No es extraño que en los medios de comunicación las mujeres aparezcan en la publicidad como las “reinas” del lavaplatos, de la deliciosa comida sazonada en casa, de los pisos relucientes y del sanitario libre de bacterias.
Para la ONU, eso es sexismo en la publicidad. Por eso, a través de su capítulo ONU Mujeres y en asocio con la UCEP (Unión Colombiana de Empresas Publicitarias) buscará generar un cambio en los creativos detrás de las marcas y productos.
Señalan que publicidad ataca de manera simbólica a la mujer y se trabajarán alternativas publicitarias para tener el mismo efecto en el público, sin recurrir a dichos métodos.
“La publicidad no sexista es la que mira desde lo simbólico la igualdad de los derechos tanto para hombres como para mujeres. Es decir, aquella que contempla, por ejemplo, a mujeres médicas y hombres enfermeros, a mujeres arquitectas, lideresas y ejecutivas que están más en el espacio de lo público y lo productivo y no confinadas sólo a las labores domésticas”, explica Raquel Sofía Amaya, creativa de estrategias de la ONU.
Dice esta especialista en el tema de las violencias de género que los mensajes publicitarios en los que la mujer es puesta en un segundo plano terminan convirtiéndose en violencias reales porque, por ejemplo, los hombres se sienten dueños del cuerpo de ellas y con el derecho a violarlas, maltratarlas o pagarles sueldos más bajos.
“Se están construyendo imaginarios que son trasladados a la práctica y esto impacta en el cuerpo, la vida y la salud de las mujeres. No en vano 8 de cada 10 personas asesinadas en Colombia por sus parejas, son mujeres”, sentencia Amaya.
Crea estereotipos
Aunque a muchos ya les preocupa un afiche comercial que exhiba un par de senos junto a un producto que nada tiene que ver con sostenes, Amaya dice que ahora hay que fijarse en que también es preocupante que la publicidad ratifique estereotipos que degradan a la mujer.
“Más de la mitad de la población mundial somos mujeres y en Colombia, por ejemplo, sólo el 14 % de nosotras tenemos participación en el Congreso de la República. Esto es ayudado por violencias simbólicas, en las que no se contempla la posibilidad de una mujer congresista, sino de una que está lavando, planchando y cocinando”, manifiesta.
La preocupación de la ONU, según su creativa de estrategias, es que estos mensajes pueden llegar más fácil al público, se insertan en la cotidianidad y pueden entenderse como algo inocente o ingenuo, confinando a las mujeres a planos secundarios, como el del trabajo doméstico. “Eso nos impide desarrollarnos en otras esferas”.
Salud
Solicitan acabar violencia publicitaria contra la mujer
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