Shangó suena sus tambores en España

Ahora Shangó Dely hace sonar sus tambores. Unos tambores que han cruzado el mar de Cartagena de Indias hasta Cádiz y Sevilla, y han despertado del letargo este verano en España. Lo vi desde muy niño tocando un tambor pechiche más grande que él, cuando a sus seis años se ganó un premio de mejor tamborero de Palenque. Y más tarde, un premio en Cuba.
Shangó Dely hace sonar ochenta tambores en Cádiz y Sevilla, en la Ruta Quetzal. Este músico de Cartagena de Indias, de treinta años, fue un niño prodigio de la música.  Vive desde hace años en Madrid y enseña música. Impulsó un taller de percusión en la Ruta Quetzal con los jóvenes ruteros, y deslumbró con su virtuosismo en los actos ceremoniales de los doscientos años de la Constitución de Cádiz. El acto de Cádiz contó con la presencia del legendario músico brasileño Carlinhos Brown, quien hizo de la palabra Pepa, nombre popular de la Constitución de Cádiz, una contagiosa canción a golpes de tambor.
“Le debo esta vocación de la música a mis padres que son músicos en Cartagena de Indias”, me dice riéndose y me señala con el dedo: “Tú conoces esa historia, para qué te la voy a contar?”
Su papá Istvan Dely, además de percusionista, fotógrafo, profesor de inglés, tradujo “El otoño del patriarca”, de García Márquez, al húngaro. Un sacerdote babalao en Cuba le dijo que debía llamarse Millero Congo, que quiere decir: El que siembra la semilla del Congo. Esa misión para toda la vida era la de ser un semillero sonoro.
Ha grabado y trabajado con los ganadores de Premio Grammy Carlos Santana, Emilio Estefan, Carlos Vives, DMX, KC Porter, John Barnes, JB Eckl, Andy Vargas y Brian Culbertson. Carlos Santana ha dijo de Shangó: “Estoy profundamente convencido de que él no solo es el percusionista innato más arrollador que he conocido, sino que se está estableciendo como uno de los más destacados percusionistas en el mundo.”
Me hacen llorar los tambores. En la piel de los tambores, no solo hay música guardada en el tiempo, sino deseos que quedaron truncados en el peregrinaje forzado de africanos esclavizados en América. Es pertinente evocar ahora a Benkos Biohó y Miguel de la Quadra-Salcedo lo hace con emoción. Hay un fuego que fulgue bajo el monumento a la Constitución de 1812 en Cádiz.