Facetas


Juan Carlos Coronel, en el corazón del mundo

GUSTAVO TATIS GUERRA

05 de agosto de 2018 12:15 AM

Juan Carlos Coronel (Cartagena, 1965), es el primer colombiano en grabar en los estudios Capitol, en el mismo lugar donde grabó Frank Sinatra. Y el primer latinoamericano autorizado para cantar en español las canciones de Sinatra.
Ganó en 2011 el Premio Grammy Latino a Mejor álbum Cumbia /Vallenato.
Su álbum, Lenguaje universal, ha sido calificado por la revista Billboard, como el segundo mejor de la historia de la música en Colombia, junto a los Clásicos de la provincia, de Carlos Vives.
Todo empezó hace más de cuarenta años, cuando su madre, Mercedes Vargas, al despertar, en cada desayuno, ponía sus acetatos de música norteamericana, y el niño que él era en ese entonces, en su barrio natal de Getsemaní, quedaba suspendido por el influjo hipnotizador de aquellas voces.
“Entonces yo empecé a imitar aquellas voces que no eran otras que las de Sinatra, Tony Bennett, Billie Holiday, Ella Fitzgerald, los grandes cantantes de jazz de los años cuarenta y cincuenta”, cuenta Juan Carlos Coronel.

Los inicios
Empezó a cantar a sus seis años en la vieja casa natal de Getsemaní en Cartagena de Indias, en donde nació en 1965. Nunca ha dejado de cantar. El viento del mar traía al puerto los sonidos de la resistencia africana. Y a bordo de barcos clandestinos viajaba al puerto cartagenero el contrabando secreto de la música, como un manjar de sonidos en las antiguas noches en donde el tambor fue prohibido. Así el niño escuchó desde temprano la música que venía de África y las islas del Caribe continental. Nutrido de esa cadencia sedujo a su ciudad desde muy temprano con el timbre de su voz. Y ganó a sus siete años el Festival de la Canción de las Empresas Públicas de Cartagena, entre cuarenta participantes.
Fue el inicio de una travesía exitosa que no cesa, dentro y fuera del país.
Fue el niño elegido para cantar a bordo de las embarcaciones turísticas que surcaban las aguas de la Bahía de Cartagena.
El niño elegido de los griles y los hoteles cinco estrellas. Pero nada de eso lo perturbó ni le hizo perder su propio rumbo.
A los ocho años, el empresario Amín Díaz le dijo que le cantara a Lucho Bermúdez, y el maestro lo invitó una semana su casa en Bogotá. Cantó en la televisión, en el Show de Jimmy Salcedo.
A sus once años integró el grupo Casanova, consagrado a los ritmos del Caribe. Más tarde, se unió a Michi Sarmiento y su Combo Bravo.
A los catorce años grabó con el grupo Afrosound, su primer álbum con Discos Fuentes y fue llamado por Fruko y sus Tesos, para cantar junto a Wilson Saoco y The Latin Brothers.
Luego, trabajó con El Nene y sus Traviesos y grabó éxitos que están en la memoria de los colombianos: “Patacón Pisao”, de Ramón Chaverra, en 1985, y canciones como “El ventanal”, “Se me cae, se me cae”, entre otras.
Su voz virtuosa y versátil ha recorrido todos los géneros y ritmos, los diversos matices de la música del país y de América Latina: el bolero, la balada, la salsa, la cumbia, los ritmos del interior de Colombia: el bambuco, valses y pasillos, etc, rindiendo homenaje a íconos sonoros como Lucho Bermúdez, José Barros, José A. Morales, Jorge Villamil, Jaime R. Echavarría, Leo Marini, Bobby Capó, Vicentico Valdez, Celio González y la estrella de la balada, José José.
   Más de cuarenta años de estar cantando sin detenerse, le han merecido a Juan Carlos Coronel, todos los honores, dos premios Grammy y tres premios Platino recientes.
 

La puerta infinita

Lo que le ha pasado lo compara con “un batatazo” de un beisbolista que batea la bola al aire pero no se sabe adónde va a caer.
“Me han dado el tiquete de entrada a ese lenguaje universal, y no tiene fecha de vencimiento”, dice Juan Carlos, eufórico.

Una felicidad gigantesca, desbordante y plena son los dos premios Grammy que ha ganado.
Estuvo tras los pasos del más grande productor musical de los Estados Unidos, Jorge Calandrelli, que ha trabajado con las grandes estrellas como Tony Benett, Lady Gaga, Barbara Streisand, Celine Dion, Stevie Wonder, Elton John, Paul McCartney, entre otros.
Al principio, el productor, que desconocía la grandeza de Coronel, le dijo que no estaba dispuesto a producir un álbum como el que él le estaba proponiendo. Tenía sus reservas, pero cuando lo escuchó cantar a capela, All the way, de Sinatra, el productor quedó enmudecido.
¿Dónde aprendiste a cantar así?, le preguntó maravillado.
Coronel esperó el tiempo dispuesto por Calandrelli para grabar el álbum, lo llevó a conocer los estudios donde grabó Sinatra y Tony Bennett, y allí Coronel realizó el sueño que solo a este colombiano se le ha cumplido: cantar en el mismo escenario de los grandes músicos de todos los tiempos. Y el video promocional del álbum se ha realizado en el mismo bar donde cantaba Ray Charles. Qué maravilla. 

