En el restaurante, con su pareja, sus hijos o con amigos, no pueden mantener su mirada al frente por mucho tiempo, cada tanto tienen que agachar su cara y con sus manos manipular la pantalla de su teléfono inteligente para ver si entró una llamada o un mensaje.
En el carro pueden ser un peligro porque también deben apartar su vista del camino por unos segundos ya que la alarma que supuestamente escucharon era de sus notificaciones de mensajes.
Cualquier vibración los pone en alerta, incluso cuando no existe y solo ellos la sintieron o escucharon un supuesto timbre que salió de sus teléfonos celulares.
Es un comportamiento que se ha extendido producto de la movilidad que ofrecen las soluciones tecnológicas de comunicación con un teléfono que se puede llevar a todos lados y en cualquier momento nos acompaña.
El síndrome de la vibración fantasma, o también llamado como el de la llamada fantasma, no es un comportamiento que sea exclusivo de algunos adictos a la tecnología y la conectividad. De hecho, de acuerdo a investigaciones hechas por el doctor Larry Rosen y que este publicó en un libro titulado iDisorder, cerca del 70 por ciento de los usuarios de estas tecnologías percibe en algún momento esta situación, que es la de simular la vibración o escuchar el ringtone del dispositivo cuando en realidad no ha ocurrido.
Pero este comportamiento no es aislado, y de acuerdo con sicólogos consultados, se puede inscribir dentro de un fenómeno más amplio generado en esta época de conectividad, redes sociales y tecnología móvil de comunicación: la nomofobia.
Este, plantea César Sierra, director de la facultad de ciencias sociales en el politécnico Grancolombiano, sede Medellín, es ese temor que le produce a las personas el no tener su teléfono celular a mano, y de manera más amplia el quedarse por fuera de la conectividad y la integración a través de las redes sociales y la disponibilidad de comunicación casi inmediata que les proporciona el elemento tecnológico.
"Son personas que no quieren perderse nada, que piensan que estar un momento sin su celular en la mano para revisarlo cada minuto les hace perder de hechos supuestamente importantes", dice Sierra.
Con el teléfono móvil, lo que se busca es suplir en alguna medida ese síntoma de vacío por lo que se acude a ese comportamiento de estarlo revisando constantemente
Tiempos modernos
Como lo señala Mauricio Naranjo, comunicador y analista de los temas de la cultura que han generado las tecnologías de la información, este es un fenómeno que es propio del desarrollo de nuevas tecnologías. Y es una situación que no ha estado ajena en la historia a la evolución y el desarrollo técnico. Cada nuevo invento ha traído sus propias problemáticas.
Algo en lo que coincide el sicólogo Daniel López, quien señala en su conversación con El Colombiano que se trata de patologías que se comienzan a desarrollar de manera reciente, es decir unos 15 años hacia el presente, cuando verdaderamente la telefonía celular comenzó a masificarse.
"Antes con minutos a mil pesos, y aparatos costosos no era un fenómeno generalizado". Ahora el acceso a teléfonos cada vez más versátiles señalan un nuevo entorno de accesibilidad y conexión permanente, según coinciden los especialistas.
Para el sicólogo López, especialista en salud mental del niño y el adolescente del centro de atención de la Universidad Ces en Sabaneta, el comportamiento orientado a la revisión permanente del teléfono celular por supuestas llamadas o mensajes fantasmas, se presenta en mayor medida entre la población adolescente.
Este "siempre está buscando maneras de contactarse con sus pares, buscan llenar un vacío, lograr un reconocimiento y aceptación de grupo, y encuentra en estos aparatos la forma de poder contactar al otro sin la necesidad de tener que hacer renuncias", plantea Daniel López
¿Qué hay detrás?
Pero aunque este comportamiento puede ser en muchos casos molesto, especialmente cuando el dueño del teléfono interactúa con otras personas y no es capaz de mantener un contacto real permanente en un restaurante, una reunión, una conversación de café, sin estar mirando frecuentemente la pantalla de su dispositivo, este -dice el especialista del Politécnico Grancolombiano César Sierra - no se puede considerar como un trastorno desde el punto de vista de la sicología.
Sin embargo, añade, lo que esta forma de actuar sí puede hacer es prender una alarma acerca de problemas desde la sicología y la neurología mucho más profundos de algunos de los individuos que lo manifiestan.
No sería extraño, por ejemplo, que por medio de actitudes como esta se pudieran dar pasos para diagnósticos de trastornos como la esquizofrenia.
Por su parte, el sicólogo Daniel López señala que desde la mirada del profesional en esta rama, observar situaciones como las descritas en algunos usuarios de los teléfonos celulares también puede significar la manifestación de síntomas relacionados con patologías de ansiedad o trastornos obsesivos y de dependencia. "Es como si estuviéramos hablando de una adicción, como cuando se habla del alcoholismo", manifiesta el especialista.
Batería baja
Pero el síndrome de la llamada fantasma no tiene solo un componente desde el punto de vista de la sicología. También esta forma de interactuar y comportarse frente al acceso de conectividad puede afectar la operación misma de los equipos de comunicación, como los teléfonos celulares.
