Es obvio que las personas nacidas antes de los noventa vemos el mundo virtual como un espacio ajeno a la vida real, y de alguna manera, ‘ficticio’. Pero basta pensar con la perspectiva de un niño menor de 13 años para entender que tal diferencia es del todo efímera.
Para estos chicos, el mundo sin internet es tan difícil de comprender como para nosotros la mayoría de sus conocimientos informáticos. No visitan las bibliotecas para hacer tareas, no consultan los diccionarios para conocer nuevas palabras, y sobre todo, la mayor parte de su interacción social ocurre a través de redes y blogs. Situaciones de alguna forma desconocidas por sus padres, y por ende, con peligrosos alcances sobre su vida.
Varios analistas encontraron que precisamente la escasa pericia de algunos adultos en el tema es una de las razones principales para que ellos dejen de tomar las medidas necesarias. Son pocos quienes están dispuestos a perder en una competencia de conocimiento con sus hijos, pero varias razones demuestran que debemos hacer mucho más que bloquear las páginas sensibles o con ofertas pornográficas y violentas.
De hecho, las recomendaciones pasan por otros lugares, como aquel que insta a los padres a hablarles a sus hijos desde temprana edad sobre la importancia de no compartir información personal en redes sociales con desconocidos, de la misma manera que lo hacemos con los peligros por el uso del alcohol, las drogas o el inicio de las relaciones sexuales.
Y como nadie puede poner en tela de juicio los cambios positivos traídos precisamente por ese recorte en las distancias y la posibilidad de comunicarse con todo el globo, es indispensable no endosarle a otros la responsabilidad –por lo menos total- de un trabajo educativo que debe ser atendido en el hogar.
Se sabe por ejemplo, que los países con economías emergentes o del tercer mundo –como el nuestro- son los más vulnerables a los peligros cibernéticos, pues hasta ahora los gobiernos están moldeando un marco jurídico adecuado para penalizar a quien incurra en cualquier tipo de delito a través de internet. También está claro que los niños de clase media y alta son los más afectados, pues sus padres están casi siempre fuera de casa y navegan mucho más de dos horas diarias en absoluta soledad.
Lo que hay por saber
En un informe presentado por UNICEF a finales de 2011, llamado Seguridad infantil en Internet: retos y estrategias globales, se analizaron precisamente los desafíos que tienen las familias, instituciones educativas y gobiernos al respecto. Y las cifras acompañan las afirmaciones del organismo sobre el aumento potencial de amenazas a la infancia a través de la red (aunque los delitos de acoso y abuso existen desde mucho antes).
Según el mismo, más de 16.700 páginas muestran imágenes de abusos a niños, de los que el 73 por ciento son menores de 10 años de edad, y que en parte son alimentadas por un fenómeno llamado grooming, en el que adultos inescrupulosos se hacen pasar por niños para obtener fotos íntimas de los menores y luego hacerlas públicas. Y el problema más grave es que, al parecer, estas cada vez son más gráficas y violentas.
Por supuesto, la forma de operar de estos delincuentes es pausada y premeditada. Primero se ganan la confianza de sus víctimas para poder pedirles el material deseado y después los amenazan con este mismo, llevándolos a situaciones virtuales de tipo sexual e incluso lograr un encuentro presencial. Una razón más para hacer el acompañamiento adecuado, no solo al momento de navegar sino de formarles un criterio claro frente al uso de las herramientas.
“Nunca será posible eliminar todos los riesgos que existen en el entorno virtual. Es un espacio demasiado grande, que se encuentra en evolución, que se expande y que es muy creativo para poder estar sujeto al tipo de controles necesarios para proteger plenamente a los niños. Tampoco es deseable tratar de lograr ese control, porque el control total sería destruir la esencia de internet y sus numerosos beneficios", acota el informe.
Mientras tanto, el 67 por ciento de los niños entre los 8 y 10 años se conecta a internet todos los días para jugar y hablar con sus amigos y un 43 por ciento de ellos lo hacen completamente solos. Al hablar de adolescentes esa última cifra crece potencialmente, llegando a un 80 por ciento, y aunque para muchos resulte inofensiva esta condición, no olvidemos que internet es un mundo de adultos y requiere de ciertos conocimientos que nada tienen que ver con saber manejar un computador.
Lo anterior se clarifica todavía más cuando analizamos otras estadísticas presentadas por Kaspesky Lab. Según esta empresa, cada hora se registran 160 mil intentos de niños para acceder a páginas web con contenidos para adultos. El 49.85 por ciento a través de redes sociales, seguido de un 18.52 en sitios de web-mail, y en páginas de compras en línea (8.33 por ciento). También es frecuente encontrar enlaces maliciosos que no necesariamente estén buscando los niños. También hay cifras al respecto: tan solo en las redes sociales se ejecutan el 20 por ciento de estos.
"Las redes sociales son un ambiente extremadamente peligroso para los niños. Son los lugares de cacería favoritos de los ciberdelincuentes, quienes los usan para distribuir enlaces maliciosos y vínculos a páginas web fraudulentas. También son un lugar donde su hijo puede entrar en contacto con personas no deseables o hasta peligrosas", dice Konstantin Ignatev, gerente del Grupo de Analistas de Contenido Web de Kaspersky Lab.
Ármese de alternativas y actúe
Muchos dirán que las autoridades deberían tomar parte más activa de la situación, pero mientras la legislación avanza e intenta frenar los delitos cibernéticos y su impunidad, vale la pena plantearse la siguiente reflexión: ¿acaso nuestros hijos salen solos a la calle con el argumento de que la policía está para cuidarlos? Sabemos que no lo piensa así y por lo tanto le invitamos a leer, pero sobre todo, a aplicar las siguientes recomendaciones.
