Me mataron a mi hijo, a mi muchacho lindo”. El lamento de la mujer que le dio la vida a Elis Manuel Vásquez Soto era inexplicable. Cada palabra que pronunciaba, en medio de sus lágrimas, erizaba la piel.
Eran las 9:30 de la mañana de ayer y la mamá de Elis, junto a varios familiares, esperaba a las afueras de la morgue de Medicina Legal, del barrio Zaragocilla, el turno para iniciar el trámite de reclamación del cadáver, el cadáver de Elis.
Sí, Elis se convirtió en la nueva víctima del sicariato en Cartagena. Su muerte ocurrió a las 8:30 de la noche del miércoles en el sector La Paz, del barrio Cerros de Albornoz, en un sitio aledaño a la zona industrial de Mamonal.
No solo la mamá del joven se preguntaba por qué lo mataron, también lo hizo su compañera sentimental, quien contó que Elis cenó y salió a hacer una recarga para sus teléfono celular cuando se escucharon los balazos.
Lo que se supo después fue que Elis, una vez recargó el teléfono, decidió sentarse en un andén para revisar su Facebook, pero no tuvo tiempo. Elis levantó la mirada y alcanzó a ver a dos hombres que se aproximaban.
Su reacción fue correr, pero por más rápido que lo hizo, su suerte estaba echada. Elis saltó de patio en patio para refugiarse de las balas, hasta que el sicario lo derribó. No hubo escape para este cristiano. En la parte trasera de una de las viviendas del mismo sector se desplomó y murió en el acto.
Algunos testigos dijeron que los matones se desplazaban en moto, mientras que otros aseguraron que llegaron a pie; y, de la misma manera, huyeron dejando la sangre regada de Elis Vásquez.
Elis trabajaba en oficios varios y era padre de dos menores de edad. Según un pariente, hace un tiempo tuvo problemas de muchachos, de esos líos de barrios, pero que no pasaron a mayores.
“Ahora él no tenía roces con nadie. Tampoco manifestó nada de amenazas”, aseguró el familiar.
La mujer de Elis dijo en la morgue que del caso hay dos versiones: lo asesinaron supuestamente por oponerse a un atraco. Sin embargo, no lo despojaron de sus pertenencias.
Entonces, ¿por qué corrió? ¿Por qué lo persiguieron hasta matarlo? ¿Por qué no le robaron? Las respuestas se las llevó Elis a la tumba, pero dejó un profundo dolor e incertidumbre en los suyos.
Comentarios ()