Revista dominical


Miguel De Casenave, retratos de la Sierra

CINDY BARRIOS MIRANDA

08 de febrero de 2015 12:01 AM

Retratar el ‘Corazón del Mundo’ es un viaje directo a la Sierra Nevada de Santa Marta.

Una composición gráfica de cielo, mar, ríos, selva y nevados, en la profundidad de la tierra ancestral de los pueblos originarios.

Conjuro de míticas escenas que sólo un retratista experimentado puede fotografiar con precisión y que Miguel De Casenave, ha logrado ‘capturar’ con pureza y virtud.

Nacido en San Juan de Puerto Rico, el fotógrafo trotamundos es descendiente de una dinastía de fotógrafos de renombre, que por cinco generaciones y más de 120 años han congelado la vida en instantáneas.

“Mi abuelo, Luis De Casenave, fue el fotógrafo más famoso de Puerto Rico. Él me escogió de pequeño para continuar su labor. Nunca escogí la fotografía, la fotografía me escogió a mí. Es mi vida”.

En sus 14 años de viajes ha estado en Asia, Centroamérica, Sudamérica y el Caribe, en países como India, Vietnam, Birmania y México, en una cacería visual que busca la esencia de su gente.

“Mis viajes son un reto para mí, no sólo emocional o físicamente, también en lo artístico. De fotografiar algo que no he captado”.

Colombia
Su llegada a Colombia fue casual, una oferta de viajes razonable desde Nueva York (ciudad donde reside desde los 25 años) a Cartagena, fue el inicio de su peripecia por el Caribe colombiano.

“Quiero conocer todo el mundo. No tengo objeciones, a los únicos países que no voy son a los que comprometen mi integridad”.

Una vez que decidió venir, estuvo días leyendo guías de turismo, artículos de periódicos y viendo documentales. Es una rutina usual antes de viajar a un país, porque ahí se llena la cabeza de imágenes y construye ideas, aunque vagas, de lo que le espera.

“Una vez que decido ir a un sitio, comienzo a estudiarlo. Normalmente, veo qué se ha fotografiado y mi mente me dice: eso no lo puedo tomar. Leí sobre Cartagena y Santa Marta, luego vi una foto de los Wayuu en la Alta Guajira y me impresionó porque no sabía que en Colombia había un desierto, entonces dije tengo que ir allá”.

Llegó a Cartagena por cinco días, sin saber que un año más tarde expondría su trabajo en el Museo Histórico, y luego dejó que el destino lo guiara.

“Me fui hasta Riohacha y dormí ahí, luego conocí al dueño del hospedaje de Punta Gallina y viajé junto a él desde Maicao. Fue un viaje de más de 8 horas para llegar hasta el desierto a punta de vallenato viejo. Por cinco días estuve sólo en el hospedaje, no había más nadie, y cada día iba a la ranchería. Estaba dichoso”.

El ‘corazón’ del Mundo
“Miguel, la Sierra te llama. Ella acepta unos y bota a otros, y a ti te está aceptando porque las fotos se me dan muy fácil’, me dice mi guía Calixto”.

La tierra sagrada parece haber aceptado a De Casenave. En su primer viaje había visitado las rancherías en la Alta Guajira y en el segundo logró adentrarse en la Sierra, una hazaña que no termina de creer por las advertencias de que allí no son tan receptivos a los extraños.

“La primera vez que fui a las entrañas de la Sierra, tomé la primera foto a las tres horas. Es la imagen del joven en el río.

Él pasó a mi lado y quise fotografiarlo porque tenía un radio transistor con música que se escuchaba por toda la selva, pero no pude. Cuando llegamos al río, él estaba jugando con un tronco en el agua como niño. Le pregunté que si podía tomarle una foto y me dijo que sí”.

Miguel aún no se explica por qué logró estar más de dos semanas en comunión con ellos. Los Koguis lo acogieron con tal agrado que no se limitaron a expresiones solemnes, sino que abrieron su ‘corazón’ de manera singular.

“Para llegar a uno de los poblados hay que caminar a pie una hora cuesta arriba, muy cerca de los nevados. Cuando nos instalamos en la choza, vino el comisario y le dijo a mí guía: ‘Calixto, el mamo dice que hay que buscar leña. Él viene también’. Estábamos cansados y no sabíamos nada, pero lo que el mamo dice, eso se hace. Mientras cortábamos un tronco enorme, hablé con ellos y me permitieron tomar fotos, luego tuve que cargar la mochila con leña porque el mamo lo pidió. Calixto me explicó que me estaban probando y que me habían aceptado”.

“La Sierra en cierta manera te empieza a abrazar y poco a poco la vas entendiendo y te llena todos los sentidos, todos para bien y para mal”.

Tres viajes al interior de la Sierra no han sido suficientes para plasmar, así sea un ápice, de los enigmas de una cultura milenaria, pero sí se ha acercado a la intimidad de los Koguis, en un lenguaje de luz y sombra que refleja la majestuosidad de un pueblo.

Epílogo
La exposición ‘Los Koguis, un viaje al Corazón del Mundo’, es una recopilación del trabajo de Miguel De Casenave en la Sierra Nevada de Santa Marta. Aún así él no se especializa en retratos de los pueblos originarios, por el contrario, le gusta ser un huésped temporal de diferentes lugares y culturas para no ser encasillado. Por eso su próximo destino será Groenlandia o Islandia.  

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