Revista viernes


Joseíto Martínez y sus éxitos de siempre

CON ÉXITOS QUE SE MANTIENEN EN EL REPERTORIO FESTIVO, JOSEÍTO MARTÍNEZ CONTINÚA EN LA ‘PELEA’ MUSICAL ACTUAL

RUBÉN DARÍO ÁLVAREZ P.

31 de octubre de 2019 10:05 AM

Hubo una época en que se decía que Joseíto Martínez podría ser el reemplazo de Joe de Arroyo.

A Joseíto esos comentarios nunca le cayeron mal. Por lo contrario: hasta parecía esmerarse porque sus acompañamientos musicales se asemejaran un poco a los del llamado “Hijo mayor de Cartagena”.

“Sobre las olas”, “Fuma el barco”, “Sufrimiento”, “Charanga campesina” “Palenquero”, “Bomboncito”, “Para bailar”, “Baila Inés” y “El pulgón”, entre otros, son una muestra amplia: guardan la misma combinación de la música afrocaribeña con la expresión músico folclórica del Caribe colombiano. Incluso, actualmente incluye en su repertorio la cumbia “Suave bruta”.

Sin embargo, Joseíto siempre se distinguió. Su sabor era otro. Su swing tenía algo que ver con el sello sonoro de las orquestas colombianas que lograron algún aporte a la música del gran Caribe entre los años 70 y los 80 del siglo pasado.

Su labor era persistente. No hubo un solo momento en que, por lo menos, una de sus canciones no estuviera sonando en las emisoras y en los carnavales de Barranquilla y Cartagena. Las tarimas del interior del país también reclamaban su presencia. Era común verlo en la pantalla chica respondiendo por los éxitos que el público señalaba en sus producciones discográficas.

Pero llegaron las nuevas tecnologías, las grandes casas disqueras quebraron y se impusieron las producciones independientes. Músicos y cantantes de aquella época se esfumaron, y Joseíto no fue la excepción.

Pasó un tiempo considerable en el que su público ignoraba su paradero.

Ahora se le ve en la página de www.youtube.com promocionando sus nuevos proyectos musicales. Se llaman “Enamorado”, “Mata siguaraya”, “El tambor”, “Yo soy babalú”, “Caimán y gallinazo”, y “La aventurera”, en los que no solo canta, también ejecuta la trompeta.

Se trata de una antología de canciones en formato de salsa, música afrocubana, clásicos del folclor costeño y tres mosaicos con los temas que grabó en los 80 con The Latin Brother y con su propia agrupación.

En cuanto se inició la crisis de las compañías disqueras, Joseíto salió del país hacia México y Europa, donde, según dice, siguió activo con su arte.

Cuando regresó a Colombia se radicó en Cartagena, mientras laboraba en un restaurante del Centro Histórico y participaba en espectáculos de corte internacional, como cuando le facilitó su orquesta al dominicano Cuco Valoy, para un mano a mano con el venezolano Óscar de León.

“Ahora estoy reorganizando mi grupo y trabajando, gracias a la producción que acabo de montar en las redes sociales. Me toca hacer relaciones con las personas que están en los medios de comunicación, sobre todo en las emisoras. Entiendo que son jóvenes, quienes de pronto ni habían nacido cuando sonaron mis primeras canciones”.

Sobre esas melodías iniciales, Joseíto se complace en recordar que algunas de las que grabó con The Latin Brother le dieron la vuelta al mundo.

“Nosotros íbamos a Nueva York, a la par de un Óscar de León, de un José Alberto El Canario y de todas las grandes bandas que se paseaban por el mundo. Con ellos nos tocó alternar en escenarios prestigiosos, donde Fruko llegaba como invitado especial y hacía las veces disc jockey. También íbamos a la Feria de Cali, La Feria de las Flores de Medellín, los Carnavales de Barranquilla y Cartagena. Es decir, siempre estábamos en la pelea”.

De repente, alguien le recuerda que el próximo 13 de noviembre de 2019, el compositor Pedro Pablo Peña cumplirá 20 años de fallecido.

“¿Veinte años? --se impresiona--. ¡Cómo pasa el tiempo!. Pedro Pablo era amigo de todos los artistas de la música tropical. Llegaba a Barranquilla, y la primera visita que hacía era a mi casa. De ahí salía para los hoteles donde sabía que se habían hospedado Sergio Vargas, Wilfrido Vargas, Los hermanos Rosario y las grandes orquestas de merengue dominicano que estaban de moda en ese momento. A todos les daba canciones y todos le grababan. En uno de esos periplos me cantó ‘El pulgón’, que fue un tremendo éxito en Cartagena y Barranquilla, cosa que no me extrañó, porque confiaba ciegamente ese palito de Pedro Pablo para apuntarle al éxito. Después, me fui para Europa; y cuando regresé, fue cuando vine a enterarme de su muerte”. Joseíto espera que un día de estos se retome la música tropical que aún siguen creando jóvenes compositores en las zonas rurales de la Región Caribe, mientras la llamada “música urbana” agota sus quince minutos de gloria.

Comentarios ()

 
  NOTICIAS RECOMENDADAS