Facetas


El Museo Núñez sabe a leche con Kola

GUSTAVO TATIS GUERRA

17 de noviembre de 2018 12:05 AM

Ahora la casa donde vivió el presidente Rafael Nuñez, en El Cabrero, sabe a Kola con leche. La idea ingeniosa para que los cartageneros conozcan más de cerca la casa convertida en museo, se le ocurrió a su director, el artista Manuel Zúñiga, para que los sabores de la historia pudieran despertar otros saberes entre nativos y visitantes.

El boli de leche con Kola no hubiera sido posible si los padres de Soledad Román, no llegan a Cartagena. Hubiera sido imposible ese boli tradicional de los cartageneros, si no hubieran inventado la Kola Román, casi en competencia con la célebre gaseosa mundial. El pretexto de Manuel es poder contar la historia de cómo se conocieron ese señor de barbas, hermético y misterioso que se llamó Rafael Núñez, con esa mujer delgada y encantadora que era Soledad Román. Una relación espectacular, de leche con Kola.
¿Cómo ha sido el proceso para convertir la Casa Museo Rafael Núñez en espacio cultural dirigido a todos los públicos, pensando en la ciudadanía?

-Admitimos que, a pesar de la importancia que para la historia posee la casa y sus huéspedes ilustres, así como el aprecio que despierta entre intelectuales, familiares y para el mismo Estado, este reconocimiento se quedaba en un reducido círculo de personas. Sin proponérselo, la casa museo se percibía cerrada en sí misma y los contenidos históricos no trascendían lo suficiente en la ciudadanía local principalmente, como se deseaba y suponía. Su belleza arquitectónica, referente en el paisaje urbano cartagenero, no dejaba ver lo que ocurría puertas adentro, entonces hicimos justamente la operación opuesta: abrirnos, dejar ver lo que ocurre, lo que guardamos y para ello recurrimos a la cultura como el modo de cautivar el interés de la ciudad en nosotros. La cultura y su capacidad de generar identificaciones se convirtió en el modo de contar la historia, una operación que desde el punto de vista de los estudios culturales se denomina sociología de la cultura, cuando se tienen en cuenta los signos y símbolos con los cuales las personas se relacionan y a través de ellos enlazan discursos históricos. Hoy, los contenidos históricos se contextualizan, se problematizan, se revisan empleando una comunicación audiovisual coherente, una que permita superar la brecha arriba mencionada, de un círculo cerrado, a uno más abierto, diverso, creativo e incluyente.

¿Qué ideas o prejuicios tuvo usted de Rafael Núñez y Soledad Román cuando era niño?

-Pienso que mi aproximación a la vida de Rafael Núñez y Soledad Román fue similar a la de muchos niños, cuya experiencia se centró principalmente en la visita académica a la Casa. Recuerdo haber visto con extrañeza sus camas en habitaciones separadas y el singular mueble de madera que era la taza del baño. Pensé que eran personas tristes y que la abundante barba de Rafael Núñez lo hacía ver como un abuelo. De joven, practiqué yoga en la Casa, por lo que la frecuentaba a menudo, disfrutando el apacible y hermoso patio. Ya adulto, y como consecuencia de mi vida artística, cultural y como docente investigador, creció la capacidad de hacerle preguntas críticas a la hermosa e imponente casa de El Cabrero, sobre su pertinencia y uso sociocultural, asuntos que ahora rescato para ponerla en valor.

¿Quiénes han participado en este nuevo diseño de imagen del museo y de los personajes históricos y de la propuesta del Boli de Kola con leche?

-La idea de vender bolis de Kola con leche en la Casa Museo Rafael Núñez, así como la realización de actividades de apropiación social del conocimiento como ¿Y este man qué?, O ¿Bueno, y ella?, son la expresión práctica del giro sociológico que busca convocar a los cartageneros a la Casa, al conectar cultura e historia.
En el caso de los bolis, se encuentra abierta la exposición de infografías titulada “Aquí se venden bolis”, la cual busca contar la historia que hay detrás del boli de Kola con leche, uno de los más apreciados en la ciudad, teniendo en cuenta que uno de sus ingredientes es la Kola Román, bebida gaseosa ingeniada por la familia Román Polanco a principios del siglo XX, siendo Soledad Román parte de esta familia de farmaceutas.

