Revista viernes


Juan Camilo Vergara y su democratización del conocimiento

Apasionado por la cultura rusa, su literatura lo ha cautivado al punto que se ha convertido en una parte de su vida.

HEIDI LLANES

11 de marzo de 2021 09:14 AM

¿Estudiar historia? ¿Para qué sirve? ¿De qué vas a vivir? Todas esas preguntas pueden surgir al escuchar a un chico decantarse por ese camino al culminar la secundaria. Para todo había respuesta en Juan Camilo Vergara, el joven inquieto que hoy es referente de cultura en el país y que con amenas conferencias y cursos, ha logrado captar a un público ávido de esas historias reales que cautivan pero que no tienen un espacio fundamentado para accederlas.

En su mirada y palabras hay pasión, suficiente para no detenerse en ese camino que emprendió tras dejarse seducir por la cultura, y recuerda que desde muy pequeño, al entrar al bachillerato, se interesó por lo que no era muy común en sus compañeros, como era la literatura y lecturas que no se incluían en sus deberes, de otra parte devoraba la biblioteca de sus padres.

“Crimen y castigo” de Fiódor Dostoyevski, fue la llave de entrada a su futuro, leer esta obra llevó a Juan Camilo a buscar en la historia más información y de ahí sobrevino una cadena de eventos que lo involucraron más con Rusia, tanto que al culminar el colegio, se lanzó de lleno a estudiar Historia. Aclara que era buen estudiante, pero indisciplinado, rebelde e inquieto, eso lo llevó a ser expulsado de unos cuatro colegios.

Juan Camilo Vergara “padece” de una curiosidad incurable, así describe ese espíritu acucioso que le acompaña, además siente la necesidad de tener lo que quiere darle a la gente en sus charlas y de ahí se obliga a salir de esas cuatro paredes en las que suele estar todo y no creer que precisamente ese espacio es el límite de la vida.

Lo anterior puede ser muy bueno, pero también es temerario. En su necesidad de saber más se fue a vivir a Rusia y allí se especializó en Historia Rusa, se puso la soga al cuello, toda vez que al entrar en maestría y doctorado se requiere de 12 años de estudio.

Al no entrar en el molde preestablecido, se fue por el camino de encontrar lugares e historias extrañas y entre más exótico le resultaba, más buscaba información relevante, es así como también se involucra con lecturas del Islam, Imperio Bizantino, entre otras y le agrega al rompecabezas que tiene en su cerebro, aunque siempre falta más.

Los retos tras la decisión

Leer es un camino sin retorno, cada libro lleva a otro y así se va avanzando casi sin advertirlo. En el caso de Juan Camilo, el interés por Rusia fue evidente e indica que la profundidad de todo lo que se encuentra allí, el nivel de tragedia que para él resultó incomprensible, como cuando leyó una biografía de Stalin, lo llevó a pensar en todo lo que debió pasar ese pueblo y sin embargo sobrevivió.

Lo trascendental del país le obligó a ver con sus propios ojos lo que estaba allí y la búsqueda constante a ir y volver muchas veces, hasta convertirse en un modo de vida, toda vez que siempre está entre Colombia y Rusia.

Los estudios de Juan Camilo Vergara empezaron en la Universidad de los Andes, sin embargo no llenó sus expectativas y el siguiente paso fue entrar a la Sorbona de París, siendo el único latinoamericano de los trece extranjeros que componían ese primer semestre.

La división claramente establecida de esta institución y su centro de investigación de historia rusa, lo llevaron de una manera más fácil a especializarse, conoció a su director de tesis, además de encontrar la financiación de los viajes a Rusia para investigación.

Es de aclarar, que el proceso para llegar hasta allí no resultó sencillo, recuerda que asistió a su primera clase con un precario francés, pero la motivación podía más y precisamente eso fue lo que le abrió las puertas de la universidad, al escribir una carta con todos los deseos que le movían para ingresar.

En esa clase debió hacer un comentario de un texto en público, se trataba de una lectura medieval del Siglo XIII, por lo que se convirtió en una exigencia personal, que le obligaba a preparase permanentemente ante sus compañeros que gozaban de un nivel académico muy alto. Ese esfuerzo se mantuvo durante todo el tiempo.

