La capital de Estados Unidos, así como varias de sus ciudades principales, están en alerta máxima para prevenir disturbios durante la posesión del nuevo presidente.
Los manifestantes encendieron hogueras cerca a la Casa Blanca, incendiaron algunos comercios y atacaron con piedras las fachadas de varios establecimientos.
Un enfrentamiento entre policías y un hombre en un automóvil terminó en un tiroteo, en el que dos agentes resultaron heridos y el individuo fue abatido fatalmente.
Según los medios estadounidenses, la clausura de la sede del Ejecutivo y el Legislativo se debió a la imposibilidad de comunicarse con un avión que había violado el espacio de seguridad en Washington.