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Bruxismo, un efecto indirecto del Covid-19

La ansiedad que ha generado el posible contagio, lleva a que el bruxismo se incremente y por tanto la fractura de dientes

REVISTA VIERNES

01 de octubre de 2020 10:40 AM

Las secuelas de la pandemia y lo que se relaciona con el coronavirus, se toman todos los sectores de la salud. Mucho se habla de los problemas psicológicos, que van muy ligados a miedo al contagio, quebrantos de salud sin tratamiento adecuado, dolores físicos derivados de la inactividad y en general acciones que alteran.

Estas acciones o señales pasan en ocasiones inadvertidas, pero el daño a corto plazo las evidencia como una alarma de que algo no está bien y en este caso la dentadura es factor de atención inmediata ante un problema que puede extenderse más allá, indica el odontólogo Salvador Insignares.

La alarma está encendida luego de que la mayoría de pacientes que por esta época visitan las clínicas dentales, lo hicieran para consultar fracturas y desgaste de sus dientes, algo que es fácilmente atribuible al bruxismo. “Desde que inició la pandemia, con el cierre de las actividades y el confinamiento casi absoluto, el sueño, el trabajo y todo lo relacionado con la vida diaria se alteró y trajo consigo estrés y ansiedad”, advierte el profesional.

Además de ese temor constante y la incertidumbre, las malas posturas también han contribuido de manera significativa en este padecimiento, toda vez que acaban cargando los nervios del cuello y los músculos de los hombros conducen a la articulación temporomandibular, o ATM, que conecta la mandíbula con el cráneo.

“Lo anterior va muy ligado al teletrabajo, por ejemplo, ha hecho que descuidemos las posturas echando más leña al fuego a nuestro estado de tensión casi constante, la cual hay que soltarla de alguna forma, y nos vemos obligados a liberarla por la noche, cuando nuestro sistema se relaja, y en forma de dientes apretados, rechinamiento y mandíbulas endurecidas”, aclara el doctor Insignares.

La dolencia continúa durante semanas por la situación actual y si finalmente no se consigue cambiar los hábitos se puede llegar a partir alguna pieza. “Nuestros dientes son la parte más dura de nuestro sistema, si chocamos unos contra otros de forma continuada claro que puede llegar a haber fracturas, nuestro cuerpo es como una olla a presión, según aumenta la tensión, más sube la presión y la energía debe escapar de alguna forma. Entonces, si no lo hacemos correctamente acabamos por liberarla con problemas como estos”, advierte.

El problema llega a los menores

Aunque se cree que es un problema de adultos el bruxismo ya está siendo detectado en niños, cuyos problemas se centran en dolores en los músculos de la mandíbula, especialmente en la zona próxima al oído, así como sonidos y chasquidos atípicos. Otras señales de estos trastornos temporomandibulares, que pueden alertar de este problema son dolores de cabeza, limitaciones a la hora de abrir la boca, sensibilidad dental o dolor facial.

Mientras este problema no tenga una solución certera, es decir, una vacuna, las dolencias relacionadas van a continuar y será otra epidemia, si bien de proporciones menores, con daños a corto y largo plazo. Para evitarlo, lo primero, antes de nada es saber si se están rechinando los dientes, y una forma sencilla de comprobarlo es ver si se están juntando los dientes aunque no se esté comiendo ni hablando.

“Es de aclarar que nuestra boca está preparada para que no tengamos que juntar los dientes en ningún momento, solo al masticar. Si en otros momentos lo hacemos ya es una señal, y en caso de ya padecer de bruxismo, el remedio más efectivo es el uso de un protector bucal nocturno”, apunta Insignares.

En cuanto al teletrabajo, el profesional recomienda crear un espacio para realizarlo donde los hombros estén alineados con las caderas y las orejas con los hombros. Y moverse, aprovechar cualquier descanso, llamada, o situación para estirar las piernas y liberar tensión.

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