Facetas


Confesiones de la hija de un brujo

IVIS MARTÍNEZ PIMIENTA

20 de agosto de 2017 12:00 AM

Esta es una historia real... le sucede a la amiga de una amiga.

Su padre es brujo, por eso, Ella* creció entre velas y rezos, aromatizantes y crucifijos.

Tiene la voz dulce, desenfadada. “Eso ya es para mí algo normal, un tema que si no me lo preguntan, no veo la importancia de contar”, comienza.

Tiene 27 años, el pelo muy corto, negro y la piel muy blanca. Sus facciones son bellas.

“Cuando me preguntan a qué se dedican mis papás les digo que son comerciantes, cuando ya me preguntan de manera más detallada y minuciosamente es que puedo decir que mi papá es brujo”.

Cuando le pregunto si cree que lo que hace su padre es real, dice: “Siéndote sincera, pasan dos cosas. Muchas veces está la vieja que le paga porque quiere escuchar ciertas cosas, pero les gusta que otro se las diga. Cuando pasa así no digamos que mi padre se aprovecha, pero sí digamos que les dice lo que quieren escuchar.

“Pero hay casos en los que, bueno. Por ejemplo, tenemos un amigo chamán que vive en Caucasia. Él trabaja con culebras, hace remedios a base del veneno de las culebras y eso. Él sí se mete su ‘yeré’ (yagé) y va a sus viajes ancestrales. Tiene epifanías y en esos viajes se le revela cualquier cantidad de barbaridades.

“Así que mi papá cuando ya tenía casos especiales, cuadraba y hacía negocios con él.

“Los chamanes, son gente especializada porque el que se hace chamán no es porque quiere y ya. Se le pasa la sabiduría de otro que delega.

Sus padres se conocieron en circunstancias especiales. Cada uno tenía un camino y cuando su padre le dijo a su madre a qué se dedicaba, se unieron por un fin común: expandir el negocio cuyo eje sería el esoterismo. Él ya había estado con indios del Amazonas por lo cual aprendió su dialecto y ciertas técnicas para utilizarlas en sus procesos.

Lo que es innegable es que del negocio les ha quedado una buena fortuna.

“Sí. Nos va bien”, dice. “El ser humano siempre ha buscado algo en qué creer. Lo que nos mueve es creer en algo. Mis papás decidieron establecer el negocio por eso, así que empezaron ellos mismos a comercializar sus frascos y buscar el local. Hacían sus ritos ahí mismo.

“Es un arte porque si no fuera así hubiera muchos a los que les diera plata. Conozco a muchos que eso no les da dinero. Son estafadores. La diferencia con mi papá es que no se le quejan tanto”, ríe.

Pero a Ella* no le gusta preguntarle a sus padres sobre esos ritos, ni sobre las oraciones.
“Siempre he estudiado en colegios católicos y los principios que tengo van encaminados a que me forme en valores como persona íntegra y sé que ciertas cosas están mal hechas y yo sabía lo que mi papá hacía... así que prefería no saber más.

En el almacén también se maneja la venta de santos, así que las donaciones de estatuas a sus colegios católicos eran constantes.

Aunque es una mujer de pocas amigas, las que tiene le restan importancia al negocio familiar. Una de sus compañeras más cercanas la primera vez que supo el oficio de su padre, sólo le preguntó “¿será que tu papá me lee las cartas?”

De su vida amorosa

“A un ex sí… Bueno el hecho de que mi familia venda productos esotéricos si afectó un poco la relación. Él es cristiano así que intentó llevarme a sus iglesias pero cuando vi que empezaban a tirarse en el piso y eso, pensé, ‘¿esto qué es?’ Y a mí no me gusta que me toquen la cara, así que no me dejé tocar del pastor. Luego de eso, ese pastor le dijo a mi ex que yo tenía un demonio adentro, que yo era algo malo, así que le preguntó quién era y qué hacía y cuando supo todo dijo: ‘¡claro!’ Así que le dijo a mi ex que podía seguir siendo mi novio, pero que no podía “ayudar a comercializar el mal”.

“Fue absurdo, mi ex de cosa llegaba a mi casa. A veces llegábamos cargados de mercancía y él no me ayudaba a descargar. Prefería irse”.

                                      (...)

Ceños fruncidos vienen y van, pero en general, el hecho de que los padres de Ella* se dediquen al esoterismo, nada influye en su vida social… al menos no de manera relevante.

Es selectiva con las personas que la rodean, tiene un novio con el que lleva años y su vida transcurre de manera normal, teniendo una existencia acomodada gracias a la educación que sus padres pudieron pagarle a punta de ritos y a partir de ella misma, que tiene talante de empresaria.

El ser buena persona otorga una especie de protección divina y eso es algo que no se corrompe aún si los demonios acechan por las noches.

*Nombre cambiado

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