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Los puestos de salud que necesitaremos

Mientras el sistema de salud se prepara para afrontar la parte más difícil de la pandemia del nuevo coronavirus, nosotros nos preguntamos por los 39 puestos de salud que Cartagena sigue esperando.

Si todo funcionara correctamente, si la corrupción no hubiera carcomido como ácido voraz a los sistemas que hacen funcionar a la ciudad hoy, Cartagena contaría con más camas médicas para afrontar la crisis que se avecina con la pandemia del coronavirus. Pero no.

¿Qué pasó con el dinero que debió invertirse en la infraestructura de salud de los cartageneros?, esa pregunta ronda por estos días en las redes sociales, en el voz a voz de veedores y ciudadanos, sobre todo en los alrededores de los centros de salud que hoy lucen abandonados y sin servicios, cuyas construcciones no prosperaron y quedaron a la deriva, como fantasmas delebles del olvido, dejando también estancados a los cartageneros que temen por la pandemia. Ahora, más que nunca, es buen momento, es pertinente preguntarse por ello: 100.000 millones de pesos. Tenga presente esa suma. ¿Qué haría Cartagena con todo ese dinero? (Lea aquí: ¿Qué pasó con los 39 centros de salud que Dionisio Vélez entregaría?)

La génesis...

Toda esta triste e indeseable pero real historia empezó en firme el 24 de octubre de 2014, cuando el Distrito de Cartagena, bajo órdenes del entonces alcalde Dionisio Vélez Trujillo, empezó a construir y remodelar los centros de salud de la ciudad. La intervención se haría en catorce meses. Si todo funcionara correctamente, como debe ser, en poco más de un año Cartagena hubiera tenido una renovada Red Pública Primaria de Salud. Para refrescar un poco la memoria, hay que recordar que ese año (2014), la administración del alcalde Dionisio Vélez, elegido por los cartageneros con 95.870 votos para gobernar en un periodo atípico de dos años (tras la muerte del entonces alcalde Campo Elías Terán Dix), firmó un contrato por nada más y nada menos por 100.000 millones de pesos. ¿Para qué?

Pues para un proyecto de construcción de 39 centros y puestos de salud adscritos a la ESE Hospital Local Cartagena de Indias, 470.000 habitantes de nuestra ciudad se beneficiarían con ellos. Si se siguiera el correcto orden de las cosas, este proyecto hubiera llegado a feliz término, pero no. En algún eslabón de la cadena se perdió el propósito que quizá hubiera servido de mucho en esta crisis. (Vea: El CAP de Los Cerros es una estructura metálica y monte)

Al final solo se intervinieron 25 de los 39 centros de salud. Muchos de ellos fueron demolidos para ser reconstruidos, pero esto no sucedió. “Ejemplo claro es el CAP de Nelson Mandela, que está en ruinas desde octubre del año 2015, incidiendo negativamente en la atención en salud de uno de los barrios más grandes de la ciudad, con cerca de 50.000 habitantes”, se lee en un artículo publicado por este mismo periódico en agosto de 2019.

El de Punta Canoa es otro ejemplo. Ahí invirtieron 82.000 millones de pesos en: cimentación, estructura, mampostería, enchape, cubiertas, pisos y zócalos, todo eso para nada, porque al final la construcción está abandonada, casi lista, pero abandonada y sin servir a la gente. Solo dos días a la semana reciben la visita de un médico en el corregimiento cartagenero.

Otros centros de salud alcanzaron a ser construidos y casi que hasta dotados, pero nunca abrieron sus puertas. “A pesar de estar terminados y tener los suministros de equipamiento médico, no prestaban el servicio de salud para las que fueron proyectados”. Lugares como Daniel Lemaitre, El Pozón, Punta Arena y Bocachica, por mencionar apenas algunos, esperaban dicha intervención. (Le puede interesar: Dos días a la semana reciben atención médica en Punta Canoa)

Más detalladamente, el año pasado un informe de Cartagena Cómo Vamos, estableció que “solo 5 de los 41 establecimientos que hacen parte de esta Red Pública no necesitan ser intervenidos de forma urgente”, el resto sí necesita inmediata intervención. Al final, del contrato firmado por Vélez, solamente unas 8 de 25 intervenciones que hicieron fueron culminadas, en el resto, las obras están suspendidas y abandonadas. Algo realmente triste.

Es así como el ácido de la corrupción ha corroído al sistema de salud y a esa Red Primaria.

¿Buscan responsables?

Hay que recodar también que por este caso el año pasado la Contraloría General de la República abrió un proceso de responsabilidad fiscal por presunto detrimento patrimonial por 37.810 millones de pesos, contra el exalcalde Dionisio Vélez Trujillo; la exdirectora del Departamento Administrativo Distrital de Salud (Dadis), Martha Cristina Rodríguez; el contratista Compañía de Ingeniería Negocios y Servicios (Coinses S.A.), los contratistas integrantes del Consorcio Salud Heroica S.A. y el consorcio Interventoría Hospitales Cartagena. También la Procuraduría General de la Nación le puso el ojo a este caso y formuló pliego de cargos al exalcalde de Vélez; contra Rodríguez y contra el supervisor del contrato de interventoría, Javier Martínez, por presuntas irregularidades en el desarrollo del proyecto de infraestructura hospitalaria de la ciudad. (Le puede interesar: Procuraduría formuló pliego de cargos contra exalcalde Dionisio Vélez y otros funcionarios)

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Es verdad que la pandemia que están afrontando más de 180 países requiere de todos los esfuerzos y de la atención de todos, pero no podemos dejar de mirar hacia los ‘virus’ que nos corroen desde siempre, uno de ellos es la corrupción. Y no podemos dejar de preguntar porque tener una mejor red de centros de salud repercutiría de forma positiva en la manera como afrontaremos esta crisis. Más allá de la desobediencia de los cartageneros y los colombianos a las medidas para aislarnos, ¿no creen que la corrupción podría convertirse en la “mejor” aliada del coronavirus?

Si en Cartagena las cosas funcionaran correctamente la historia sería otra.

Algunos casos
Entre otras, la Unidad de Antención Primaria de Daniel Lemaitre, tras cinco años de haberse iniciado su construcción solo tiene vigas hierro y escombros, algo similar sucedió en Los Cerros y en la UPA Daniel Lemaitre, a la que “la desbarataron toda, la hicieron y quedó prácticamente en un 65 %. Por los cambios de diseño la plata no alcanzó”, afirmó en su momento Neidilia Garcés Ocampo, presidenta de la Asodeus de esa UPA. Bocachica es otro de los lugares donde la situación es igual.

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