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Conozca a la primera sacerdotisa de la región Caribe

Es la segunda mujer en Colombia y la primera en la región Caribe que ejerce el sacerdocio en una iglesia anglicana. Hablamos con la reverenda, quien también es madre y esposa.

VALERIA VIAÑA PADILLA

21 de agosto de 2022 12:00 AM

Si usted es religioso, ¿cuántas veces ha ido a una misa o ceremonia oficiada por una mujer? Pocas, ¿verdad? Afortunadamente, para la comunidad del 7 de Agosto que asiste a la iglesia anglicana del barrio sí ha comenzado a convertirse en una escena conocida.

Hace escasas semanas, Luz María Lambis Garcés nos abrió las puertas de la casa cural de la iglesia Episcopal La Santa Cruz donde vive. Contó que en Colombia ella es la segunda mujer que ejerce como sacerdotisa y la única en la región Caribe desde 1988. La reverenda sabe perfectamente que su posición le ha generado retos en un país donde, según expresó, “el patriarcado está por encima de todo pero aún así hemos sido aceptadas”. Confiesa que en su juventud jamás imaginó que ser sacerdotisa sería un llamado de Dios, pero aun con temores, se arriesgó a dar misas, hacer bautizos, bendecir matrimonios, primeras comuniones y hasta comulgar. Vea aquí el video: Ella es Luz María Lambis, la primera sacerdotisa del Caribe colombiano

La reverenda Luz María nació en el barrio Canapote y vivió mucho tiempo en San Francisco. Su mamá, incluso, fue una de las personas que perdieron sus casas por culpa de fallas geológicas entre el 2009 y el 2010 en dicha zona.

Luz Garcés, durante una ceremonia oficiada en el 7 de Agosto.//Foto: Aroldo Mestre - El Universal.
Luz Garcés, durante una ceremonia oficiada en el 7 de Agosto.//Foto: Aroldo Mestre - El Universal.

Es felizmente casada hace casi 22 años, tiene dos hijos, uno de 20 años que es suboficial de la armada y otro de 12 que cursa séptimo grado.

Llegar hasta donde está fue todo un proceso. Tras terminar el bachillerato, estudió Secretariado Ejecutivo Sistematizado, después trabajó en una empresa en Mamonal que importaba y exportaba fotocopiadoras remanufacturadas, más tarde estudió Comercio Exterior y Turístico y, a manera secular, es Administradora de Empresas.

Durante toda su niñez estuvo involucrada en la iglesia. En 1988 entró al Centro de Estudios Teológicos donde inició el proceso como cualquier hombre interesado en querer ser sacerdote.

Para Luz, ser reverenda significa entregar su vida a Dios. Ahora, incluso, puede decir con orgullo que es licenciada en Teología y está terminando una maestría en Teología.

“Al principio me hice muchos cuestionamientos y yo le decía a Dios: ¿será que tú me llamas o soy yo la que cree que me estás llamando? Porque no es fácil en una sociedad donde siempre es el hombre y el papel de la mujer siempre ha sido luchado, esforzado... ha sido un reto bastante difícil”, precisó.

Luz María afirma, con franqueza, que se enamoró de la iglesia anglicana por ser inclusiva, abierta y que le da la oportunidad tanto al hombre como a la mujer de crecer en el ministerio.

Luz María asegura que dudó mucho para convencerse del “llamado de Dios”.//Foto: Aroldo Mestre - El Universal.
Luz María asegura que dudó mucho para convencerse del “llamado de Dios”.//Foto: Aroldo Mestre - El Universal.

“Es una iglesia donde las liturgias son participativas, no es que el sacerdote está en el altar y la feligresía aparte, sino que hacemos que la feligresía haga parte de la celebración. Me enamoré de esta iglesia y de seguir este llamado porque sabía que yo podía dar mucho más a Dios, todo se fue dando con el tiempo, como dice una frase popular: uno propone y Dios dispone”, recalca.

Un reto

Luz María sabe que es un reto ser mujer y sacerdote. Destaca, por ejemplo, que son más organizadas, “me atrevo a decirlo, y no sé si peque con eso, pero es mi caso”, dijo entre risas, y añadió: “Son retos grandes que se han tenido, pero siento que en medio de tanta meditación, reflexión y oración, Dios me ha escogido y aquí estoy”.

Luz María Lambis Garcés es madre de dos hijos y está casada hace 22 años.//Foto: Aroldo Mestre - El Universal.
Luz María Lambis Garcés es madre de dos hijos y está casada hace 22 años.//Foto: Aroldo Mestre - El Universal.

