra relación y él no acepta eso. El lunes pasado se metieron a la casa y cuando vine a ver lo que pasaba, me golpearon. La casa de mi mamá, aquí a la vuelta, también la partieron”, recuerda Yudy en la mañana de ayer.
Según ella, las agresiones no han parado. “Ayer -domingo- volvieron y partieron las cosas de nosotros. No tenemos muchas, pero todo lo que encuentran lo tiran y dañan”, dice Rocibel López, la inquilina de Yudy, quien tiene ocho meses de embarazo y dos niños más.
“Él llegó de repente y se metió a la casa. Yo estoy viviendo en el sector la Islita y cuando me avisaron vine a ver lo que estaba pasando. En ese momento me pegó en la cara y más atrás vino su mamá. Me cogieron ocho puntos en la frente y tengo varios vasos del ojo reventados. No veo bien. Veo una mancha y eso me pone mal por momentos, me fastidio”, recuerda Yudy.
La mujer asegura que la Policía llega horas después al sector y aprehenden a Iván, pero que después vuelve a quedar libre. La víctima explica que es la segunda vez que lo denuncia por agresión.
En el oficio redactado en la Fiscalía queda sentado que Iván representa un riesgo extremo para Yudy. “Eso fue un intento de homicidio”, expresa la afectada mientras muestra los documentos de la denuncia, en donde consta que la mujer es víctima de violencia intrafamiliar.
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