1. Hable claro.
Igual que con los temas de sexualidad, en cuanto al mundo virtual estamos acostumbrados a guardar el mayor hermetismo posible, pues salvo contadas ocasiones, los padres no sabemos cómo abordarlos.
Además, al saber poco o nada de él, es normal que demos todo por sentado… y es ahí cuando comienzan los problemas. Porque muchos niños, al concebir el manejo de la red como una cuestión más de su vida ‘real’, es probable que no sean conscientes de los peligros que implica relacionarse de una forma diferente al ‘cara a cara’.
Por lo mismo, es imprescindible hacerles entender que la interacción virtual también tiene consecuencias graves y que es imposible rastrear todo el camino que recorren nuestras fotos, videos y datos personales.
“Los padres no se sientan a hablar con los niños sobre cómo actuar en internet. Lo dan por hecho y sienten que ahí no hay nada que contar. ¡¿Cómo así?! Si le dices a tu hijo: ‘Ojo con el trago, si tienes una fiesta yo te recojo’, eso es lo básico. Esto mismo deberían llevarlo al tema virtual”, agrega Ana Pabón, Gerente de Comunicaciones de Google Colombia.
2. Haga la tarea
Como ya vio, hay razones de sobra para documentarse. Es indispensable aprender a valorar las distintas fuentes de información, conocer las herramientas que existen para filtrar contenido sensible y bloquear páginas nocivas. También es muy útil tener sitios de referencia confiables donde nos expliquen cómo implementar contraseñas seguras y muy útiles a la hora de filtrar los contenidos.
Por ejemplo, si va a Google, puede buscar un sitio gratuito que se llama “Es bueno saberlo”. Aquí encontrará recomendaciones de seguridad, básicas y sencillas para lograr, con un claro paso a paso, todo lo anterior. En Youtube también hay varios tutoriales al respecto, además de opciones sencillas para bloquear y reportar material sensible.
3. Acompáñelo en la creación de cuentas
Ya sea para crear una cuenta de correo o un perfil en cualquier red social, es normal que se ingresen más datos personales de los necesarios. Por eso, la intervención tiene que ser oportuna. Nuestros hijos deben aprender sobre el grado de información a revelar, pues no resulta necesario escribir números de teléfono, el nombre completo (sugiérales usar un nickname) o el colegio al que van.
También es importante fortalecerles el concepto de vida privada e instarlos a no subir fotos personales en las redes, y de ser así, a aprovechar las herramientas de seguridad para ocultar dicho contenido de personas desconocidas. Debemos estar seguros de que los niños entienden la importancia de proteger la información y el material que incluye muchas veces a la familia y amigos cercanos.
De la misma manera, disuádalos de llenar formularios o encuestas sin compañía. Tampoco es recomendable que abran mensajes de chat, correo o texto de personas o enlaces desconocidos, pues esta es la forma más común en que se da el phishing (robo de datos personales). Pero sobre todo, infúndales la confianza necesaria para que le cuenten si les han puesto citas personas que conocieron en la red.
4. Enséñele a navegar responsablemente
Es indispensable enseñarles a crear contraseñas seguras. A pesar de las recomendaciones hechas desde hace tiempo, muchas personas siguen usando el nombre de su mascota, su fecha de nacimiento u otros recursos altamente predecibles.
Además es muy común, sobre todo cuando de adolescentes se trata, que envíen esas contraseñas por internet, poniéndosela muy fácil a las personas inescrupulosas. “Hoy en día, hackear una cuenta es la cosa más sencilla que hay, así que debemos ser precavidos”, agrega Ana Pabón.
Asegúrese de que no las han escrito en sitios que no sean de confianza (un café internet nunca antes frecuentado, por ejemplo). Actualmente hay muchas tácticas para aprovechar esta situación; eso sin hablar de dejar por descuido los mails o perfiles abiertos. Todo lo anterior debe estar muy claro para sus hijos.
5. Prefiera lugares especializados
Un tema clarísimo, es que hoy la forma más usada (incluso podríamos decir que la única) para consultar trabajos y hacer investigaciones es la red. Por eso, si no considera suficientes las herramientas que existen para filtrar las páginas y los resultados de búsqueda, no sobra preferir buscadores especializados en el tema de la educación.
Uno de ellos es Google Scholar, una herramienta segura para hacer consultas sobre temas escolares. De todas formas, es preferible –y de acuerdo con la edad de su hijo- que usted esté presente en el momento de las búsquedas, no solo para protegerlo de material inadecuado sino para enseñarle a usar correctamente toda la información.
De hecho, muchos especialistas recomiendan revisar de vez en cuando los contenidos que comparten los hijos a través de redes y mail. E incluso hacer uso del historial del computador para ver qué páginas están frecuentando.
6. Esté alerta
Como padres conocemos mejor que nadie a nuestros hijos, aunque no manejemos la misma información sobre ellos que podrían tener sus amigos. Por eso es indispensable estar muy atentos a cualquier cambio en su estado de ánimo o comportamiento. Por ejemplo, si comienzan a aislarse de su círculo social o se ven retraídos en actividades que antes los emocionaban. Tampoco es normal que se muestren nerviosos o agresivos al ser sorprendidos navegando. De hecho, si son menores de 13 años, es preferible que no lo hagan solos y que entiendan las razones de ello. Si los niños tienen unas bases sólidas de diálogo y contención familiar, ellos entenderán que no se trata de una invasión a su privacidad por parte de mamá y papá, sino de normas mínimas para protegerlos.
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Asesoría: Ana Pabón, Gerente de Comunicaciones Google Colombia y Perú.
Con información de Kaspersky y MovieCity.
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