Con 250 centímetros cúbicos y 31,5 caballos de potencia, es capaz de alcanzar 170 kilómetros por hora. Divertida, versátil y con la apariencia total de una moto de carreras. Por donde va, todos la miran, se quieren montar y naturalmente muchos la quieren tener. Esta es la realidad que registra la retina al observar la nueva Ninja 250 R, y que ‘como se ve se siente’. Así dice la presentación de Auteco al anunciar esta Kawasaki deportiva, cuya apariencia es totalmente la de una moto de carreras. Y si le sumamos los colores agresivos, este aparato es capaz de provocar a cualquiera. Son 250 centímetros cúbicos y 31,5 caballos de potencia montados sobre un chasís de tan sólo 151 kilos. Una moto que no es para cualquiera, porque –de verdad– merece mucho respeto. Y efectivamente es capaz de alcanzar con facilidad 170 kilómetros por hora, mientras marca en el tacómetro 11.000 revoluciones. No fuimos capaces de seguir apretando el acelerador, pero estamos seguros que da más, o por lo menos esa fue la sensación que tuvimos. El chasís tiene una gran particularidad, y es que está diseñado para el tema deportivo, con algo de egoísmo en caso de viajar con ´pato’, pues parece creado sólo para la comodidad del piloto. La ubicación de la silla es a tan solo 78 centímetros del piso, en una posición que permite estar bien acoplado para apoyar los pies y naturalmente con una postura ‘racing’ que permite alcanzar con facilidad el timón. Si se quiere, se puede retirar un cobertizo, justo detrás del asiento del conductor, donde se encuentra un pequeño sillín para el pasajero, que naturalmente queda más alto que el piloto, con lo que tendrá la facilidad de disfrutar desde esa posición una visual de preferencia. El carenaje tiene todos los atributos, ya mencionados, de carácter deportivo, con los argumentos suficientes para demostrar que fue un trabajo realizado en un túnel de viento con el fin de aprovechar el corte de aire perfecto. Líneas muy agresivas conforman este forro que le dan el gran toque y atractivo para lucir novedosa e impresionante en compañía de un buen silenciador. En la parte de adelante se incrustan las luces principales y de cruce, con una pequeñísima visera justa para el conjunto. En el interior está el tablero de instrumentos con velocímetro combinado de millas y kilómetros que muestra un número gordo, ¡200 Km/h!; además, de cuenta revoluciones, medidor de combustible, testigo de direccionales, de luces plenas y otras más, suficientes para no distraer al conductor. El motor es de dos cilindros en paralelo. La gran eficiencia y torque de 21,7 newton/metros se logra gracias a las ocho válvulas movidas por dos árboles de levas. La alimentación es a través también de dos carburadores de marca Keihin, igualmente de alta eficiencia. Ignición digital y encendido electrónico complementan este buen sistema. Para esta cilindrada encontramos que la refrigeración es a base de líquido por lo que se destaca un radiador de buen tamaño, que con la ayuda del ventilador eléctrico no permite sobresaltos en el tráfico. La caja de seis velocidades con escalones bien definidos permite aprovechar muy bien el rendimiento del motor; todo, enmarcado en el espíritu deportivo que naturalmente exige un consumo alto de gasolina, en nuestro caso de 80 kilómetros por galón. En cuanto a la suspensión, encontramos dos amortiguadores delanteros y uno trasero a gas y con cinco graduaciones, con tendencia a término duro que permite poner la potencia al piso sin susto. Calza llantas rín 17 de suficiente tamaño que, en compañía de las mordazas de frenos de doble pistón, permiten una muy buena frenada. Es un aparato no solamente divertido y versátil, sino que definitivamente llama la atención donde lo pongan.
Revista turbo
Kawasaki Ninja 250 ¡tremendo aparato!
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