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Tratado sobre los “hombres perro”

Las mujeres siempre se han preguntado la razón por la que a ciertos hombres les es absolutamente imposible ser fieles. ¿Por qué pasan de amante en amante hasta acabar con su matrimonio? Ni la medicina ni la sicología tienen una respuesta definitiva. Todo parece indicar que ellos son producto de fallas biológicas y de valores escasos.Las mujeres que crecieron durante el siglo pasado, desde chicas debieron desentrañar profundas contradicciones. Muy diferente de lo dicho sobre el famoso príncipe azul, “los hombres de la casa” –abuelos, papás, primos y tíos- no aparecían casi nunca por allá, y las mujeres resignadas se reunían en la cocina durante horas para despotricar de los ausentes.
Quién sabe en qué estarían pensando para someter a las mujeres a escuchar las mismas frases: “No te fijes en aquel, que debe ser igual de descarado al padre”, “todos son perros, mentirosos, desleales”…; Y así, las jovencitas hacían las primeras conjeturas sobre el color del príncipe y sus bellas cualidades de otro planeta.
Un poco más grandecitas, esas mujeres entendieron ciertas jugarretas del lenguaje figurativo y la delicada línea que separa la realidad de la ficción. Y es justo en ese momento cuando experimentaron las colosales dimensiones de una angustia hasta entonces desconocida. Los príncipes escasean, no viven en América y ninguno es azul. Para casarse con ellos se debe ser princesa, y por lo sabido a través de los chismes de la nobleza mundial, muchos están lejos de ser hombres fieles.
El daño está hecho y no pocas perseguirán para siempre el ideal de un hombre inexistente. Porque ya volviendo a la Tierra, debemos entender que es casi imposible encontrar un prototipo masculino capaz de asegurarnos fidelidad eterna. Por eso no es tan descabellada la frecuencia con que es perdonada una  infidelidad.

Retrato hablado del infiel
Gracias a los adelantos de la ciencia hemos asistido al florecimiento de millones de artefactos. Y también gracias a la sicología, hemos podido dar la pelea contra la cuestionada credibilidad de los dichos populares, como ese que dice que “todos los hombres son iguales”. Porque está demostrado que no es exclusivo de la naturaleza masculina el hábito de ser infiel, aunque la cultura y la biología lo han predispuesto más a ello.
“No existe un perfil psicosocial del infiel, ni creo que pueda construirse. Es producto de factores tanto culturales como biológicos. La carencia de valores éticos desde la familia impulsa los deseos sexuales inherentes al ser humano (no solo los hombres), quien antropológicamente es  tendencialmente infiel”, afirma el sicólogo y sociólogo Guillermo González.
Pero, ¿qué tal si nos organizamos por disciplinas y exploramos las conclusiones de ciertos estudios propuestos para darle una explicación biológica al mito edificado sobre la supuesta tendencia de los hombres a ser “perros”?
Según un estudio del Instituto Sueco de Karolinska, en Estocolmo, ser monógamo es una condición que en gran medida puede estar predispuesta genéticamente. Lo descubierto por los investigadores sugiere que los hombres carentes de una variante propia de cierto gen, influyente en la actividad cerebral, son menos infieles.
Como lo publicó The Washington Post, dos de cada cinco hombres poseen “la variante maldita”, responsable no solo de que sientan más deseo de ser polígamos, sino que tienden en mayor medida a tener problemas con el matrimonio y todo lo que suene a compromiso.
Al estudiar a 1.000 parejas heterosexuales se pudo constatar el efecto dominó provocado en las parejas. Por mucha diferencia, las casadas con los dueños del gen estaban más insatisfechas en su relación, que quienes tuvieron suerte con la madre naturaleza.
"Los hombres con dos copias del gen tienen doble riesgo de experimentar conflictos en la relación y divorciarse, en comparación con los hombres sin ninguna copia", aseguró en esa ocasión al periódico, el doctor Hasse Walum, director del estudio, quien además explicó que “el trabajo se centró en los hombres porque la hormona examinada desempeña un papel mayor en sus cerebros que en los de las mujeres”.
Si es así, los laboratorios deberían incursionar con un examen genético que nos permita tomar la última decisión antes de ir al altar.

