Sucesos


Hombre que empaló a su abuela fue enviado a prisión

Q'HUBO CARTAGENA

01 de mayo de 2013 12:01 AM

Colorín, colorado, esta novela de horror ha terminado. Finalmente y tras una estrategia de inteligencia del CTI de la Fiscalía fue capturado Carlos Enrique Capera Romero, el hombre que le sacó los ojos, enterró un puñal en la boca, rebanó las partes íntimas a cuchilladas, violó, empaló y asesinó a su abuela, doña Emperatriz Romero (90 años) el pasado 24 de mayo en una vivienda del barrio Lucero Bajo de Ciudad Bolívar.
Según el hombre, todo ocurrió porque la noche anterior al crimen había sido poseído por el demonio tras un embrujo.
La audiencia. Rabioso y mirando al auditorio como si quisiera repetir el macabro homicidio, estaba sentado ayer en el banquillo de los acusados de la URI Tunjuelito Carlos Enrique, el hombre de 34 años al que todos buscan con afán para tomarle fotografías. Minutos después, acorralado y temeroso al escuchar los argumentos de la Fiscalía, quien describía a manera de cuento de Edgar Allan Poe las torturas físicas a las que sometió a su abuelita, finalmente aceptó los cargos por los delitos de homicidio agravado y acceso carnal violento.

24 DE MAYO, 1:00 P.M.
El sonido de la música cristiana retumbaba en la pieza de Carlos Enrique. Enfurecido porque su abuela no le sirvió el almuerzo, encendió la pipa, tomó largos sorbos de un guaro barato, evocó a la bruja a la que le rezaba y comenzó su ritual. Abrió la puerta, corrió directo al cuerpo cansado de su abuela, que cocinaba con devoción, y la abordó con un oscuro objetivo.
TORTURA
Tras arrancarle la ropa íntima, la arrojó al piso y mientras la revolcaba por el frío cemento comenzó a violarla. Luego la torturó a golpes y fue allí cuando el diablo “comenzó a darle órdenes al oído”. Según el dictamen de Medicina Legal, la mujer tenía astillas de madera en su recto, le faltaba un dedo, tenía una pierna partida y varios cortes de arma blanca en su vagina. El cadáver tenía un cuchillo que atravesaba su boca y las manos arrugadas tenían una puñalada cada una en todo el centro. Señales que confirmaban que Carlos Enrique, su nieto y con el que vivía desde hace tiempo, también pensó en crucificarla y enterrarla.
TESTIGOS
Q’HUBO estuvo en la escena del crimen y habló con doña María Elisa García, gran amiga de Emperatriz. “Fue espantosa esa muerte, cuando volví de la calle la encontré ahí tirada. Estaba desnuda y un palo la atravesaba. Había sangre por todas partes. Yo me asusté tanto que llamé a una de sus nietas y fue ella quien cubrió el cadáver con su cubrelecho favorito. Ahí fue cuando lo reportamos a la Policía”.
LA ESCENA
Tiempo después del asesinato, Carlos Capera regresó a la escena del crimen en la que ya estaban las autoridades. Allí se delató. Tenía la ropa harapienta y manchada de sangre. Sus zapatos también dejaban rastros rojos en el suelo. En ese momento, los agentes le pidieron que entregara las prendas voluntariamente para un análisis.
Tras obtener los resultados genéticos, la Fiscalía solicitó la orden de captura, que se efectuó en la madrugada de ayer.
FINAL
Capera ya había sido vinculado a la investigación por la presunta comisión, en ese momento, del delito de homicidio agravado. Sin embargo, quedó en libertad en días pasados porque el juez no encontró los suficientes elementos probatorios en su contra. Increíble.
El miércoles, tras días de búsqueda fue detenido en horas de la noche cuando deambulaba sin rumbo y envuelto en una bocanada de bazuco por las frías y oscuras calles que rodean el sector de San Andresito.
Cuenta el CTI que Carlos los miró fijamente, se carcajeó y estiró las manos para dejarse esposar.  

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