Este asesinato despertó una oleada de condena e indignación en Egipto, un país en el que el que cada año mueren cientos de mujeres por violencia de género.
Amir Nasr Azadani se enfrentaba a la pena de muerte por defender públicamente los derechos y libertades de las mujeres de Irán, y el supuesto asesinato de miembros de seguridad.