Desde cuando empezó la cuarentena decretada por la pandemia de Covid-19, el Gobierno Nacional dejó claro que independientemente de la situación, los pacientes oncológicos iban a requerir la continuidad de sus tratamientos y hasta las cirugías programadas se debían cumplir, toda vez que el cáncer no da espera.
Las medidas iniciales y las directrices emitidas por las sociedades científicas, dictaminaron el aplazamiento de la consulta externa y las cirugías electivas generales, además de esto, en la parte de endoscopia digestiva, se tomaron determinaciones donde sólo se iban a realizar procedimientos endoscópicos terapéuticos, mas no diagnósticos, considerando que estos últimos podían esperar, indica el doctor Juan Carlos Hoyos, cirujano gastrointestinal oncológico, del Centro Radio Oncológico del Caribe.
Pacientes con sangrado digestivo, los inestables hemodinámicamente, con obstrucción del tubo digestivo, sea por cáncer o cuerpo extraño, obstrucciones de la vía biliar y signos de colangitis, que son de extrema urgencia, tienen cabida en el primer grupo y su atención se hacía ineludible, por lo que para ellos se mantuvo el servicio.
Sin embargo, cuando ya el tiempo ha transcurrido y el manejo de la pandemia hace parte del diario vivir clínico, se empieza a lograr un reintegro de ciertas actividades que antes de esta contingencia eran normales, se ha ampliado la cobertura no sólo a los procedimientos endoscópicos, sino a los quirúrgicos, determinando nuevos protocolos, indica el especialista.
Nuevos lineamientos
Los protocolos que se empezaron a implementar en endoscopia o cirugía son de carácter general, sin embargo cada institución fue adaptándolos a su necesidad y servicio. Dentro de estos el primero tiene que ver con el consentimiento informado, que adiciona el hecho de que el paciente tenga conocimiento que en el hospital o durante el procedimiento, existe la probabilidad de infección por Covid-19.
Como segundo punto, se estableció la realización de un tamizaje previo al procedimiento, con preguntas pertinentes días antes de que el paciente llegue al servicio de endoscopia o sala de cirugía, con el fin de verificar sintomatología asociada con el coronavirus, tales como dificultad respiratoria, fiebre, signos de anosmia (pérdida de olfato) y disgeusia (alteración en el gusto), asociados en un 30% de los pacientes de Covid-19; además de esto también se interroga sobre síntomas gastrointestinales como dolor abdominal, distención, vómito y diarrea.
Estas manifestaciones no se cumplen de la misma forma en todos los pacientes, la causa es desconocida y hace parte de la investigación médica permanente sobre la evolución del Covid-19, atribuyendo sin comprobarse, que tiene relación con el huésped o de una cepa diferente del virus.
Igualmente en la evaluación previa al paciente también se consulta si ha tenido contacto con personas positivas, si algún familiar en casa tiene esos síntomas, viaje a sitios con alta incidencia de coronavirus y basado en las respuestas, se toman medidas para dar pertinencia al procedimiento.
En caso de presentar alguno de estos síntomas, se procede a analizar el caso. Si la cirugía no reviste urgencia, se puede aplazar, mientras que si apremia el procedimiento, se lleva a cabo una prueba de PCR o hisopado para confirmar o descartar la posibilidad de padecer la enfermedad, indica el doctor Hoyos.
Recientemente se expusieron otros lineamientos que eximen a los pacientes de pruebas previas por coronavirus si no presenta alguno de las señales anteriormente descritas, sin embargo, teniendo en cuenta que el 80% de los casos resultan asintomáticos, el personal médico debe extremar medidas de seguridad para la práctica del procedimiento.
La consulta externa también se ha reanudado, previo cuestionario realizado al paciente y una vez agendado, entra a revisión con el médico tratante. En caso de haber sospechas, se requerirá la realización de una prueba que constate su situación de salud, pues al llegar ya se debe tener certeza de un resultado negativo. Obviamente las medidas de seguridad se extreman durante la consulta por protección mutua y así se hace con todo el personal de la clínica.
Está demostrado que el simple acto anestésico para un procedimiento quirúrgico o la intubación de una persona positiva para Covid-19, no sólo pone en riesgo al equipo médico, sino que el paciente aumenta inmediatamente el peligro de morbimortalidad por tanto los cuidados deben ser extremos.
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