Un niño ‘nerd’ criado en Maicao, Guajira, pero nacido en Venezuela, se dedica a vender empanadas mientras ‘empareja’ a sus amigos a punta de cartas de amor. Su sueño en la música, así que a medida que crece y se aleja de su hogar por cuestiones de estudio, aprovecha esa libertad para cantar en los buses de la capital colombiana. Músicos vienen, músicos van en esos ‘ejecutivos cachacos’, pero a él siempre le va bien.
Desde la primera vez que se sube en la tarima luego de ser descubierto por un conocedor de música vallenata, sabe que su camino en los escenarios será largo.
Ahora, Felipe Peláez vuelve a escena evocando sus inicios. “Quiero que mi público conozca algo de mi historia. Hay mucha gente que no tiene idea de dónde vengo yo, que no sabe que aguanté hambre”, expresa. Ese es su objetivo.
¿Cómo crees que te recibirán en Cartagena con este show íntimo?
- Honestamente creo que muy bien. Este es un formato muy especial y el público cartagenero siempre ha sido un público muy receptivo gracias a Dios y muy especial con mi música, con mi propuesta. Tengo la plena certeza que van a valorar esta faceta íntima, de Felipe Peláez el autor, y de paso conocerán a través de mis canciones mi historia personal de vida y la historia que encierra cada una de mis composiciones. Se van a emocionar y van a vibrar tanto o más que yo cuando suba al escenario del Centro de Convenciones este 2 de junio.
¿Qué se viene con Pipe Peláez y Manuel Julián?
- Viene un año cargado de cosas buenas mucha promoción.
Se viene un proyecto audiovisual que va a ser el proyecto más importante Dios mediante para nosotros, tanto en el 2016 como en en toda nuestra carrera: la grabación de nuestro primer lanzamiento en vivo en Medellín, que va a llevarse el 24 de junio en la Plaza de toros. 20 mil almas van a ser testigos.
Vienen viajes al exterior, volvemos a Estados Unidos a Europa nuevamente y seguiremos explorando también en Venezuela, Ecuador, Panamá y Perú. Viene un año bastante entretenido, gracias a Dios.
Estarás en el Festival de Jazz de Mompox, ¿qué significa esta invitación para tí?
- Es una dicha tremenda, siempre he sido seguidor de la manifestación cultural que significa el festival. Me alegra mucho que la Gobernación de Bolívar ahora en esta nueva filosofía de inclusión popular en todo lo que tenga que ver con el festival nos haya tenido en cuenta. Estamos felices y Dios mediante vamos a llevar una propuesta bien interesante.
Alguna vez dijiste que la música vallenata no se va a acabar con la muerte de sus juglares...
- A título personal creo que el Vallenato está más vivo que nunca. Me siento muy alegre porque nuestra manifestación cultural está vigente ahorita tanto en la nueva generación como en las generaciones contemporáneas. Cada una viene desarrollando su proceso de manera muy interesante, hay vallenato honestamente ¡para rato pero un rato largo! Y eso me place mucho.
¿Te le medirías de nuevo al bolero y al pop?
- Por supuesto. Siempre siempre me va a gustar el hecho de divertirme, de no perder esa chispa, de estar jugando con mi musicalidad, el explorar otros géneros y aliarme con amigos que hagan otros géneros en el mundo. Siempre asumo un nuevo reto a la hora de fusionar mi música también.
¿Cómo defines a Cartagena?
- ‘Felipista Fantástica’.
PIPE EN POCAS PALABRAS...
La peor borrachera de la que te acuerdes...
En mi pueblo Maicao.
Si pudieras tener un superpoder ¿cuál sería?
Erradicar el hambre.
¿De qué celebridad has colgado afiches?
de Juan Luis Guerra.
¿Qué caricaturas ves con tus hijos?
Popeye el Marino.
¿En qué momento has sentido que estás más cerca de las estrellas?
Cuando estoy abrazado con toda mi familia.
¿Qué película te ha hecho llorar?
Varias, Titanic por ejemplo.
Diomedes, el Cacique, en una palabra...
Lo máximo.
¿Besarías en la boca a un compañero en tarima?
.. Jamás ‘de los jamases’ jajaja
Tu esposa...
amor sin fin.
(...)
Este exitoso artista, el ‘más romántico’ del vallenato, quien guarda en sus letras y entonación una suavidad especial, se declara enamorado de esta Cartagena ‘fantástica’ y por eso vuelve a ella haciéndole honor a sus calles bohemias, a sus tristezas y sus alegrías, al claroscuro de su urbanidad y por supuesto a su belleza.
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