En la casa de la Reina

Nadie pensó que la niñita “gordita”, con el “pelo explotado” representaría a Cartagena en el Concurso Nacional de Belleza. Estaba tan acomplejada por su estatura, y cómo no, si sus amigos de colegio se burlaban. Siempre trataba de enconvarse para verse chiquita y estar a la altura de las demás niñas...¡Cómo da vueltas el mundo!

Y qué ironía de la vida: hoy de nuevo la señalan por su estatura, de 1,77 metros. Dicen que es muy “bajita” para ser reina. Laura González Ospina, nueva Señorita Cartagena, se ríe y afronta las críticas con madurez. Sabe que debe trabajar para cumplir con los estereotipos innegablemente establecidos en los concursos de belleza.

Sus padres tampoco imaginaron que Laura, hoy una actriz que empieza su carrera en la televisión colombiana, se le ocurriría ser reina de belleza. Su padre y su madre, dos empresarios orgullosos de su hija, aún no asimilan del todo cuando conocidos los felicitan por el logro de su retoño, y allí, en su apartamento, mientras a ella la peinan para las fotos, la escuchan hablar con los ojos iluminados y esperando que cada palabra pronunciada sea la correcta.

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Ella nació en Cali, pero desde sus seis meses de edad vive en Cartagena. En esta ciudad, dio sus primeros pasos, dijo sus primeras palabras y se convirtió en una mujer. Es amante de los gatos y la comida libanesa y considera que la tolerancia y la tranquilidad son sus mayores virtudes... Su defecto: la impaciencia.

Laura se destacó en el colegio por ser una estudiante sobresaliente. Conserva todas las medallas de honor que recibió en el Gimnasio Moderno de Cartagena. Alcanzó el mejor puntaje de las pruebas del Icfes de su promoción y el día de su grado le fue reconocido su historial académico. Le gusta leer y le apasiona la música, también los idiomas: habla inglés y francés y dice que quiere aprender italiano, portugués, alemán y mandarín.

¿Por qué ser reina?
-Esto viene en mí hace poco pero al mismo tiempo desde hace mucho. Por mi estatura, las personas siempre me decían que lo analizara pero yo tenía claro que quería ser actriz y seguir en lo mío y resulta que este año Emiro (Cantillo, su asesor) fue un poco más insistente y supo poner el tema en el momento adecuado. Tuve un cambio muy grande desde que era pequeña hasta este momento. Era gordita, no me interesaba arreglarme, tenía el pelo explotado, no me importaba verme bien. Por eso me atacaron. Emiro vio una foto que yo publiqué hace tiempo sobre eso, el antes y el después, y me convenció, tenía que dar ese mensaje. Me sentí súper halagada de que a alguien se le ocurriera que yo podía participar en un certamen de belleza. ¡Y gané, pero todavía no lo puedo creer!

¿Fuiste víctima de bullying en tu niñez?
-Sí, todo el tiempo se burlaban de mí. Fue una época bien dura, una época que es difícil de superar, pero uno aprende a vivir con eso y le saca el lado bueno. Me hizo más fuerte.

¿En qué momento decidiste ser actriz?
-Como en noveno de bachillerato, cuando la gente ya empieza a preguntar qué quieres estudiar, qué quieres hacer. En el colegio no me bajaba de un escenario, armaba los shows y me preguntaba si debía dejar los escenarios por una carrera tradicional. Empecé a buscar hasta que di con mi escuela y supe que es una profesión seria y entré en 2012 a estudiar actuación en la Escuela de Formación Actoral Casa E, de Alejandra Borrero.

¿Pensaste en estudiar otra carrera?
-Mis papás sí me lo propusieron. Me preguntaron que si quería apoyarme en otra cosa y mi decisión fue que no, que tenía que luchar por eso. Hay muchas otras ramas que me gustan. Pensé en estudiar ciencias políticas pero no quería tener una excusa para dejar la carrera de mis sueños.

De todo lo que te han criticado... ¿qué es cierto y qué no?
-Mi trabajo en pasarela, tienen toda la razón. Lo que logramos fue en tiempo récord, en dos semanas. Estaba con competidoras que tenían varios concursos encima y creo que parecía un burrito aprendiendo a caminar al lado de ellas. Dicen que soy ignorante, no es verdad. Si hay algo que yo puedo defender es toda la cultura que he adquirido a través de mis padres, de mi formación académica, de los libros que me gusta leer y de todo de lo que pueda aprender. Sobre la corona comprada tampoco es cierto. Mis papás conocen a muchas personas y jamás hicieron una llamada para intentar mover influencias. Todo fue logrado con mi equipo de trabajo: mi maquillador Jesús Díaz, mi asesor Emiro Cantillo y mi diseñador Carlos Mario Miranda y con el empeño y el amor que le pusimos a todo esto.

¿La persona más importante en tu vida?
-Mi papá (risas). Ha creído en mí sin preguntarle las cosas. Me ha apoyado cuando he necesitado un consejo. Siempre ha estado ahí y es un hombre absolutamente sabio, por eso ha alcanzado sus sueños y me enseña a luchar por los míos.

Y... ¿tienes novio?
-No. Hace tiempo que no tengo tiempo para novio. Sé que suena chistoso, pero es verdad.

Género y cantante favorito...
-Este es un tema muy diverso para mí, soy súper niñita y me gusta Justin Bieber, la música en inglés, pero también me gusta mucho el folclor colombiano en general. Soy de las que se le eriza la piel cuando los escucha. Cuando estaba en el colegio me moría por bailar mapalé, cumbia; el vestuario y la escenografía me parecía una locura.

¿Cuál es tu sueño?
-Uno de mis sueños más grandes es consolidarme como una gran actriz. Estar en proyectos gigantescos, internacionales...¿por qué no? En proyectos en los que me reten como actriz. Quiero hacer personajes que se queden en el corazón de la gente y que se acuerden de ellos, incluso más que de mí.

¿Hay alguna película en la que te hubiese gustado actuar?
-Son muchas, pero sí hay una: el Cisne negro. Creo que también es porque admiro mucho a la Natalie Portman, la protagonista. Me enseñó a ser disciplinada... ella es tan apasionada que sobrepasa muchos límites.

¿A qué le tienes miedo?
-¡A los pájaros! Las palomas huyen de las personas y yo les tengo miedo. Prefiero cruzar la calle cuando veo una paloma. No sé qué pasa, no sé por qué les tengo tanto miedo.

¿Qué es la felicidad?
-La unión de  mi familia. Puedo decir que hay verdadero hogar. Ver la comunicación que tienen mis padres y lo cuidadosa que es mi abuelita conmigo son mis alegrías más grandes.

Un amor platónico...
-Tengo varios. Por churro me gusta mucho Liam Hemsworth (novio de Miley Cyrus), aunque tengo amores platónicos que no me gustan por su físico sino que es admiración profesional. Uno de ellos es Al Pacino (el actor estadounidense Alfredo James Pacino).

¿Caleña o de cartagenera?
-Me siento supremamente cartagenera aunque me hagan el feo, aunque no me quieran aceptar. Me siento cartagenera, igual que si mi mamá seis meses antes de parirme hubiera estado aquí. Por circunstancias de la vida mi mamá no estuvo aquí en el momento en que yo iba a nacer, pero eso no me quita lo heroica.