Uno de los retos más difíciles, confiesa, es ser una de las dos mujeres ordenadas en el país.

“Si te vas a México, Ecuador, Estados Unidos, América Latina del Caribe, hay muchas mujeres que son sacerdotes, que son obispos, diaconisas e inician ese proceso también. No es que tú digas, ya Dios me llamó, quiero ser. No. Es un proceso de estudio, de preparación y que todo el tiempo uno está estudiando, meditando, en contacto con Dios porque no es fácil, entonces uno de los miles de retos precisamente es eso”, dijo.

Pero para ella el reto más grande, y al mismo tiempo el más bello, es cómo se distribuyen tres iglesias con ideologías diferentes en la misma comunidad: a mano derecha queda la evangélica San Juan Eudes, a mano izquierda la católica San Francisco y al medio la anglicana la Santa Cruz.

“Es un completo reto saber que aquí siempre había hombres sacerdotes, no una mujer, me motiva cada día amar lo que hago gracias a la aceptación de la comunidad, de todo el trabajo arduo que hemos venido haciendo. En la iglesia trabajamos con los grupos de adultos mayores, son 50 de estos adultos que nos reunimos todos los lunes y no tenemos ayuda, hasta el momento, de ninguna entidad. He tocado puertas y me las han negado. A la Secretaría de Participación en dos oportunidades hemos pasado para que nos aprueben la legalidad del grupo y nos han dicho que no, sin embargo, hemos continuado”, dijo Luz María.

Luz María Lambis Garcés.//Foto: Julio Castaño - El Universal.
Luz María Lambis Garcés.//Foto: Julio Castaño - El Universal.

En la iglesia anglicana La Santa Cruz trabajan con madres cabezas de hogar, por el momento están preparando a 15 niños que harán la Primera Comunión el 4 de septiembre, y se reúnen con el grupo de adultos mayores.

Por el momento, el PES les brinda apoyo a 60 niños con cine foros. “Traemos a los niños de las comunidades, les ponemos una película cristiana que tenga que ver con la enseñanza de algún valor que se ha perdido en los hogares y como iglesia brindamos ese apoyo a la comunidad... son muchos retos”, agregó la sacerdote.

Para Luz María, la buena presentación personal ante Dios es muy importante. Se maquilla, arregla sus uñas, su cabello y se pone, siempre, lo más bella posible cuando está en el altar.

“Dios quiere que nos veamos hermosas. No podemos perder nuestra naturaleza de mujeres. Le sdigo a todas esas bellas mujeres -porque el 90% de nuestra feligresía en la parroquia lo son-: se me vienen muy hermosas porque el domingo es la fiesta del Señor, entonces nuestra iglesia nos invita a cada una a venir arregladas y bonitas, porque eso es lo que Dios quiere. Así como nos ponemos hermosas para una fiesta del mundo (por decirlo así), cómo no nos vamos a poner hermosas para venir a la fiesta del Señor que celebramos todos los domingos”, afirmó.

Dice Luz que el servicio de una sacerdotisa es igual al de un hombre. En su caso, los lunes se reúnen con los adultos mayores, los miércoles con los niños, los jueves es la hora santa: de meditación, alabanza. Una vez al mes hacen misa de sanación, los domingos celebran la eucaristía a las 8:30 de la mañana. Durante la semana hacen una celebración de algún difunto, de acción de gracias.

Luz reconoce que ha recibido críticas y una de las que más recuerda ocurrió en un comentario en el Facebook de la parroquia La Santa Cruz. “Cuando los etiqueté en una foto que subí, una mujer comentó que era una barbaridad que una mujer esté en el altar, entonces... cuando uno está en este campo y conoce a Dios, las críticas se toman de forma positiva. Quizá aquella persona no conoce la magnitud del amor de Dios. Soy optimista, trato de que nada me afecte, que de esa crítica no constructiva es mejor bloquear a la persona y no ahondar en esos temas, porque quizá no exista la madurez espiritual y las redes sociales se pueden prestar para muchas cosas”, dijo.

Finalmente, la sacerdotisa de La Santa Cruz invita a enamorarse más de Dios, a que las personas sepan que no es fácil llevar unas ovejas y que si alguno está caído ella se ofrece en ayudarlo con charlas espirituales. “No puedo decir ningún punto negativo, no nos las sabemos todas, pero Dios nos da discernimiento y palabras en nuestra boca”, concluyó. Lea además: La mujer tras las grandes producciones que se graban en Cartagena

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