La prohibición de acceso a la educación de las niñas, de estudiar en la universidad y de trabajar impuesta por los talibanes, preocupa a la Human Rights Watch (HRW).
“Es una falacia sostener que debemos legitimar esa cultura, por respeto a la soberanía de las naciones. Si lo que está pasando estuviera bien, cómo se explica (...)”.
Las mujeres “son clave en todos los aspectos de la respuesta humanitaria, por lo que su participación no es negociable y debe continuar”, afirma el IASC.
Muchas afganas que acudieron el miércoles a universidades, también se vieron obligadas a permanecer fuera debido a que hombres armados les prohibían el paso.
Venta de órganos, niños sedados y muchos otros métodos de supervivencia son usados en Afganistán frente a la dura crisis que provocó la llegada de los talibanes.