Todo sigue indicando que hacer buena música no es difícil, al menos para estos cuatro chicos que han puesto nuevamente las letras sobre el tapete, indicando que el romanticismo, sonido e interpretación, pueden seguir unidos y marcar la diferencia. Eso es Morat, y allí está su magia.
Simón Vargas, Juan Pablo Villamil, Juan Pablo Isaza y Martín Vargas, siguen adelante, aún en cuarentena, y si al principio de la misma tuvieron el inconveniente de convivir muy de cerca con el contagio del virus, eso los fortaleció en la unión, toda vez que cualquier espacio donde permanezcan unidos se traduce en la búsqueda de nuevas letras y sonidos.
Ahora, tras una expectativa en las redes sociales, espacio que por derecho generacional les pertenece, sale una nueva canción, pero no están solos, los acompaña el talentoso Sebastián Yatra, su gran amigo, quien se sumó a este sencillo titulado “Bajo la mesa”, con un video animado que se ajustó a la situación actual.
Los hermanos Simón y Martín Vargas fueron los encargados de la animación del video, un deseo de año, que logró consolidarse en la cuarentena, ante la imposibilidad de trabajar de manera presencial en el mismo. El trabajo que se adelantó en un estudio de animación en España, jugando con las referencias artísticas que al grupo le gustan más allá de la música, terminó en una buena experiencia para el grupo y sus seguidores.
Después de “Balas perdidas”
El año inmediatamente anterior fue la consolidación de Morat en el plano internacional. En España juegan prácticamente de locales y Colombia tiene la certeza de contar con una banda juvenil que la representa con altura, su disco “Balas perdidas” fue una verdadera joya musical y ahora también trabajan en dar a conocer esa parte visual que igualmente existe.
La gira de “Balas perdidas” es para Morat lo mejor que han hecho en cuanto a presentaciones en vivo, indica Simón, los conciertos estaban muy sólidos, con buen montaje, un trabajo que les permitió crecer personalmente y como banda, además de encontrar el estilo que les va bien y con el cual se sienten cómodos.
El hecho de que ese álbum fuera tan diverso en los géneros, les permitió experimentar y pudieron decidir que ese lado rockero estará presente y saca a relucir lo que en realidad son. El balance entonces es positivo porque han madurado a través de cada trabajo, y este no fue la excepción.
Con cinco canciones a consideración del público, Morat siente la obligación de replantear la estrategia de lanzamiento del álbum. Sacarlo por partes resulta interesante y tiene más sentido en estos momentos.
La crisis desatada por la pandemia, obligó a la banda a regresar al país, provenientes de España, situación que los mantuvo en una cuarentena y ese tiempo fue aprovechado para adelantar el disco, toda vez que encerrados, su única rutina se concentró en hacer música.
Consideran que fue una muy buena forma de empezar este proceso creativo, con quince días para intensificar la producción antes de separarse y cada uno volver a casa. Comentan de la misma manera que ese momento fue oportuno al contar con muchas canciones guardadas y trabajo avanzado, por otra parte, el resultado positivo en la prueba Covid de Juan Pablo Villamil e Isaza, no tuvo mayor trascendencia más allá de seguir las recomendaciones oficiales y pensar siempre que a todos les puede pasar.
Trabajo en casa
Morat está muy volcado a las redes sociales, la nueva dinámica implica un cambio de “chip”, donde los conciertos virtuales toman la delantera, con una interacción particular, obviamente manteniendo la autenticidad y la buena energía que siempre han transmitido en vivo.
Otro punto a resaltar de la cuarentena de la banda es que cada uno por su parte ha intentado hacer música, dándose un tiempo para entrar en lo propio. Es un aprovechamiento especial, toda vez que hace más de cuatro años no estaban en un mismo lugar por más de tres semanas, entonces este freno en seco les ha dado la oportunidad de enfocarse en sus proyectos individuales, al tiempo que comparten con la familia.
En medio de este proceso, Simón ha lanzado su primer libro llamado “La orilla de la luz” y es una colección de cuentos sobre Bogotá, con un lanzamiento el día en que todo se detuvo, y curiosamente el tema recurrente del mismo es la mala suerte, por lo que estuvo muy parecido a una broma directa a su autor. La afinidad ha sido la mejor y las redes sociales el espacio indicado para recibir los comentarios, que Simón toma como retroalimentación porque la ventana que quería abrir hacia Bogotá está dispuesta para todos.
La colaboración con otros artistas ha sido para Morat una herramienta muy útil y que disfrutan, entonces para el tercer álbum aunque aún no las planean, lo más seguro es que lleguen y si bien ahora todo está detenido, con la reactivación saldrán propuestas de nombres para compartir una buena canción.
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