Cuando Erica Gómez se enteró de que estaba embarazada hizo todo lo posible por ocultarlo a sus padres y lo logró. Durante los nueve meses de la gestación, su familia no tuvo sospecha alguna de que la adolescente de 17 años esperaba un hijo.
El 9 de febrero pasado cuando llegó el momento del parto, alumbró en una zona enmontada y allí apuñaló en el cuello y en la espalda al recién nacido, luego lo envolvió en una manta y lo dejó abandonado en el lugar. Acto seguido se fue a descansar a su casa.
Una vez dormida, su madre notó que sangraba abundantemente y la llevó a un hospital cercano, donde los médicos le hicieron saber a la familia que la joven acabada de parir.
Ante la ausencia del bebé confrontaron a la muchacha que en principio no dijo nada, pero unas horas después otra adolescente que pasaba por el sitio donde estaba el cuerpo del recién nacido lo encontró y dio aviso a las autoridades.
Ambos hechos fueron relaciondos por la Policía y al nuevamente carear a la joven, ésta confesó la verdad.
El suceso se registró en la población de El Paso, en Texas, Estados Unidos, donde la pena de muerte está contemplada incluso para los menores de edad, por lo que la joven enfrenta ahora la posibilidad de ser condenada a esta.
Desde 1976, desde que la pena de muerte fue restaurada en Texas, 22 menores han sido ejecutados.
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