El primer viaje a Rusia lo hizo a los dieciséis años y se fue de mochilero, sus padres aunque lo apoyaron, no pudieron ocultar su temor, sin embargo describe esa experiencia como mágica. Se encontró con la curiosidad de muchos por entenderlo, un colombiano interesado en la historia rusa no suele ser común.

Aprender era su desafío contante. En la Sorbona estudiaba en la jornada diurna Historia y en la nocturna cursaba Civilización y lengua rusa, al tiempo que se preparaba en idiomas, por esto tiene cinco en su haber incluyendo el español, al que se suman el ruso obviamente, inglés, francés y portugués.

Un viaje de historia y cultura

Juan Camilo Vergara siempre está de viaje por el pasado, sin embargo es un excelente habitante de este presente. Cree que el tiempo actual es el mejor que la humanidad ha vivido, por la medicina, esperanza de vida, el acceso a la educación, que resultan incomparables con lo que se tuvo siglos atrás.

Sin embargo, piensa que justamente eso es lo que nos debería hacer más críticos con nosotros mismos, y la única manera de hacerlo es leer lo que ha pasado en otras épocas, que si bien no se repite exactamente igual, si hacen parte de esa tendencia del ser humano a equivocarse en ciertas cosas. Además, el principal rol de la historia es hacer a la gente crítica, que no coma cuento.

En lo personal, Juan Camilo expresa su propensión por un periodo específico, se trata de la época de Augusto, el primer emperador de Roma, donde hubo un alto nivel de inteligencia de los gobernantes, además de un desarrollo increíble en la humanidad y está comprobado que lo que se alcanzó en esa fecha, sólo se superó hace cien años.

Un interrogante que surge al hablar con este hombre es que cómo ha podido hacer de su pasión, la profesión que le provee sustento y a su vez estilo de vida, a lo que indica que es su problema y su beneficio. Lo primero lo sustenta en que al convertir la pasión en profesión, se corre el riesgo de matar la ingenuidad que le acompaña a una carrera como esta, y el trabajo no es un sueño, es una realidad que permite vivir.

Al principio, convertido en Doctor en Historia Rusa, sintió temor, tenía un conocimiento como pocos, pero igualmente debía buscar una salida, esa que al final lo llevó a que todo lo que trabajaba lo volvía pasión y de esta manera revivía el sueño que le motivaba a disfrutar. De otra parte indica que esto también tiene un efecto perverso cuando se llega a ese punto de trabajar sin advertir el tiempo que se le invierte, aparece el agotamiento físico.

Juan Camilo contó con el apoyo total de sus padres, un industrial y una administradora cuya conexión con la cultura es casi inexistente, sin embargo se sumaron al sueño de su hijo, quien les garantizó que si le dejaban andar su camino, en el mismo sería el mejor.

Un paso adelante

Hay un aspecto que para Juan Camilo ha sido revolucionario y que estaba preparando antes de la pandemia. Siempre sintió que tenía una limitante física al dictar las clases, por lo que se fue adaptando al formato digital y de esta manera ha logrado llegar a más gente, no sólo en Colombia.

Establece las diferencias y advierte que de manera virtual alcanza a hablarle a personas muy diferentes, algo que resulta imposible en lo presencial.

Juan Camilo tiene la táctica de conducir a su audiencia en un viaje especial, y más que una cualidad, aclara, es un entrenamiento, en su caso hay dos razones, la primera es una preparación académica muy fuerte, en La Sorbona y en la Escuela de Altos Estudios, donde la exigencia le llevó a manejar los tiempos de manera precisa, con capacidad de síntesis.

Lo otro es que en el último año de pregrado, ya trabajaba como corresponsal en Francia en la HJCK, al lado de Álvaro Castaño, su mentor, quien le imprimió esa “chispa” para perderle el miedo al micrófono y expresar lo que se quiere de manera clara, porque allí la voz lo es todo.

El proceso creativo es muy amplio, los temas son de su conocimiento, lleva leyéndolos más de 15 años y lo que hace de manera pedagógica es crear una estructura lógica con una narrativa, y siempre tiene notas. Prepara un relato claro y refuerza la información con las imágenes y videos que ayudan a captar la atención.

Además de las clases y charlas, Juan Camilo es gerente de la plataforma Ilustre, está escribiendo dos libros y permanece inmerso en temas de tecnología, analizando que va a pasar a corto plazo y sobre todo como se llegará siendo latinoamericanos sin que los norteamericanos impongan condiciones, es decir, cómo se crea una cultura digital propia.

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