Más de 164 millones de personas viven en zonas donde las partículas PM2,5, las más dañinas para la salud humana, superan con creces los niveles seguros.
El traslado de la capital al corazón de Siberia es algo de lo que se ha hablado en el pasado, incluso en tiempos soviéticos, entre otras cosas, por motivos de seguridad.