En Cartagena durante el periodo de la colonización española, traer el agua hacia la ciudad urbana fue toda una odisea y al final una labor imposible por muchas situaciones alrededor de quienes tenían la responsabilidad de hacerlo.
Luego de que finaliza la colonia, hacia 1892, la población estaba urgida de un servicio eficiente de agua potable. Por tal razón, la Gobernación de Bolívar a cargo de Henrique Luis Román contrata a una compañía inglesa representada por Arturo J. Rusell para la construcción de un acueducto que trajera agua potable a la ciudad y que sirviera a más de 30.000 habitantes. La tubería la proponía en hierro fundido con un diámetro suficiente para proveer a toda la población con una cantidad de quince galones diarios por cabeza y todo el sistema debía estar enterrado a una profundidad de uno y medio a dos pies.
Una verdadera maquinaria hidráulica se instalaría debajo de la ciudad. La gobernación ponía a disposición del empresario, previo permiso del gobierno nacional, la parte necesaria del Fuerte de San Felipe, conocido entonces con el nombre de El Cerro, para el establecimiento de un tanque con suficiente capacidad para mantener las reservas de agua que garantizaran la regulación del servicio. Pero Rusell debería saber también que ese circuito de agua potable tenía que ser articulado con un sistema de evacuación rápida de aguas negras y no estaba en su contrato.
Mala cosa, mientras la ciudad crece y las condiciones sanitarias se deterioraban, este sistema no solucionó el abastecimiento de agua potable y además se convirtió en un atentado a la higiene de la ciudad, que tal y sin sistema sanitario.
Es así que muy molesto el gobernador Román firma otro contrato con el jamaiquino James T. Ford con 43 años de edad para que construyera un acueducto funcional utilizando las misma fuentes de los arroyos Matute, Turbaco, Colón y Torrecilla. Ya iniciando la construcción en menos de dos meses Ford transfiere los derechos de la explotación del Acueducto a la compañía “Cartagena (Colombia) Water Works Co.”
Esta se establece en la ciudad desde 1907 y construyen en el camino a Turbaco, a una altura de 40 o 50 mts sobre el nivel del mar, un gran tanque con capacidad para 450.000 galones de agua. Se esperaba que desde allí bajara el agua por gravedad con una fuerte tubería muy bien distribuida. La oficina principal del acueducto y administración inicialmente se acondicionó en un costado de la Plaza de la Independencia y detrás de las bodegas del Ferrocarril en terrenos hoy de la Matuna, mientras se construía una casa más grande y con mejor distribución.
La dirección de la oficina estuvo a cargo del ingeniero ingles William Eduard Hughes Dickin, quien adquiere en 1916 los derechos de propiedad del acueducto. Para 1920 se buscaba conectar Matute con algún punto del rio Magdalena por medio de bombas y filtros para tener cantidad suficiente para la población, calles y fuentes públicas, la idea era aumentar la cantidad que Matute no podía. Ya en 1955 se hallaba construido el acueducto tomando agua cruda de Gambote, con capacidad y agua suficiente. En 1983 el servicio lo prestaba las Empresas Publicas Municipales de Cartagena creciendo el número de suscriptores. Luego se crea Aguas de Cartagena S.A E.S.P, pero es otra historia.
Esto ha sido un resumen, pero la historia desde la colonia habla con documentos de archivo, que mientras se intentaba traer el agua desde matute, el fluido era interceptado por las autoridades y algunos clérigos con terrenos o fincas vecinas para aprovecharse en el momento. Sobre el alcantarillado, la construcción va desde 1962 a 1969 del cual Fototeca y Lente de la Nostalgia realizaron varias entregas.