Esa madrugada, la del 7 de agosto, poco antes del sol despuntar, Yosimar Palacios Becerra pudo por fin desembarcar del Wonder, uno de los cuatro cruceros de la compañía Disney. En pleno océano Atlántico, frente a costas estadounidenses, protegido por un salvavidas amarillo, con las ansias desbordadas y también feliz, se embarcó un bote pequeño con tres personas más y así emprendió un viaje que lo traería de regreso a su amada Colombia de una vez por todas.
Él es uno de los colombianos que estuvo atrapado en la gigantesca embarcación por culpa de la pandemia del coronavirus. Se había embarcado en octubre de 2019 para ser parte de la tripulación, cumpliendo uno de sus sueños: trabajar en esa prestigiosa línea turística y viajar por el mundo.
En marzo, tras cinco meses en el navío, volvería a Cartagena, pero justo en ese momento el planeta era golpeado por la pandemia y los cierres de fronteras, aeropuertos y muelles que se propagaban conforme al avance del virus, impidiendo su viaje y confinándolos a él y a otros 900 trabajadores del Disney Wonder a vivir una cuarentena en el mar.
“Según el itinerario, me venía a casa de vacaciones dos meses, pero la pandemia empezó, nos cogió en Estados Unidos”, relata. Empezó y con ella también el encierro.
“Fueron diez meses los que pasé en el barco. Después de los primeros cinco meses (trabajando entre noviembre y marzo), bajaron a los pasajeros el 20 de marzo y ya nosotros, los tripulantes, no pudimos salir más. Nada más quedaron los empleados en el crucero, navegando sin pasajeros, sin saber hasta cuándo.
“En ese entonces, el Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos emitió órdenes sobre qué podían hacer o no los barcos: no podían bajar a los tripulantes, ni quedarnos en ninguna parte, ni tampoco podíamos bajar para tomar vuelos comerciales (...) Al principio dijeron que iba a ser por dos semanas”, narra.
El crucero, de 11 cubiertas públicas, con capacidad para 2.400 pasajeros, de 32 metros de manga y 294 metros de eslora, permaneció un tiempo anclado en las costas de San Diego, California, donde desembarcaron 1.980 turistas.
El Wonder fue el único de los cuatro cruceros de Disney que tuvo empleados con el virus a bordo: “Estábamos tranquilos hasta que comenzaron a llamar los pasajeros que habían bajado diciendo que tenían el virus. Ya cuando supimos que había casos, empezamos con los tapabocas; limpiamos mucho, mucho, en el barco (...) Al principio pusieron toque de queda hasta las 9 de la noche. El capitán siempre nos mandaba mensajes esperanzadores, siempre sus mensajes, en realidad, eran muy animadores. Después ordenaron que todo el mundo se quedara encerrado en los cuartos, solamente salían los trabajadores indispensables, muy poquita gente: los que hacen la comida, los que la reparten, seguridad, limpieza. Debíamos estar 24 horas encerrados en los cuartos”, explica.
Y, luego, sucedió: “Hicieron una prueba general a todos, yo también salí positivo. Tú veías noticias todo el tiempo, era desesperante y todo, pero yo siempre traté de ser de ser positivo, porque pienso que la actitud lo puede todo, la actitud positiva es la que te lleva a salir adelante. Cuando me dieron la noticia que tenía el virus, me recomendaron estar tranquilo, solamente tenía síntomas de falta de olfato y de gusto, nunca tomé medicina. No tuve síntomas graves”, explica Yosimar.
Yosimar ha viajado por el mundo gracias a su trabajo.
Con tripulantes de más de 50 países, el crucero empezó a navegar por aguas del Caribe y tras cruzar el Canal de Panamá para ir hacia las costas de Florida, intentaron llegar a Cartagena pero las autoridades locales no permitieron su entrada. La ciudad había impuesto un veto a los cruceros, pues en uno de ellos había arribado el primer caso de coronavirus de Cartagena.
“En marzo íbamos a llegar a Cartagena pero las autoridades no dejaron ingresar, fue una sensación súper triste, estar cerca de mi país y no poder entrar. Fue bastante fuerte que no nos dejaran bajar al puerto a la ciudad”, explica. Mientras tanto, otros compañeros suyos sí fueron bajando en sitios como Jamaica, República Dominicana, Barbados, Trinidad y Tobago, entre otros, que eran de su procedencia o para tomar vuelos humanitarios donde lo permitieran.
“Los colombianos estaban en el top cinco de los tripulantes que todavía estábamos ahí, porque en el país aún no permitían nuestro regreso. Estábamos con los de Bolivia, El Salvador, Costa Rica y Venezuela”, afirma Yosimar.
En los cinco meses, dos de ellos de completo aislamiento en su habitación, intentó distraerse haciendo ejercicios, en actividades con sus compañeros, comunicándose con su familia en Cartagena y, a través de Facebook, mantenía a sus contactos al tanto de su cuarentena. Hasta que llegó el día. El 7 de agosto.
“Nos dividieron en dos grupos y empezamos a salir del barco a las 3 a. m., en botes súper pequeños con rumbo a Puerto Cañaveral, Florida, fue un recorrido (por agua) de unos 45 minutos”, sostiene. Fue un trayecto que disfrutó y en el que incluso bailó. “Fue tan divertido, honestamente”, menciona.
Yosimar pasó los últimos diez meses en el crucero. Cinco de ellos en cuarentena.
“De ahí, de Puerto Cañaveral, fuimos en bus hasta Miami, al aeropuerto, unas cuatro o cinco horas. Nunca nos bajaron del bus, del autobus directo a un avión pequeño de Satena, que lo envió Colombia, y de ahí el vuelo partió. Primero llegamos a Barranquilla, como era pequeño el avión no llegaba directo a Bogotá, hizo un pare como de una hora para abastecerse. Ya como a las ocho de la noche llegamos a Bogotá, después de unas 20 horas de viaje, 31 colombianos”, narra.
Ahora espera en Bogotá pasar otro aislamiento de 14 días y otro examen de COVID-19 para volver a Cartagena.
Epílogo
“El 17 de febrero de 2019 empecé a trabajar en Disney. Fue muy especial, cuando me entregaron mi placa que dice: Donde los sueños se hacen realidad. Sí, fue realidad, cumplí uno de mis sueños: conocer y viajar por el mundo, ha sido una experiencia muy interesante que me han cambiado la vida, me ha dado muchos aprendizajes, cumplir los sueños es de las mejores cosas que le pueden pasar a uno”, afirma el joven de 26 años, quien ha trabajado en hoteles prestigiosos de la ciudad.
Indudablemente estar en el Disney Wonder ha sido un sueño cumplido para Yosimar, residente en el sector Rafael Núñez del barrio Olaya Herrera.
Fue la segunda vez que se embarcó en un crucero de la cadena turística para cumplir sus más grandes sueños, es verdad, pero, sin duda alguna, haber regresado a casa en 2020 también pasará a su historia personal como una experiencia inolvidable.
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