Revista viernes


Los frutos de las crisis

Las épocas de crisis han sido el momento propicio para que muchos inventos queden aprobados para la posteridad, y ahora no será la excepción

PRINCE MARTÍNEZ

23 de julio de 2020 05:47 PM

Las crisis se constituyen en acicate para realizaciones. En palabras de Einstein: “La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a las personas y los países porque la crisis trae progresos. Sin crisis no hay desafíos, sin desafíos la vida es una rutina, una lenta agonía. Sin crisis no hay méritos”.

Es el momento de reflexionar sobre estas frases del sabio científico. ¿Cuándo es que el médico, el ingeniero, el marinero, el bombero, el soldado pone a prueba su experticia? En un momento de crisis. El médico en el quirófano ante una operación de riesgo, el marinero ante una tormenta en altamar, y así sucesivamente.

Muchos productos que utilizamos hoy en día provienen de la necesidad de tiempos difíciles. Tomo como ejemplo algunas creaciones, útiles en la vida ordinaria, producto de la crisis provocada por la Segunda Guerra Mundial.

La cremallera respondía a la necesidad de un cierre rápido para los uniformes del ejército. Kotex, las toallas femeninas. primero fueron utilizadas como vendajes, después las enfermeras las adaptaron para los fines que hoy conocemos, y la compañía Kimberly-Clark las comercializó y forjó una fortuna.

El reloj de pulsera. En ese momento los relojes eran de bolsillo. Los de pulsera eran costosos y de poco uso. Los fabricaron a precios populares y por grandes cantidades porque era necesario que los soldados y pilotos tuvieran las manos libres.

El primer automóvil todo terreno. Los Smarties, un dulce cuya receta la desarrolló Forrest Mars mientras visitaba las filas del ejército y vio que los soldados comían pedazos de chocolate que se les derretían en las manos y decidió cubrirlos de caramelo para que no se derritieran. El famoso Kleenex que conoces hoy también tuvo entonces su origen. Estos también fabricados por Kimberly-Clark.

Estos inventos son sólo una muestra. Fueron patentados en Estados Unidos y cambiaron la vida de millones de personas en el mundo.

Aquí en Colombia esta pandemia ha puesto a prueba el talento colombiano. Sólo para mencionar un ejemplo: la Universidad de la Sabana ha diseñado y fabricado ventiladores para asistir a los enfermos en estado crítico. Quiero resaltar la participación directa en el diseño y construcción de estos, de un joven ingeniero cartagenero, Andrés Felipe Ramírez Jaime, hijo de Sandra Jaime Delavalle y Santiago Ramírez. Aquí reproduzco apartes de las declaraciones de Felipe, publicadas en la Revista Apuntes de Familia de la Universidad de la Sabana, que circuló el domingo pasado con el periódico El Tiempo.

“La motivación para ser ingeniero cambia de persona a persona. Algunos sueñan con construir un carro de Formula 1, un cohete que viaje al espacio o, por qué no, un Iron Man. En mi caso la respuesta siempre fue algo de ese estilo, sin embargo, cuando llegó esta emergencia me di cuenta de que, como ingeniero, tenía en mis manos las herramientas necesarias para abordar este problema. Ahora, lo que me motiva a trabajar es el deber y la responsabilidad moral de actuar en el propósito de ayudar a la humanidad. Por otra parte, desde siempre mi familia ha sido para mí una red de seguridad. Ellos están muy orgullosos y opinan que yo no soy consciente de lo que estamos realizando en este momento”.

Nosotros como cartageneros, también estamos muy orgullosos de contar con un joven del terruño que está participando activamente en la construcción de una sociedad más próspera y feliz. Aprovechamos para unirnos al júbilo de esos padres y su familia y felicitarlos.

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