Hombres evolucionados
La teoría de la evolución también se ha preocupado por el tema de la fidelidad. De acuerdo con los estudios realizados en esa área, la monogamia basada en la exclusividad sexual no tiene fundamento alguno en el desarrollo evolutivo del hombre.
Encargados de estudiar las conductas heredadas desde hace millones de años, los científicos evolucionistas han podido determinar que los humanos tienden a una especie de ‘monogamia en serie’, pero nunca a tener exclusividad sexual.
Como si no estuviéramos predestinados a la constancia amorosa, los biólogos de esta corriente afirman que genéticamente hay muchas ventajas en la poliginia. Una de ellas es que ha permitido el crecimiento de nuestra especie.
“La naturaleza nos dotó de un gen de la infidelidad, como garantía de supervivencia para los humanos. Así, el varón busca tener el mayor número posible de relaciones con el mayor número posible de mujeres, como una forma de garantizar que tendrá el mayor número de hijos”, sentencian los evolucionistas.
Sin embargo, nos hemos diferenciado de los animales por nuestra capacidad de razonar y de ajustarnos a valores y normas de convivencia. Así que el hecho de que los hombres sean más propensos a la infidelidad no depende de unas determinadas características sicológicas. Y no existen formas mágicas para determinar quién es “perro” y quién no.
Razones de peso cultural
Los genes también se ven modificados por la cultura. Por eso, la labor inicial de plantear un perfil del infiel falló en su intento. Somos tan distintos los unos de los otros, como especies de seres existentes en el planeta, y retomando lo dicho por el doctor González, solo existen razones biológicas y culturales para justificar una mayor infidelidad en el campo masculino.
“En lo cultural, la influencia de los medios, donde los ‘ídolos’  tanto políticos como artísticos (novelas especialmente) presentan la infidelidad como parte del interés del público, la alientan. También existe una crisis de valores. Además, desconocer que el concepto de fidelidad nació con las normas religiosas y el derecho romano  como parte del ordenamiento social, no ayuda”.
Más allá de si el hombre que está a su lado le es fiel, o podría dejar de serlo en cualquier momento, usted debe entender que la infidelidad es un fenómeno que ha dejado de ser territorio de hombres. Los mismos patrones culturales alentados por la publicidad lo están revelando y cada vez es más normal que las parejas se divorcien porque la mujer encontró a otra persona en su camino.
RECUADRO
Señales del infiel
Aunque ni la medicina ni la sicología pueden reseñar para las mujeres al prototipo de hombre destinado a la infidelidad, sí les es posible darles algunas luces sobre los acontecimientos que generalmente acompañan el comportamiento de un hombre  “perro”.
- Que le dé a usted excesivos regalos, sobre todo si esos detalles eran una excentricidad en otros tiempos.
- La pasión característica de su compañero parece haberse esfumado y usted ya perdió la cuenta de cuántos días han pasado desde la última vez que realmente “la vio”.
- Cuando la invita a salir, prefiere lugares nuevos e incluso alejados del sitio donde viven o trabajan. Los restaurantes y teatros de moda se convirtieron en terreno vetado para las actividades en pareja.
- Evita las conversaciones sobre su relación de pareja y las preguntas personales. Muestra poca tolerancia hacia este tipo de diálogo. Y estalla generalmente con un ataque de rabia, capaz de terminar cualquier diálogo.  
- Antes era el hombre más hablador de todos. Ahora parece que hubiera decidido  hacer un extraño y sorpresivo voto de silencio. Usted lo ve, por ahí,  pensativo y alejado en algunos lugares de la casa.
- Se queda a menudo sin batería en el celular o no encuentra señal y debe alejarse varios metros de usted.
- Las reuniones de trabajo han estado cobrando mayor frecuencia, así como las quedadas hasta tarde en la oficina.
DESTACADOS
“La naturaleza nos dotó con un gen de la infidelidad. Éste es una garantía de supervivencia para los humanos. El varón buscaba tener el mayor número de relaciones con el mayor número de mujeres, para poder garantizar una descendencia robusta”. Teoría evolucionista.
“No existe un perfil psicosocial del infiel y  este no puede construirse. Es producto de factores tanto culturales como biológicos. La carencia de valores éticos desde la familia impulsa los deseos sexuales inherentes al ser humano, quien antropológicamente tiende a la infidelidad”.

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