POR: HERNÁN PIMIENTA VÁSQUEZ
Ya se le cayó el columpio
Donde ella se columpiaba
Ya se le acabaron los gustos
A la joven que yo amaba
Bienvenívido pávido návido
La canción El Pávido Návido del trio peruano Huaricancha comenzaba a sonar al punto de las seis para indicar a todos en el barrio y sus alrededores que la fiesta había comenzado y que todo se encontraba preparado para el bautizo de la muñeca de pan en casa de la señora Elisa Castellar QEPD.
Era comienzos de los ochenta y como todos los domingos del mes de octubre de cada año se repetía esta tradición que parece ser más de la zona pacífica colombiana y de la comunidad afrodescendiente que de los pueblos de Los Montes de María, sin embargo, en San Jacinto estaba arraigada esta costumbre que podría explicar por qué aquí existió el Palenque de Duanga y por qué en nuestros corregimientos hay mucha población afro.
Muñeca de pan con vestido
Vitelia Madrid Meléndez, de 66 años de edad, férrea defensora de nuestras fiestas tradicionales y modista experta en diseñar vestidos para las mismas, relata así lo que se hacía: “los cuatro domingos de octubre hacíamos bautizos de muñecas de pan. Se encargaba a un panadero (generalmente a las Vásquez) que nos elaborara la muñeca y una costurera nos hacía el vestidito y el lazo con que la íbamos a vestir (ahora los hago yo) el vestido sólo contaba con la parte delantera para cubrirla; se escogía a las personas que iban a hacer las veces de padres y padrinos de la muñeca, se invitaba, de casa en casa para el bautizo y se llenaba una papeleta semejante a las que se llenan para un bautizo normal. En la papeleta, que era entregada como archivo para el patrimonio, colocábamos el nombre de la muñeca, por ejemplo, Alba María, nació el día 22 de agosto del año tal, hija legítima de fulano y zutana, son sus abuelos paternos fulano y zutana y sus abuelos maternos fulano y zutana, sus padrinos son fulano y zutana. Si el párroco local aceptaba acompañar el bautizo llevaba un poquito de agua bendita y con ella rociaba a la muñeca, como en un bautizo normal. Si el padre no quería entonces buscábamos a una persona seria que hiciera las veces de sacerdote, le conseguíamos una sotana y nosotras preparábamos un altar. Para el bautizo de la muñeca se coloca una mesa, se cubre con un mantel blanco, se colocan las velas, una copa con agua y un recipiente con sal; los padrinos toman las velitas en la mano y quien hace las veces de sacerdote toma la sal y la mezcla con el agua, esto va a hacer las veces de agua bendita, y con ella rocía a la muñeca mientras dice<<Yo te bautizo con el nombre de Alba María en el nombre del padre, del hijo y del espíritu santo, amén>> Después se rezan un credo y un Padrenuestro y terminada la ceremonia se toma la muñeca de pan y se empieza a repartir entre todos los asistentes, lo ideal es que todos coman así sea un poquito. La fiesta muchas veces se extendía hasta la madrugada y se hacía un sancocho para finalizar”.
Muchas personas coinciden en afirmar que estos bautizos se hacían para estrechar los lazos de amistad entre los vecinos. Vitelia recuerda que sirvió de madrina una vez en casa de Hortensia Martínez y siempre, cuando se encontraban por la calle se saludaban diciéndose ¿cómo está, comadre?
Vitelia termina afirmando: “el último párroco que mostró interés en los bautizos de muñeca fue el difunto José Prudencio Padilla; él llegó a mi casa preguntando todo acerca de dichos bautizos, se le notaba un verdadero entusiasmo”.
El padre José Prudencio falleció a causa de un paro cardiorrespiratorio el 21 de diciembre del 2015. Antes de su lamentable deceso ofició varios bautizos de muñecas de pan, el último a escasas horas del insuceso, aunque algunos los hizo en el mes de diciembre y no en el de octubre como dicta la tradición.
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