Facetas


Juan Carlos Otoya y sus acordes precisos para el amor

‘Embriagado de amor’ es romanticismo en su máxima expresión y contiene historias que su autor consideró merecían ser cantadas.

HEIDI LLANES

27 de marzo de 2022 12:00 AM

Con guitarra en mano, de la misma forma como hace más de 40 años empezaron a surgir letras que más tarde harían parte de un compendio tan suyo como de quien se lo quiera apropiar, el cartagenero Juan Carlos Otoya Gerdts cumple uno de sus mayores sueños.

De esa manera tan despreocupada que identifica a hijos de esta tierra, aparece con una mezcla entre el ejecutivo que va a su oficina y el bohemio que pretende ofrecer una serenata, y su objetivo es muy simple: compartir ‘Embriagado de amor’, un álbum de ocho canciones que resumen una primera etapa de su sentir, y es primera porque hay material para muchas más noches de buenas remembranzas.

Juan Carlos es melómano por naturaleza, y sin considerarse un poeta consumado, adora cada frase consignada y musicalizada en su álbum, disfruta hasta el mínimo detalle que compone una canción y le da sustento, porque sencillamente se basan en el amor y ese sentimiento no tiene objeción en sus propósitos artísticos.

Perteneciente a una familia numerosa, donde hubo cabida a la realización personal y profesional de cada uno de sus integrantes, es, como decía su madre, Bertha Gerdts de Otoya, el 5 y 6, porque es gemelo, y siendo gerente de dos grandes empresas de la ciudad, nunca dejó de lado su pasión por la música.

Reciba noticias de El Universal desde Google News

Alfonso Otoya, su padre, fue Capitán de la Armada y lo recuerda como un gran animador de las fiestas familiares y de amigos. Tocaba tiple y guitarra, además en su soledad de los buques, llegó a escribir muchos poemas, que lastimosamente no se conservan como quisiera la familia, aunque muchos quedaron consignados en las páginas del desaparecido Diario de la Costa en su sección llamada ‘Micro lingotes’.

A él atribuye Juan Carlos su vena poética, y apela a ese amor eterno que le profesa para indicar que a veces siente que le “sopla” algunos de sus escritos, afirmación que sustenta al encontrar que muchas de sus letras tienen el manuscrito sin enmendadura.

Romanticismo y tecnología confluyen perfectamente en su cotidianidad, aprovecha la practicidad del teléfono móvil para asegurar los aportes fortuitos de la musa, con la certeza de que en su momento los rescatará y armará en nuevas canciones.

El proceso

Juan Carlos es ingeniero industrial y su encuentro con la música se remonta a la niñez, cuando a escondidas tomaba la guitarra de su hermano mayor, quien ya estaba en Bogotá cursando estudios universitarios. Además, era tal su interés, que llegó a coleccionar una publicación que cada domingo hacía el diario El Espectador de una canción con sus notas.

Conserva esa compilación de canciones en tres tomos en pasta dura, afirma que si bien no entendía muy bien lo que podía hacer con esa información, poco a poco la fue desglosando de manera autodidacta y es en buena medida su base formativa de hoy.

“Nunca he tenido una clase, pero sí miles de bendiciones”, afirma al recordar que fue vecino de Álvaro De Zubiría y su esposa, Aida Piñeres, quienes hacían unas bohemias los sábados con Sofronín Martínez y eso lo motivaba, al punto que la señora lo escuchó cantar y decidió regalarle una guitarra.

A partir de allí, el instrumento fue su compañía inseparable y cómplice para enamorar a Regina Tono y proponerle matrimonio. Hoy, cuando han pasado cuarenta años de esa unión y ella ha sido la inspiración para la mayoría de sus canciones, no duda en aclarar que tuvo la fortuna de emparentar con una familia musical, y que con José Luis Tono llegó al piano, que igualmente aprendió por su dedicación.

A la par de su interés y aprendizaje, este inquieto empresario también iba creando letras, por lo que hoy cuenta con la grata fortuna de 42 canciones registradas, aunque su número total asciende a 65, con algunas que requieren de retoques para darse por terminadas.

La decisión, el disco

Dar el primer paso siempre es materia de muchos interrogantes. En el caso de Juan Carlos la decisión fue definitiva y puso su trabajo en manos del productor Felipe Santos, quien le esperó en Bogotá para dar rienda suelta a la creatividad compartida.

Cartagena fue el espacio escogido para incluir las voces, en un proyecto que se viene gestando hace más de ocho meses, porque si bien ese interés estuvo siempre, el cartagenero se hizo la promesa de no abandonar este mundo sin dejar un legado.

El apoyo de sus tres hijas y su esposa fue fundamental para materializar este sueño, de hecho, Regina, quien cuenta con buena voz, lo acompaña en ‘Todavía’, una de las canciones inspiradas en ese tiempo que han compartido.

‘Embriagado de amor’ tuvo su génesis en un listado bien creado a través de diferentes épocas, toda vez que una de las canciones fue compuesta en 1977, y a partir de allí hay creaciones que obedecen a historias reales como ‘Inútil es vivir’ y ‘Enséñame a vivir’.

La escogencia del repertorio, afirma con orgullo, estuvo a cargo de un comité conformado por su esposa Regina, sus tres hijas y los yernos, además de Felipe Santos y su novia. Veinte canciones hicieron parte de esa selección y al final ocho fueron las elegidas.

El álbum está en varias plataformas y Juan Carlos Otoya espera que llegue lejos, porque si bien la industria está afianzada en otros géneros, él es un convencido de que el amor bien merece ser tenido en cuenta.

  NOTICIAS RECOMENDADAS