¡Por la corona!

Cartagena es ciudad de reinas, los últimos meses del año son dedicados a este tema y no hay rincón de la ciudad que no tome el certamen como punto de referencia para muchas situaciones. Verónica Dávila Pesta-na Milano creció en ese ambiente, jugando a ser reina, a soñarse caminando por una pasarela mientras los cartageneros la acla-maban, por eso hoy está allí, representando a su ciudad y dispuesta a dar lo mejor para lograr la esqui-va corona. La reina de los cartage-neros vive en Bogotá, pero siempre ha estado entre las dos ciudades y aunque sus estudios se han desa-rrollado allá, las costum-bres y hasta su acento, la definen como una joven costeña, con amplio com-promiso con su región. A sus 23 años Verónica ha logrado realizar muchas metas, una de ellas es cur-sar su carrera de Derecho en la Universidad Javeria-na, la cual está muy avan-zada y será retomada una vez acabe su compromiso real. Viene de familia de rei-nas, su tía Ingrid Dávila Pestana participó en varios certámenes y su prima Laura Dávila Pestana, fue Señorita Cartagena en 1998, logrando el sitial de primera princesa. Ahora el turno le tocó a ella, quien vive su reinado con mucha intensidad, pues desde la elección to-mó en serio la preparación y en esta semana previa al Concurso Nacional, siente que su esfuerzo será re-compensado. Positiva y siempre son-riente, Verónica también se desempeña como mo-delo profesional en Bogo-tá, lo que la mantiene con una disciplina que no ha sido difícil seguir. Respeta horarios, mantiene hábitos alimenticios sanos y sabe que una pasarela requiere de responsabilidad. Con habilidades empíri-cas en la comunicación so-cial, el año pasado aprove-chó una oportunidad en los medios que la llevó Bue-nos Aires, Argentina para presentar por seis meses el programa “Aquí se ga-na”, una experiencia de gran valor, porque ahora enfrentarse a las cámaras es algo familiar. La preparación de reina Con una carrera univer-sitaria a punto de concluir, experiencia laboral fuera del país y mucha cultura general, Verónica es una reina completa intelec-tualmente, por lo que su proceso de preparación se centró en la parte física. Desde el concurso local se enfocó a trabajar los detalles que importan en el físico para estar a tono con el reinado. Masajes, tonifi-cación y en general man-tener el cuerpo sano, fue la labor de Verónica que la alistó para el certamen. Con Alfredo Barraza lo-gró mucha confianza, ade-más de una excelente amistad. Él está encargado de todo su vestuario y con ese punto a favor, la segu-ridad es mucha. Verónica Dávila Pesta-na quiere dejar la corona en casa, es su sueño y siente que desde su posi-ción puede lograr muchas cosas para su ciudad, pues muchos frentes le empie-zan a apostar a las necesi-dades del pueblo de la rei-na. La reina de los cartage-neros aclara que le encanta la política, lo que la con-vierte en una mujer polifa-cética, si se tiene en cuenta que será abogada y comparte todo esto con su carrera en el modelaje. Verónica conoce cada rincón de su ciudad, sabe de sus condiciones menos notables y si en algún momento decide ingresar a la política, tiene claro por donde va a empezar su trabajo. En la recta final A una semana de empe-zar en firme el Concurso Nacional de Belleza, Veró-nica afirma que lo que más le encanta es la vivencia en conjunto del mismo. El reinado es una base de aprendizaje, no sólo de glamour y pasarela, mu-chos valores se incluyen en esta competencia que va más allá de la belleza, todo esto se suma a la vida y el resultado es satisfac-torio. La disciplina que se lo-gra es muy valiosa, sirve para el resto de la vida; y además de imprimirle pa-sión y destacar la fuerza que la acompaña, también le sirve para corregir las debilidades. Verónica dice que de los eventos del Concurso que más espera, está el desfile en traje de baño, sabe que allí está el reto, no es sólo salir, es afrontar a un pueblo expectante que consolida a sus favo-ritas y ella sabe que lo que más aporta es la actitud positiva y esa, la tiene de sobra.