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John Berrío hace casas con plástico reciclado para los menos favorecidos

Este emprendedor tiene 23 años trabajando con residuos y hace siete descubrió la potencia de los ecoladrillos. Hoy transforma basura plástica en hermosas construcciones para los más necesitados.

¿Se imagina viviendo en una casa de plástico... de plástico reciclado, específicamente? No se sorprenda mucho porque hoy ya es una realidad en el mundo de la construcción. Personas como John Berrío están transformando a Colombia a través de prácticas sostenibles y su Fundación Botellas de Amor es un ejemplo.

Hace unos días, el emprendedor de 49 años ganó la convocatoria Juntos por el Planeta, de Unilever en asocio con Fundación RECON, en la categoría Mejor Plástico... y está feliz de poder mostrar que desde nuestro país se están haciendo esfuerzos ambientales, a través del reciclaje de plásticos para que los pellets sean algo más que una carga residual que permanece cientos de años en el ecosistema, sin más vida útil. “Siento que es importante permitir que estas iniciativas que trabajan por solucionar la gran problemática del plástico reciban este reconocimiento, pues permite que las personas se den cuenta de que hay alternativas importantes en el mercado y que generan impacto”, dice John, el director internacional de la Fundación Botellas de Amor.

Botellas de amor nació hace siete años

John lleva 23 años trabajando con residuos y hace siete descubrió la potencia de los ecoladrillos.

“La gente llena las botellas con todo tipo de residuos y el objetivo era construir a partir de ellos, pero cuando yo abro la botella me doy cuenta de que la materia prima puede ser transformada en perfiles plásticos y eso, obviamente, es una oportunidad. Siempre he sido apasionado de las comunidades y con la comunidad recicladora empezamos a trabajar juntos en la propuesta de hacer que ese plástico ayudara a mejorar sus condiciones de vida”, cuenta.

Un perfil plástico es una figura que se usa para construir: pueden ser baretas o piezas con diferentes geometrías. Cada una se ubica en una parte de la casa para darle forma a los acabados internos y externos. El plástico no es biodegradable, y esa característica negativa la transforman en positiva al construir. Se le agregan minerales para volver el perfil resistente al fuego y un protector UV para que soporte los rayos del sol. John se acompaña con investigaciones de universidades nacionales para saber más acerca de este material y poder conocer todo sobre su uso y beneficios.

Para Santa Cruz del Islote, que está densamente poblada, Botellas de Amor está trabajando con la Armada y el Ministerio de Vivienda en construir cientos de viviendas más dignas.

¿Cómo es el proceso de transformación?

Las personas toman una botella vacía, cualquiera, e introducen plástico dentro de la botella. Se meten allí dentro las bolsas de la leche, las del supermercado, el palito con el que se revuelve el café... el empaque de las galletas. Todos los plásticos que se pueda, incluso ese donde vienen las papitas.

Cuando la persona aprieta bien ese contenido, va disminuyendo el volumen de la basura dentro, así que sirve como contenedor. Después lo llevan a un punto de acopio.

“Todavía estamos en el proceso de montar muchos puntos de acopio en todo el país”, continúa Berrío. “Solo tenemos en Medellín, Bogotá y Cali. Todas esas botellas van a una planta de transformación, la única en Antioquia (se necesitan diez plantas en el país); las botellas entonces se desgarran. Se meten a un equipo que las ayuda a que el plástico que está dentro salga y todo ese revuelto se somete a un proceso de molido”.

Ese proceso se hace en un aparato que se llama aglomerador, que parte el plástico en trozos más pequeños, aglomera el material y lo convierte en una ‘crispeta’. “Estas ‘crispetas’ se mezclan con otros materiales para poderle dar estabilidad, rigidez y protección UV cuando ya tenemos la formulación. Luego, la metemos en una máquina exclusora que presiona el plástico derretido por temperatura y hace que tome la forma del molde. Si es cuadrado es un poste; si es plano, una tabla... y así”, añade.

Quieren llegar lo más pronto posible a Cartagena, Barranquilla y más ciudades de la Costa.

“Todo el plástico fruto de la comercialización de esos perfiles genera excedentes sociales y con ellos construimos las viviendas, las cuales devolvemos a toda la población vulnerable de Colombia. Hemos entregado 29 viviendas. Hemos construido 20 con Esenttia en Cartagena, en el barrio Bicentenario, y las otras 9 las hemos entregado con otras empresas en Antioquia, Cundinamarca y Valle del Cauca. Hemos entregado 23 parques infantiles, mesas comedores, bibliotecas. Nuestra labor consiste en devolverles estos elementos a las personas que más lo necesitan, para que puedan disfrutar y mejorar su calidad de vida”.

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“Debemos dejar de utilizar tanto plástico. Es un invento, un recurso natural no renovable, a partir del petróleo. Lo usamos en nuestra cotidianidad pero el problema es que no teníamos una forma de volverlo a meter en el proceso productivo, se estaba perdiendo en el relleno sanitario. Entonces, lo que logramos con la fundación es que la gente tome consciencia y lo retorne, a través de la botella, pero la principal recomendación es disminuir su uso al máximo.

“Obviamente, donde viene el azúcar... todos esos empaques los necesitamos, pero, por ejemplo, ¿una bolsa de leche en otra bolsa? No. En Colombia se producen alrededor de 1.700 toneladas de bolsas y empaques flexibles al día y no se recupera siquiera el 1% porque en el país no tenemos esa costumbre”, afirma John. El proyecto aún no funciona con recicladores, sino mediante la recolección en centros de acopio en supermercados. Día a día. Botellas de Amor garantiza que familias tengan una mejor calidad de vida a través de la entrega de obras en plástico reciclado.

A Cartagena esperan llegar, dentro de dos o tres meses, con un convenio que se está gestando. De esta manera, también habría centros de acopio en los centros comerciales de La Heroica.

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