Revista nueva


El presente y el pasado según Irina Werning

SERGIO VILLAMIZAR D.

14 de diciembre de 2012 06:59 PM

Un día, caminando por Buenos Aires con un amigo, él le mostró el lugar donde su mamá, en su juventud, se había tomado una fotografía que le encantaba a Irina Werning.
De inmediato, ella se preguntó cómo habría sido la ciudad de aquel tiempo, sus costumbres y sus formas de vestir, al tiempo que imaginó cómo se vería la mamá de su amigo si pudiera regresar a ese mismo lugar, para volver a fotografiarse.
Nunca logró convencerla de hacerlo, pero este fue el inicio de un proyecto llamado Back to the future, el cual, además de darle la satisfacción de poder vivir del arte de la fotografía, le valió el primer lugar en el Sony World Photography Awards (SWPA 2012), el cual es uno de los más importantes premios en el mundo de la fotografía.
Todo esto cuando Irina Werning apenas llevaba cinco años en el campo profesional de la imagen. No vivía de ello, solía trabajar como niñera para sobrevivir y poder hacer realidad sus proyectos personales fotográficos. 
Hoy, cuando sus días de niñera son asunto del pasado, recorre buena parte de América Latina presentando Back to the future, al mismo tiempo que lo sigue alimentando con nuevas propuestas. Es la recta final de un proyecto que ha desarrollado en 26 países.
DOS MOMENTOS, UN MISMO PERSONAJE
Mientras la mayoría de las personas ven las fotografías con nostalgia, en una suerte de pasado y viejo, para Irina el gusto está en ver la reacción física y emocional de esos mismos individuos cuando ven las imágenes del ayer. 
Entonces empezó a pedirles a sus amigos y familiares que regresaran a su pasado a través de recrear un momento específico de sus vidas que hubiera sido captado por una cámara. La idea era que los fotografiados repitieran las expresiones faciales y posiciones corporales, e incluso lucieran las mismas prendas de vestir, que se veían en esa fotografía tomada en su infancia o su juventud. Esas piezas son las que conforman la exposición Back to the future. 
“Son fotografías que exigen un 90 por ciento de pre-producción, pues es necesario buscar cada uno de los elementos necesarios para recrear exactamente el momento, pero con su(s) personaje(s) 20 o 30 años más viejo(s)”, asegura Irina. 
Cada fotografía es una historia propia que comenzó con personas cercanas, pero la ola fue creciendo y ahora ella recibe solicitudes a través de su página de Internet, las cuales evalúa una a una, con el fin de enriquecer el proyecto.  “Este me ha permitido viajar tanto, que he encontrado muchísimas personas que quieren hacer parte de Back to the future, pero en este momento la idea es que siempre se vea y se sienta en la fotografía el lugar donde fue tomada, como lo hicimos hace poco en la Plaza de Bolívar, en la ciudad de Bogotá”. 
EL COMIENZO
Graduada en Economía y especializada en Historia, a los 30 años de edad y viviendo en Londres, lejos de su natal Argentina, Irina se dio cuenta de que lo suyo era contar historias a través de la imagen. Y arrancó con proyectos ahora reconocidos, como Chini Project, que tenía como protagonista a un pequeño perro llamado “Chini”, en situaciones humanas. 
Ahora, la artista quiere dejar a un lado el sistema de trabajo que tuvo con Back to the future y ser más espontánea, tomar su cámara, salir a la calle y esperar a que la realidad la sorprenda.

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