¿Qué hay en una foto?

La fotografía es un poderoso aliado de la historia. Por su intermedio es posible develar  misterios,  resolver incógnitas. Es vehículo para plantear interrogantes  y dejar testimonios. En esa órbita de ideas algunos amigos me distinguen con sus consultas y procuran preservar la memoria de ciertos pasajes de su propia vida y de la de sus familiares. Tal es el caso de las dos fotografías enviadas por dos amigos, con intereses distintos, coincidentes en un solo fin: aplicar el poder de la imagen congelada en el tiempo para eternizar un momento con cierto significado.
La primera, donada a la Fototeca Histórica de Cartagena de Indias por Germán González Porto. Se trata de la visita a Cartagena del entonces presidente de Colombia, Eduardo Santos, acompañado de su esposa Lorencita Villegas, durante un paseo a la isla de Bocachica. Hacen parte de la comitiva  varios miembros de la familia Porto, entre los que sobresale Darío Porto, el del sombrerito aguadeño, bisabuelo de Hernando Sierra Porto, y Máximo Porto, padre de Shabel Porto, apreciado sacerdote de la ciudad. La foto fechada cerca de 1940 tiene como telón de fondo el fuerte de San Fernando, que se aprecia ruinoso, y en ella lucen, muy serios, un puñado de incógnitos nativos harapientos y descalzos , de los cuales debe haber sobrevivientes que hoy rondarán los ochenta almanaques.
La segunda, donada por el ingeniero Jairo Berástegui, registra los integrantes del glorioso equipo de basquetbol de la Universidad de Cartagena de los años de 1980. En ella hay varios que fueron Selección Colombia de mayores. Le insistí a Jairo, que aparece en la fotografía de quinto de izquierda a derecha en la fila de atrás, en que me identificara a sus compañeros pero sus múltiples ocupaciones no se lo permitieron. Me la debe. Logro  identificar a El Papi Galofre, entrenador, en el extremo izquierdo y al ingeniero Samuel Palacio en el extremo derecho. De tercero atrás al Mono Paz y arrodillados al centro, en la fila de adelante, a Luis Mercado y Gonzalo Betancourt. El ejercicio de publicar este testimonio histórico de una época destacada del deporte local nos debe conducir a que los basquetbolistas compañeros de Jairo completen la tarea y contribuyan a datar con precisión el año de la fotografía, identificar a sus compañeros, y, de ser posible, ilustrarnos con pasajes biográficos y anécdotas de los campeonatos que jugaron. Así se construye la historia con retazos, jirones del tiempo que se hilvanan para quebrar la dinámica del anonimato y la desmemoria.
Ambas fotografías son cartas abiertas a los habitantes de la ciudad para que aporten el conocimiento que tengan sobre dos hechos separados por cuarenta años de vida de los que muy poco saben las nuevas generaciones.
La Fototeca estructura el proyecto “Yo Fototeca” mediante el cual pretende enriquecer sus archivos recibiendo en préstamo o donación las imágenes pertenecientes a los álbumes familiares para copiarlas, fecharlas, clasificarlas e identificar a las personas que aparezcan en ellas.
¿Qué hay en una foto?  El poder de contarnos la vida.      


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