Vender bolis significa una acción cultural para que no quede duda de que nos interesa presentarnos como la casa que es, siendo esta su vocación inicial que luego adquirió el estatus de casa presidencial.

Y sobre las conversaciones en torno a Rafael Núñez y Soledad Román, recurrimos a formas del lenguaje cotidiano con los cuales preguntar sobre su significancia en el imaginario colectivo. Son encuentros donde existe libertad de expresión, donde se comparten recuerdos, anécdotas y datos históricos duros en los que se amplia y se resignifican sentidos, y generamos más que una suerte de veneración al pasado, una forma de empoderamiento de los ciudadanos.

El estilo pop de las imágenes de nuestras piezas informativas es también un elemento sociológico, deseamos seguir incursionando en modos alternativos de comunicación.

Muchas de esas ideas surgen de mí, que luego terminan siendo apropiadas por el equipo de trabajo multidisciplinar de siete personas, todos muy jóvenes (25 años en promedio), integrado mayormente por mujeres; como Dianis Hernández, Historiadora y Gestora Educativa de la Casa; Milliceth Martínez, Pickotera, administradora de empresas y nuestra asistente administrativa; Beatriz Obando, comunicadora social y periodista, responsable de la velar por los objetos de nuestra colección; y las jóvenes practicantes Lina Garrido y Andrea Gil, responsables de la comunicación y del diseño de las piezas gráficas de la Casa; luego estamos Wilson Escobar, también practicante de Comunicación social y periodismo, y yo, como director.

¿Qué agenda tiene hoy el museo a lo largo de la semana en Cartagena?
¿A qué horas y días pueden visitarlo los cartageneros (as)?

-En este momento y de manera constante, quienes nos visiten podrán disfrutar de la intervención de perendengues novembrinos, en el techo del pasillo de entrada, enseguida la exposición de reproducciones fotográficas de Cartagena de Indias a finales del siglo XIX y siglo XX, en los pasillos del primer piso, en la sala de exposiciones temporales la exposición “Aquí se venden bolis” y pueden aprovechar para comprar un boli de Kola con leche, para lo cual invitamos a tocar la campana (un toque, un boli).

En el segundo piso encontrarán la exposición museográfica de los objetos e imágenes de la vida de Rafael Núñez, el escritorio donde redactó la Constitución de 1889, las camas, el baño de madera que vi de niño, por ejemplo. Los viernes en la tarde van a encontrar el Club de Circo, espacio gratuito dirigido por la actriz circense Ágata Quintero, y los sábados en la tarde, a participar del Club de Dibujo “La Mesa Rayadora”, a cargo de Omar Pineda y Helene Pineda. Tenemos visitas guiadas permanentes, animaciones pedagógicas, realizamos conversatorios, recitales musicales, actividades de fomento de lectura, somos escenario para encuentros académicos y culturales para lo cual es clave que nos sigan en redes sociales.

Entrar al interior de la Casa no tiene costo. Pueden visitarnos de martes a viernes, atendemos de 9 de la mañana, a 5 de la tarde, los sábados, domingos y festivos, de 10 de la mañana a 4 de la tarde, y los lunes de cada semana cerramos.

¿Cómo se enlazan ustedes con las nuevas dinámicas del Museo Histórico de Cartagena y los museos de la región y el país?
-La Casa Museo Rafael Núñez es uno de los nueve museos patrimonio de la Nación por fuera de Bogotá, que está bajo la custodia del Museo Nacional de Colombia, del Ministerio de Cultura, y un equipo con los especialistas asesores el Programa Fortalecimiento de Museos. Aquí, somos parte de la Red de Museos de Cartagena y Bolívar, y ya en el plano de las relaciones sociales e interinstitucionales, somos amigos de la mayoría de los espacios académicos y culturales de la ciudad, con quienes hacemos actividades en conjunto, por lo tanto, los enlaces que se han dado, y los futuros, surgen de necesidades propias que pueden resolverse en alianzas.

