Revista viernes


Yoli Arrázola, arte con una gran misión

HEIDI LLANES

11 de octubre de 2013 09:31 AM

Creció en medio de vivas expresiones artísticas que tal vez no ocupaban un primer lugar, pero que hacían parte activa de la manera de vivir de toda su familia. Yoli Arrázola cosechó la sensibilidad que se requiere para plasmar ideas, pero también supo que podía lograr objetivos para otros por medio de su talento.

Es una artista enamorada de las bondades de la madera, primero trabajó en restauración, después se encaminó más por tallarla y materializar lo que rondaba su imaginación, una creatividad que despuntó en las manualidades que la acompañaron desde la infancia.
Más que artista, se considera emprendedora, le gusta fomentar el empleo y los deseos de crecer en otras personas. Su fuerte está en capacitar, enseñar cómo se puede trabajar y organizar negocios a partir del talento propio que tiene cada persona, cambiar la mentalidad y aplicar la máxima “sí se puede”.

Yoli estudió Administración de negocios, por eso cada uno de los pasos que da en medio de la creación de microempresas son fundamentados, y los artesanos de la isla de Barú han sido los más beneficiados con esta oleada de talento que llegó para despertarlos y hacerles ver lo grandes que pueden ser si se lo proponen.

A RECICLAR, A CREER
Hace quince años empezó este trabajo que ha tenido evolución, comenta Yoli, pues sus inicios con la talla de madera se dieron en marcos para cuadros, después con una serie muy llamativa que reunía enormes hormigas que se descolgaban en cualquier lugar, una propuesta que mantuvo expectativa y creó el camino para lo que vendría después.

Las creaciones de Yoli Arrázola son recursivas, se forman a partir de cualquier pedazo de madera que trajo el mar o que en algún momento fue el soporte de una construcción. Toda la madera sirve, se pone a secar y de ese trozo surgen figuras inimaginables que cobran vida a través del color.
Esa materia prima es apetecida por esta artista y sus discípulos, quienes siguen fielmente los parámetros para creaciones coloridas que se entrelazan con la decoración y llevan un contenido artístico y social, porque actualmente de ese proyecto viven alrededor de 8 familias.

EL PROYECTO

Mariamulatas, barracudas y canoas, entre otros elementos de la cultura popular Caribe toman forma en esos trozos de madera, sacando a este grupo de artesanos de ese trabajo común que realizaban y que se vendía al mejor postor, representado en el turismo que visita la isla.

La idea de Yoli era que crecieran, aún hoy, después de transcurrido este tiempo y con resultados positivos que saltan a la vista, piensa que falta mucho por alcanzar el objetivo, tienen potencial y ella el conocimiento para hacer objetos que se puedan comercializar en otros mercados.

El trabajo que cumple con cada uno de estos artesanos es potencializar lo que ellos saben hacer, es darles técnicas avanzadas para que el resultado sea llamativo a cualquier persona y pueda competir con la pieza de decoración más excelsa.

De esta manera las mariamulatas y barracudas, que son unas bellas siluetas con volumen y formas, se visten de color por medio de un tratamiento bastante exigente que se cumple con normas de calidad, pues se trata de figuras que ya “volaron o nadaron” a otros países.

Las personas que trabajan en Barú ya han logrado cambiar su vida y ahora su pensamiento es a largo plazo. Compraron maquinaria y el compromiso de cumplir es permanente, de la misma manera Yoli también asumió ese deber y aunque no ejecute su parte comercial, los pedidos a ellos continúan.

En Turbaco tiene un taller donde se lleva a cabo el pulimiento, acabado y pintura de las figuras, es la etapa final de este trabajo que recorre el mundo con el sello explicativo que se hizo en Barú mediante técnicas de reciclaje.

La misión es totalmente ecológica, se trata de reutilizar, trabajar con materia prima que está al alcance de la mano, ser amigables con el ambiente y entregar figuras que demuestran un talento que estuvo rezagado por mucho tiempo.

El arte de Yoli en esta oportunidad se puede ver como el rescate de elementos icónicos de dos grandes artistas, Obregón y Grau, a los cuales les da un toque particular y actual que los hace muy suyos. La mariamulata fue exaltada por el Maestro Enrique Grau y en las manos de Yoli se viste de color y brillo, por su parte, las barracudas que inmortalizó Alejandro Obregón, emergen para posarse en la nueva decoración.

Casada hace 16 años con Emmanuel Thiriez, Yoli recibe todo el apoyo de él y de sus hijos Nicole de 14 años y Patrick de 11, a quien se le ve un marcado interés por el arte.
 

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