Revista dominical


Repo Men

RICARDO CHICA GELIS

27 de mayo de 2012 12:01 AM

“Si no logras pagar el auto, el banco te lo quita. Si dejas vencer la hipoteca de la casa, el banco va por ella. Si no pagas tu hígado a tiempo, ahí entro yo”, este es, uno de los diálogos iniciales que pronuncia Remy (Jude Law) en la película Repo Men (2010). Creo que es una excelente película para comprender lo que significa vivir en la era del no – empleo. En lo que llaman el post capitalismo. En mi humilde entender todo comenzó con el proceso de desregularización de la economía en la administración de Richard Nixon a principios de los años setenta.
Al respecto, pueden conseguir dos documentales que tratan sobre cómo llegamos a donde estamos, es decir, a la entrega de lo que produce la tierra con todo y gente adentro: lo que llaman Tratado de Libre Comercio. Los documentales son “Capitalismo: una historia de amor” de Michael Moore e “Inside Job” de Charles Ferguson, ganador de Oscar en el 2010. No son producciones hechas en Venezuela chavista, ni en Cuba. Son gringos, que entienden el capitalismo de otra forma.
Remy, tiene un compañero de oficio, Jake (Forrest Whitaker) amigo de la infancia. Ambos son “recuperadores”, que es el nombre en español de la película, encargados de rescatar las propiedades de la empresa: The Union. Las propiedades son órganos artificiales de una tecnología muy sofisticada: corazones, riñones, esófagos, órganos reproductores, páncreas, hasta mentes y todo lo que haga falta para continuar con la vida. Un buen día Remy tuvo un accidente cuando estaba recuperando el corazón de un talentoso músico negro. Algo falló, hubo un corto circuito y Remy perdió el conocimiento. Su corazón falló y hubo que suministrarle uno de esos artificiales, con diez millones de latidos garantizados. El problema fue el efecto secundario, Remy no pudo seguir haciendo las operaciones que hacía, de la manera habitual: en calles, ascensores, jardines, centros comerciales, en las circunstancias que fueran. El nuevo corazón de Remy le regresó la compasión, la piedad, la alteridad, la capacidad de ponerse en lugar del otro. No fue capaz de cazar más deudores para recuperar los órganos. “Trabajo es trabajo” es el diálogo que acostumbran a decir los recuperadores cuando son cuestionados, o cuando ven venir un ataque de buena conciencia. Sin ningún moroso capturado, las cuotas del nuevo corazón de Remy se fueron venciendo poco a poco, hasta que le tocó correr por su vida. El propio cazador cazado, por su mejor amigo.

No obstante, lo valioso es el contexto de neoliberalismo extremo de la película y sus efectos en la vida cotidiana de todo el mundo: “Todos firman. Tarde o temprano, firman”, dice fríamente Remy en la sala de ventas de la empresa. Es que, la verdad no tenemos de otra: pura prosperidad al debe y eso tiene un límite. En ese contexto hay barrios enteros y repletos de gente morosa que usa inhibidores chinos, que sirven para bloquear los rastreos de la empresa. Hay piratería y contrabando de órganos artificiales, imitaciones y plagios, operaciones clandestinas y toda una actividad colectiva que resiste y le saca el cuerpo al sistema por los bordes, por los márgenes y que supervive en el espacio social, político y económico que nos dejan.  Los recuperadores son cirujanos que trabajan a destajo, que no salieron de una facultad de medicina, sino que se formaron en las entrañas de una EPS, tal y como  está sucediendo, por una simple razón: absolutamente todo se compra y se vende, una verdad de Perogrullo, que se agudizó cuando apareció la apertura económica a principios de los noventa y desde el 15 de mayo se profundizó con consecuencias malditamente insospechadas para los que viven de Bazurto para allá. Hagan el ejercicio de conectar la violencia en escalada incesante que apareció en México cuando firmó el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos.
Puede ser peor: las consecuencias de un TLC con China y Corea del Sur, sería la pesadilla perfecta; es más: el especialista, el tecnócrata que esté leyendo este escrito que me diga, en tales circunstancias, ¿En qué consistiría el futuro de nuestro pueblo? Estoy hablando del pueblo, no de banqueros que tienen un avión parqueado en Crespo. Estoy hablando de un evento en donde desaparezca casi por completo la industria y se esfumen ¿nuestros? recursos naturales. El año pasado un anuncio publicitario de Mazda apareció en El Tiempo protestando contra el TLC con Corea del Sur. Figúrese usted. Si ellos tienen miedo ¿qué nos espera a nosotros? Repo Men tiene un final descorazonador, sin esperanza, sin escapatoria, sin alternativa. Busquen la película en la web mientras dejen.

ricardo_chica@hotmail.com

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