Consideramos que el giro sociológico propuesto por la Casa Museo puede ser un referente de gestión, uno que apela a la cultura para hablar de historia, lo cual repercute en esfuerzos de formación de públicos, en ese sentido deseamos ser una fuente de inspiración para la definición de las dinámicas de los centros culturales y museos de la ciudad y el país, pero ya es responsabilidad de cada una establecer su carácter.

¿Qué aliados privados y públicos tiene el museo? ¿Cómo se sostiene?
- La casa museo es operada por la Fundación Niños Amigos del Patrimonio (FUNAP). Servimos de escenario de prácticas para estudiantes de turismo del SENA, contamos con un convenio activo con la Universidad Jorge Tadeo Lozano y la In House Cartagena de Indias, y se avanza con la Universidad de Cartagena y la Corporación Universitaria Rafael Núñez. Tenemos como aliados estratégicos a la Corporación Permanencias, la Fototeca Histórica de Cartagena, la Sociedad de Mejoras Públicas de Cartagena (SMPC), Gema Tours, la Carreta Literaria, la agencia promotora de artistas Gente Rara, la Escuela Taller Cartagena de Indias, Mareta Films, entre otros.

¿Cuál es el objetivo mayor que tiene usted como director del museo?
-Nuestra misión, en 2019, es convertirnos en un centro cultural, lo cual implica tanto ampliar nuestra oferta cultural y académica, la renovación museográfica, como la restauración total de la casa. Nos proponemos no esperar a que todo ocurra en la casa y sí ir al encuentro de los cartageneros, para lo cual fomentaremos la virtualidad y los desplazamientos en el territorio, acoger más actores culturales, y promover la creatividad colaborativa.
 

Hasta ahora, ¿cuántas visitas ha tenido el museo, y por qué los cartageneros deben conocer por dentro este escenario histórico de la ciudad?

-A partir de julio de 2018 el número de visitantes de la casa se ha incrementado casi al doble, de 1800 el primer semestre, a 3400 en promedio mensual en este segundo semestre. Lo más importante fue que el número de visitantes locales se incrementó más de la mitad, cuando la mayoría eran turistas cautivos que arriban a la ciudad en cruceros. Nuestra presencia en redes es significativa y permite conocer de las actividades estando presente o en la distancia, puesto que en simultáneo a la realización de las mismas, vamos alimentando lo que está ocurriendo en cada espacio. Pero sin duda, cada vez más el cartagenero viene y vive de cerca las actividades que ofrecemos.

Dentro del público general, se ha ampliado el número de cartageneros de diversos sectores de la ciudad, las instituciones educativas y docentes muestran nuevas expectativas con respecto a la experiencia que viven en la Casa, lo mismo que los actores de organizaciones y centros culturales.

Sentirse como en su casa es un motivo puntual para que los cartageneros conozcan por dentro este escenario histórico, recorrer nuestras salas con la comodidad y calidez que se despliega en cada espacio. Reconociendo los detalles históricos de los personajes que le dieron sentido, el entorno arquitectónico que evoca el estilo caribeño, y por supuesto, integrándose en los espacios y actividades culturales que le dan vida, la hacen un patrimonio importante y permite al cartagenero conectarse con la ciudad, sentirse en su cotidianidad.   


Epílogo
El boli de leche con Kola ha sido algo más que un sabor que me lleva a la infancia, y al encuentro con mis viejos queridos y al sello emocional de Cartagena. La casa de Rafael Núñez y Soledad Román, ha abierto sus puertas a la historia, a la memoria de sus vidas, pero también, al festejo de la historia de la ciudad, en la mirada de los cartageneros del siglo XXI.
 

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