Revista viernes


En la Primera Comunión, se impone la tradición

HEIDI LLANES

05 de abril de 2019 12:00 AM

Cada niño espera con ansias su Primera Comunión, pues además de crecer espiritualmente, es la fecha en la que la fantasía de usar un bello vestido se convierte en realidad. El blanco es el tono que identifica este sacramento y si bien la moda tiene un gran aporte, la sencillez hace presencia en cada atuendo.

El clima cálido hace preciso en las niñas el vestido vaporoso, con encajes, bordados y finos detalles, siempre guardando la solemnidad del acto, y como complemento, finos tocados y hasta flores, como lo propone la diseñadora Jenny Amador.

El vestido es definitivamente un trabajo muy artesanal que viene a complementar materiales muy finos como la organza y el organdí suizo y español, un clásico que se perfecciona con detalles logrados con encajes y letines, indicando que la tradición se mantiene.

Para los niños se conjuga igualmente sencillez y bienestar, ahora se estilan las clásicas y frescas guayaberas, una prenda que les da libertad para seguir siendo niños en medio de su comunión.

¿Y para mamá?

Por tratarse de una celebración diurna y familiar, el atuendo en tonalidades claras toma protagonismo. La elegancia debe predominar y los diseños cómodos y frescos se suman a esta tendencia.

La diseñadora Jenny Amador presenta encajes bordados y guipur para esos vestidos que sin perder la esencia veraniega, se mantienen en la elegancia que demanda el acto en la iglesia y su posterior recepción.

DISEÑOS: JENNY AMADOR

FOTOGRAFÍA: FERNANDO PARRA

LOCACIÓN: HOTEL DANN

MAQUILLAJE Y PEINADOS: MIMADAS

TOCADOS EN FLORES: FLORARTE

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