Por: Zuleima Balaguera Ortiz
José está hospedado en una casa-clínica en Castillogrande. Lo acompaña su padre y su entrenador de toda la vida. José no desfallece. Lucha por recuperarse y con ganas de gritarle al mundo “lo logré”. Ese José es José Carmona Núñez, el boxeador del barrio La María que da la batalla más dura de su vida.
Apenas llego, sonríe con facilidad. Su mirada refleja ternura y su brazo izquierdo se complace en saludar constantemente. Su papá, que también se llama José, explica que subió de peso y adquirió la capacidad de hablar con la mirada. Atrás quedó la tragedia y el dolor que provocó esa pelea frente al mexicano Jorge ‘Travieso’ Arce, el 16 de noviembre del 2012 en el país azteca.
“Lo que importa ahora es que mi hijo se recupere. Estamos trabajando para que esté bien y no descansaré hasta verlo recuperado”, dice José Carmona Morales. Cada palabra está llena de convicción.
¡Papá admirable!
El padre de José se ha convertido en ángel de la guarda, enfermero, psicólogo y hasta fisioterapeuta. Desde que su hijo sufrió los golpes que hoy lo tienen sin hablar y con discapacidad motriz, José no se le “despega”. Hasta dejó su trabajo como vendedor de pescado para atenderlo. Lo ama tanto que no le importó. “Yo siempre le dije que tuviera cuidado con esas peleas, pero a él lo que le gustaba era el boxeo y por eso decidí apoyarlo desde que tenía diez años”, dice José.
El padre es optimista con la recuperación, pero dice que se siente solo en este proceso: “Los entes deportivos de la ciudad ya no se preocupan por nosotros. Necesitamos que nos colaboren con un centro de rehabilitación lo más pronto posible. Yo le hago ejercicios, pero estoy seguro que con terapias muy pronto estará sano”, cuenta el señor.
Durante esta entrevista, el boxeador no para de sonreír e indicar con su dedo pulgar izquierdo que está luchando por salir adelante. Cuando se le pregunta al púgil por sus tres hijos, su mirada se torna sensible y se le escapan suspiros.
Consejo de entrenador
Marcos Ortega es la persona que descubrió el talento de José cuando este jugaba con sus amigos en el sector Loma del Peyé, también en La María. “Quiero a José como a un hijo. Siempre confié en él, en todos los sentidos. Me duele mucho lo que pasa con nuestros deportistas, que luego que los descubrimos y los pulimos, llegan empresarios y se los llevan. Esto pasó con Carmona y aquí están los resultados. Yo lo conozco y no hubiera permitido que peleara ese asalto en el que fue noqueado”, dice Marcos.
Marcos visita todos los días al boxeador, esperanzado en que pronto se parará de esa silla y gritará a los cuatro vientos que ganó el título mundial de rey de la vida.
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