Sin embargo, su impacto no es tan alto. Ricardo Triana, director de producto de la firma Huawei, sostiene que la batería es el componente que recibe el impacto de este uso más reiterado del teléfono.
Sin embargo, el impacto de un desgaste prematuro, medido frente al total de vida útil que pueden tener las baterías actuales no es tan alto, cerca de un 2 por ciento, como mucho, hace un cálculo rápido el ejecutivo.
Pero sí señala que ese impacto es mayor en teléfonos de gamas medias o altas, que tienen unas pantallas más grandes, en las que el consumo de recursos de la batería es mayor, y si estas se activan con demasiada frecuencia para verificar esas supuestas llamadas o mensajes, que desde luego, son las que generan el aumento en el desgaste de la carga.
Pero a su vez, argumenta, las compañías fabricantes de los teléfonos, conscientes de que la duración de la batería es un factor sensible para la experiencia de los usuarios con sus aparatos, adelantan desarrollos en los que con las mismas configuraciones de baterías actuales, puedan ofrecer rendimientos hasta un 30 por ciento superiores.
Una forma de optimizar el uso del teléfono, recomienda, es la creación de perfiles que permitan identificar las llamadas de acuerdo a niveles de volumen o un ringtone característico para determinados contactos, por ejemplo.
Otra recomendación, pero ya desde el punto de vista del comportamiento, la hacen los sicólogos consultados en torno a un proceso de educación necesario en el uso de estas tecnologías, que privilegie la importancia del contacto interpersonal. La tecnología es un apoyo, un medio, pero no el fin.
EN FACEBOOK OPINAN
Alex Colt
Es una sensación normal, debido a que el celular produce ondas. A ratos para hacerlas más visibles lo podemos poner cerca a un parlante encendido, notaremos que a ratos el parlante emite sonidos, son las ondas, el cuerpo las siente y puede generar la sensación de que vibro o sonó al mirarlo no es así.
Valery Loaiza
Sí me ha pasado, sobre todo en este momento, que me cuesta aceptar la realidad.
Juan Carlos Salgado
Pienso que ese terreno que han ganado los celulares inteligentes se perderá algún día y se buscará la cura para calmar esa ‘enfermedad’ de estar conectados permanentemente. A mí, en particular, ya me molesta que suene cuando voy manejando y también que el bendito WhatsApp pite cuando estamos en el mismo ejercicio... Ya lo han dicho, el cerebro humano está diseñado para hacer una cosa bien a la vez y cualquier distracción puede ser fatal.
La tecnología debe ser bien utilizada, pero se está convirtiendo en la tumba de muchos habitantes del planeta tierra... Qué vivan los teléfonos caseros, las máquinas de escribir, las cámaras fotográficas con rollo, las tiendas de barrio, los vecinos amables y las charlas frente a frente... Y sí, que vuelvan las cartas y los telegramas.
Andrea Durán
Muchas veces, sobretodo cuando espero un mensaje o una llamada.
EN TWITTER
MUCHOS LO HAN SENTIDO
David Riaño Suan
@davidrsuan
Cada rato.
Juan Esteban Arteaga
@j_e_arteaga
Cuando vibra el del compañero que está al lado, demasiado común.
Daniel Betancur
@betancurjimenez
Sí, cuando manejo.
ANÁLISIS
Cada invento también genera nuevos problemas
MAURICIO NARANJO
Experto en temas de cibercultura
Con la aparición de nuevas tecnologías se generan enfermedades y trastornos. Accidentes, diría Paul Virilio: "Todo invento trae consigo su propio accidente", de modo que la creación de los barcos trajo consigo los naufragios; la de los autos los accidentes de tránsito; los aviones los desastres aéreos; la producción en serie en las fábricas modernas los accidentes de trabajo y el enajenamiento del sujeto (recordar la película de Chaplin "Tiempos Modernos"); las organizaciones empresariales la competencia laboral desmedida, el acoso laboral y el estrés laboral. La aparición de los dispositivos móviles no escapa a esta lógica, y uno de los ejemplos es el denominado síndrome de la llamada imaginaria o de la vibración fantasma, donde el usuario siente una especie de alucinación auditiva o táctil que según el psicoanálisis, o la misma psiquiatría, se inscribiría como un síntoma psicótico, una ilusión. Esto, a su vez, produce otros síntomas como la ansiedad por ser llamado o contactado, signo ligado a una paradoja: en medio de tanta tecnología comunicacional el sujeto se siente solo y con un miedo inconsciente a ser aislado, lo cual puede generar ese deseo ideal de ser contactado o llamado. Claro que esto es problemático, desde el punto de vista psicológico, y puede ocasionar bajo rendimiento académico o laboral, y una serie de sensaciones fantasmáticas que no son reales sino imaginarias, afectando la percepción del sujeto.
De otro lado, este síndrome puede también influir en la vida útil del dispositivo, por el desgaste de la batería. Pero valga decir que lo más preocupante es el porvenir, ya que nos tendremos que enfrentar a lo que el propio Virilio denomina "El gran accidente", ligado a las nuevas tecnologías de comunicación, y que todavía es un misterio.
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