Coronel para el mundo
El álbum se ha grabado con orquesta y ensamble de jazz en los estudios Firehouse (Pasadena, California) y en el legendario Capitol Records, con los mejores músicos del mundo, entre ellos, el trompetista cubano Arturo Sandoval, que hace los solos de trompeta en las canciones clásicas del jazz: No hay un mundo mejor, El beso que imagino, y quien además, ha felicitado públicamente al cantante cartagenero de haber realizado un álbum excelso y de una belleza universal. "Tienes un álbum fabuloso, una producción tremenda y de verdad, una voz preciosa. Te felicito, de corazón, Juan Carlos", le dijo Arturo Sandoval. Junto a Sandoval en la grabación participan los trompetistas: Willie Murillo, Rob Schear, Matt Fronke y Michael Stever; los trombonistas  Bob McChesney, Charles Loper, Paul Young, Craig Gosnell; los violinistas: Bruce Dukov (primer violín), Alyssa Park, Natalie Leggett, Susan Rishik, Dynell Weber, entre otros. El contrabajo y bajo eléctrico de Kevin Axt y Carlitos del Puerto, la batería de Gregg Field y Ray Brinker; el piano y teclado de Jorge Calandrelli, la guitarra  acústica y eléctrica de Larry Koonse; los solos de saxo alto de Dan Higgins, y los solos de saxo alto y tenor de Tom Scott; solos de flauta de Steve Kujala, solos de guitarra eléctrica de Larry Koonse, solos de trombon de Bob MC Chesney. La voz de Mónica Mancini. El violín invitado de Lisa Liu.

Las canciones fueron traducidas por la argentina Claudia Brant. Se destacan El beso que imagino’ (‘A kiss to build a dream on’), de Sinatra; y ‘En la oscuridad’ (‘Strangers in the night’, de Louis Armstrong; ‘Ven a volar’ (‘Come Fly with Me’), ‘Hasta el fin’ (‘All the Way’), ‘Junto a mí’ (‘Cheek to Cheek’), ‘Nunca olvidaré’ (‘Unforgettable’), ‘Te llevo dentro de mí’ (‘I’ve got You Under my Skin’), ‘Por fin puedo amar’ (‘For Once in my Life’), ‘Tan hermosa y sin igual’ (‘The Way you Look Tonight’), ‘Llévame a la luz’ (‘Fly me to the Moon’), ‘Más de lo que imaginas’ (‘For Sentimental Reasons’), ‘No hay un mundo mejor’ (‘What a Wonderful World’), ‘New York, New York’ y ‘La buena vida’ (‘The Good Life’).

Epílogo

“Este álbum, que contiene quince canciones, fue trabajado en tres años, pero fue el sueño de toda mi vida, desde que yo escuchaba las canciones de los grandes cantantes del jazz. Es mi madre Mercedes Vargas, quien me descubre a mí como cantante. Incluso, oyéndole cantar desde niño, yo imitaba la voz de mi madre.

A ella le gustaba cantar boleros y me ponía en aquellos discos de 33 revoluciones, las viejas y bellas canciones clásicas del jazz norteamericano.”
“Mi madre siempre ha sido una mujer recia, y mi padre, muy suave. De ellos heredo los valores del respeto, la disciplina, esa vocación implacable por la perfección y el deseo de hacer todo bien”.

La madre de Juan Carlos Coronel tiene 88 años. Vive en los Estados Unidos, y él le susurra canciones de aquellos años de infancia, que le devuelven la luz de los recuerdos a través de la música, y ella emerge de los lagos del olvido, siempre de la mano de la música de su hijo.
“Este álbum es un tratado de canto. Dios me ha dado este privilegio de tocar con mi voz, el corazón del mundo”.

“Todo lo que sigue en mi vida artística de aquí en adelante, estará ligado a mi gran productor y ahora amigo Jorge Calandrelli, que está muy feliz con este álbum.

Creo que me preparé toda la vida para esto”, dice.

Al culminar el álbum Lenguaje universal, Jorge Calandrelli, se acercó en silencio a Juan Carlos Coronel.

Había luz en sus ojos, y su corazón latía  como un tambor en el aire de la sala donde alguna vez, la luz de Sinatra invadió con su voz, el aire sagrado de su música.

Calandrelli se acercó paternal e iluminado a Coronel, y le dio un beso en la frente.

 

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