Majo Basanta tiene 30 años y empezó en la música desde los 17. En 2017 salió al público con ‘Pueblito mío’, un merengue inspirado en Mompox; para entonces, ella trabajaba en orquestas de música crossover, latina. Estudió Música en Bellas Artes mientras dejó su carrera de Derecho para la noche, en la Universidad Rafael Núñez.
Pero en pandemia pensó que sería interesante hacer música colombiana, música folclórica pero mezclada con sonidos que llegaran a oídos internacionales, su fin es hacer que otras personas se interesen mucho más en la cultura de Colombia, específicamente de su Mompox del alma. Aunque en 2019 la también abogada abrió su estudio de grabación, la pandemia arrastró el proyecto y la encaminó a querer producir. Teniendo en cuenta que de la fusión nacen las joyas musicales (en un principio la champeta se abrió paso entre la música colombiana cuando la champeta africana se mezcló con cosas de acá, por ejemplo), desde el inicio de la pandemia empezó a cranear su primera canción que sonaría a pop y bullerengue.
“‘Momposina’ es la carta de presentación mía en esta nueva etapa de la carrera musical. Nace como una manera de decir de dónde soy. Y sí, ya había hablado de Mompox en otra canción, pero esta es diferente. Digamos que la gente me preguntaba por qué no había mencionado el nombre pueblo en mi primera producción. No quería encasillarla entonces, pero debo decir que esta me tardé tres años en hacerla porque para mí el proceso de escribir requiere tiempo”.
Cuando un artista decide hacer un nuevo tema, se pregunta qué quiere que escuchen. “Y tenemos tantas cosas de las que hablar, de dónde agarrar, de la parte sonora. Pero pensé en una frase de Gabo (en ‘El General en su laberinto’) ‘Mompox no existe, a veces soñamos con ella, pero no existe’. Hay gente que siente a Mompox como un recuerdo, como volver al pasado, relacioné la frase de Gabo y pensé que quería que la canción fuese como entrar a un sueño, porque la única manera de ir a un lugar que no existe es soñando”, dice Majo, convencida.
Lo que la música te hace sentir es real. Majo tomó todas aquellas cosas tan personales, tan banales para muchos. Y empezó a hablar, más que con referencias, sobre lo que significa Mompox para ella.
¿Que de dónde soy?
Soy de un lugar que no existe,
soy momposina,
donde el Magdalena abre sus brazos y abraza a mi tierra.
“Es que en el medio de esos brazos de río queda mi tierra, entonces eso me pareció chévere. De hecho, fue la primera frase que se me ocurrió”, añade con tono soñador. Es increíble pensar cómo Majo, tan pequeñita y delicada, puede sacar tremenda voz, de un tajo, y llenar todo el espacio.
Santa María,
que me vio crecer con el pie pelao
Canta y continúa hablando.
“Es que en Mompox uno crece corriendo. En la canción apelo a la religiosidad y la fe... y el sector donde yo vivo se llama Santa María”.
El lanzamiento de este nuevo sencillo de Majo Basanta será el 18 de mayo, con el apoyo de dos músicos que creyeron en su proyecto, Juan Sandoval y Jordany The Producer. No hará una gran gira de medios, ni esas cosas que los músicos con dinero suelen (y a veces deben) hacer, pero tiene la fe de que así como sus compañeros se enamoraron de su canción, a muchos también les gustará.
“Tengo muchas expectativas y, bueno, ese fue el resultado de todo lo que quería lograr. Quiero que la música envuelva a la gente, que les den ganas de escuchar en un momento íntimo. Rememorar, y no es tanto que la gente se ponga a bailar.
“Me interesa hacer cosas anacrónicas que te brinden una sensación de sonoridad, belleza.
“Sobre mí, pues, ser momposina me glorifica, la historia de mi pueblo me glorifica por todas las implicaciones históricas, todo lo que representa ser de allá. Es lo que yo más había querido hacer. Soy entregada, apasionada y muy terca en cuanto a conseguir algo se refiere. Soy una representante de mi pueblo y de Colombia”, concluye.
Majo quiere que más mujeres se unan a la escena musical colombiana desde lo que aman de su ciudad, sus pueblos. Y que la experimentación con la música sea infinita.
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