Facetas


El músico que enamoró a su esposa montado en un palo de mamón

Humberto Marchena es un hombre enamorado de la vida y nos cuenta todo su recorrido para llegar a ser uno de los maestros músicos y poetas más reconocidos del caribe .

KISAY MACHACÓN ARIAS

06 de noviembre de 2022 12:00 AM

“En toda la carretera de Olaya, como quien viene del Centro para acá, pasando la bomba del Tigre y entrando por el callejón Yanes, a media cuadra, doblas a la izquierda, cuentas 6 casas... ¡Cuidado te vas a pasar!”, sí, esa fue la respuesta del maestro Humberto Marchena cuando le pregunté por la dirección de su hogar, y yo, que por pura ‘obra y gracia del Espíritu Santo’ logro ubicar la iglesia María Auxiliadora, no me quedó más remedio que encomendarme al Altísimo para que guiara mi camino y lograr mi encuentro con el ilustre músico. Lea aquí: La cartagenera que viajó en submarino por primera vez

Eran las 2:20 de la tarde cuando partí rumbo a la casa del maestro músico, me sentía inquieta, pues no frecuento el barrio que iba a visitar, así que le pregunté al fotógrafo que me acompañaba, Óscar Díaz, y él, que lleva varios años como reportero gráfico, me dijo de inmediato el lugar exacto al que nos dirigimos, como si en su cabeza tuviese un mapa de la ciudad entera.

Era una tarde lluviosa, en el camino fui viendo cada uno de los puntos de referencia que me mencionó Humberto, pues a sus 78 años de edad no se me hizo nada raro que me dijera de tal forma su dirección, pero cuando hablé por teléfono con él me imaginé a un persona de menor edad, pues la alegría de su voz me transmitió la juventud de su alma. Para mi sorpresa, al verlo, era un hombre mayor, con un par de bastones que le permitían movilizarse de un lugar a otro, no precisamente porque tuviera un cuerpo muy desgastado, sino por una artritis en la rodilla que desarrolló hace un año y le mantiene los pies un poco hinchados, tanto como su corazón lo hace al hablar de su esposa, Ernelda Rodelo, a quien “se robó” cuando ella tenía 16 años.

El único robo que he hecho en mi vida ha sido el de mi esposa, la musa de mi inspiración”,

Humberto Marchena.

Me pareció muy graciosa y conmovedora la historia de cómo se conocieron, pues es de esas que solo se veían en otras épocas, no como ahora, que casi todo lo que ocurre en nuestras vidas debe pasar primero por las manos de la tecnología y las redes sociales...

No, esa historia fue en medio de hojas, pues Humberto tenía en el patio de su casa un árbol de mamón y una tarde decidió montarse para alcanzar el fruto, justo cuando estaba en lo más alto del árbol, su mirada se volvió hacia el patio de la casa aledaña a la suya y vio a una hermosa jovencita, al verla, sus ojos se iluminaron como si hubiese visto a un ángel, de inmediato, tomó un racimo de mamón y se lo lanzó, y ella, con una mirada coqueta y sonrojada, le dio un beso a uno de ellos y se lo lanzó de vuelta, gesto que enloqueció a Humberto. Desde ese instante comenzaron sus amores, pues él supo que esa era la mujer de su vida, incluso, luego de muchos años, los apodaron ‘Los amor sin fin’, pues van juntos a todos lados.

Muchos no creen en el amor a primera vista, pero lo que yo sentí por Ernelda fue inexplicable, me quedé mudo frente a tal belleza”,

contó el ‘Novio de la guitarra’.

A todas estas, yo no iba precisamente a escuchar la historia de sus amores con Ernelda, pero para él era fundamental detenerse en esta historia, pues su vida cambió a partir de ella. Humberto llegó a Cartagena en el año 1980, tuvo cuatro hijos con Ernelda: Humberto, Norma, Orlando y Linda, en ese orden, pero el tercero murió a manos del ELN cuando solo tenía 18 años, según cuenta, el joven era soldado y había escuchado de una emboscada de un grupo armado, así que le pidió permiso a su mayor para hacer una llamada a sus padres, así fuese para escuchar sus voces por última vez, pero no le fue permitida... Al enterarse de la muerte de su hijo, le compuso una canción titulada ‘Otro soldado ha caído’, al cantarla se le ahoga la voz, pues es un dolor que no desaparece jamás. Le puede interesar: ¿Conoce al primer mariachi de Cartagena? Conformó una familia de músicos

Fue pasando la tarde y Marchena me iba mostrando varios de sus poemas y canciones al lado de su guitarra, la cual toca como si esa capacidad suya fuese tan involuntario como respirar. Me contó que ha compuesto más de 80 canciones a lo largo de su vida, además de los muchos poemas que asegura puede escribir en lo que canta un gallo, incluso, le escribió dos canciones a Cartagena, una de ellas y la más reconocida es ‘Cartagena encantadora’, la cual fue muy elogiada, pues menciona que nuestra ciudad es patrimonio de la humanidad.

“De Colombia es orgullo por su singular historia y lo dicen en el mundo, ‘¡qué ciudad ensoñadora!’”, dice la canción de Marchena.

Humberto también me contó que, a pesar de no haber contado con un gran apoyo en su vida artística, logró ser reconocido en Barranquilla, Cartagena y Magangué, de donde proviene. Su mayor pasión siempre ha sido la música, así que nunca se dedicó a algo diferente, tanto que se convirtió en un maestro de la guitarra y la pluma, pues su poemas también eran muy conocidos, incluso, en varias ocasiones mientras se “rebuscaba” en el Centro Histórico de Cartagena, personas de diferentes partes del mundo le reconocían su gran talento y algunos contaban cómo sus escritos fueron piezas claves para enamorar a sus doncellas. Lea también: Influencer “salió del clóset” teniendo novia y quiso ser pastor

Humberto Marchena recuerda su juventud como algo precioso, dice que disfrutó cada una de sus etapas y con gran nostalgia espera que en el futuro el Gobierno le “meta la ficha” al arte, pues asegura que aún es muy desvalorizado, pero mientras Dios le siga dando aliento, él continuará siendo el ‘Novio de la guitarra’.

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