Tiene 40 años, pero dos enfermedades han hecho que viva como un niño que no camina y a quien le es tremendamente difícil hallar un medicamento que garantice su salud.
A Goya la encontramos vendiendo torombolos sobre la Troncal de Occidente. Detrás de las cicatrices que llevaba en sus brazos, había una historia del dolor que ha tenido que sufrir.
Esta vendedora ambulante de Marialabaja tiene en su cuerpo las cicatrices de una enfermedad que la acompañado desde los 14 años y en su alma guarda el dolor de haber perdido a sus hijos.
Después de tres meses, la mitad de los pacientes estudiados escucharon la sonata de Mozart una vez al día durante tres meses con excelentes resultados.