Volvo se alzó como patrocinador de la Vuelta al mundo en Vela, actualmente denominada la Volvo Ocean Race, una carrera contra el destino, que llevará a sus competidores a navegar por todo el planeta a mar abierto.
En el mundo, no existe una competencia deportiva tan larga y que contemple una distancia tan exuberante como la Volvo Ocean Race.
Todo empezó hace 42 años, cuando un osado grupo compuesto por hombres y mujeres, se tomaron los irreverentes mares para darle la vuelta al mundo. Fueron 17 barcos que se enfrentaron, no solo a la furia del agua, sino a un sol inclemente y vientos agresivos por 152 días.
En un principio, el evento se celebraba cada cuatros años. Sin embargo, su gran acogida permitió que la espera se redujera. Ahora se lleva a cabo cada tres años.
Pero la frecuencia no fue lo único que se modificó, también los días de navegación y la cantidad de yates participantes.
La decimosegunda edición partió el pasado mes de octubre de 2014 desde Alicante, España, con siete embarcaciones con la meta de llegar a Gotemburgo, Suecia, recorriendo una distancia total de 38.739 millas náuticas, equivalentes a 71.800 kilómetros, en un tiempo de nueve meses, con once paradas donde los competidores podrán descansar.
Esta vuelta al mundo contempla viajar por cuatro océanos y enlaza 11 puertos o metas como objetivos de los participantes, que les permite pasar por los cinco continentes.
UN LARGO CAMINO
La reglamentación de la Volvo Ocean Race incluye unas regatas particulares en cada puerto, la primera de ellas fue en la costa española unos días antes de zarpar para Cuidad del Cabo en Sudáfrica.
De allí, las embarcaciones partieron rumbo al sur con el fin de cruzar la línea del Ecuador, después de pasar por Nueva Zelanda y asumir así las tranquilas y calmas aguas tropicales, que registraron vientos de solo 5 kilómetros por hora.
No obstante, el Atlántico Sur representó una dura prueba, pues allí los navegantes tuvieron que luchar contra fuertes vientos y olas, que los desembocaron finalmente en Brasil.
Y fue precisamente allí, en la ciudad carioca de Itajaí, donde tuvimos la oportunidad de encontramos con estos aguerridos y desafiantes seres humanos, quienes nos demostraron que son capaces de sobrevivir en circunstancias muy difíciles, con tal de cumplir un sueño.
Al despedirse, partieron rumbo al puerto americano en Newport (Rhode Island), que finalmente los llevará a la meta en Gotemburgo.
¿CÓMO SOBREVIVIR?
Sobrevivir a esta odisea depende de varios factores: el hombre, la embarcación y finalmente el mar. Hoy más que nunca, el éxito de esta misión recae en los regatistas, deportistas consumados que deben estar por encima de las capacidades de la nave.
Los tripulantes de cada uno de los barcos saben perfectamente el reto que afrontan. Entregar todo su físico, resistencia y fuerza les garantiza el éxito. Por otro lado, la estrategia e inteligencia de cada director es fundamental, mientras que la construcción del barco y sus materiales, pasan a un segundo lugar.
Antiguamente las reglas eran amplias y primaba la suerte e ingenio de varios constructores. Ahora, los parámetros son uno solo y parten del pensamiento de un solo diseñador, que entrega la longitud de la eslora (20 metros como distancia total de la longitud del barco) y el peso mínimo requerido (12.500 kilos).
Con esto se busca que cada una de las embarcaciones se encuentre en las mismas condiciones y puedan navegar a la misma velocidad. La astucia de cada equipo en el mar, será la que marque la diferencia entre ellos.
Los equipos están integrados por ocho navegantes, más una persona que hace el registro fotográfico y filmación permanente. Cada uno de ellos es sometido a un riguroso examen para evaluar su estado físico; además tendrán que demostrar conocimientos en seguridad y primeros auxilios. Cada tripulante duerme cuatro horas, permanece de guardia el mismo tiempo y trabaja otras cuatro horas. En caso de emergencia, es obligación de todos estar al tanto.
INTIMIDADES EXTREMAS
Al compartir experiencias con los participantes, pudimos comprobar cómo viven ellos estos nueve meses navegando en el mar.
El baño en cada una de las embarcaciones carece de puerta, allí solamente se evidencia un inodoro pequeño, no hay lavamanos, ni ducha, por lo que los tripulantes deben asease con toallas húmedas.
La alimentación es neofilizada y preparada con agua proveniente de una planta desalinizadora que produce 50 litros diarios. Cada navegante consume alrededor de 5.000 calorias, que equivalen a comer unos 2.500 gramos de carne. Adicional a ello deben consumir 20 tipos de vitaminas en cápsulas para mantenerse y poder resistir así el combate diario.
La cabina tiene muy poco espacio para las camas de los tripulantes, por lo que deben dormir en hamacas colgantes. Durante el viaje se manejan temperaturas que van desde los 50 grados hasta los 10 grados bajo cero.
Aventura, drama humano, personalidad definida, reto, dificultad, dinámica, excitación o resistencia, son algunos de los adjetivos que se han fijado desde hace 15 años la casa Volvo para patrocinar este evento que tiene en cola 17 ciudades que quieren ser parte de esta aventura. Las ciudades pagan alrededor de siete millones de dólares para tener este honor, donde la actividad turística es el objetivo.
Asistimos a la parada de esta competencia en Brasil por invitación de SK Bergé, distribuidor de la marca Volvo en Colombia.
VOLVO OCEAN 65
La nueva embarcación Volvo Ocean 65 es un monotipo construido sobre la base de un solo conjunto de planos estrictamente controlados y firmados por el estudio Farr Yacth Design. Es fabricado en fibra de carbono para pretender un bajo peso y más resistencia. Está dotado de ocho velas, la más grande puede pesar hasta 100 kilos. A bordo tiene un motor Volvo diésel de 2 litros que trabaja básicamente para cargar todas las baterías que se requieren para navegar en caso de emergencia. Es vigilado satelitalmente y para quienes desean conocer su ubicación, lo podrán hacer a través del sitio web: www.volvooceanrace.com/es
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