Colombia


Colombia, un país peligroso para ejercer el periodismo

COLPRENSA

02 de febrero de 2014 11:11 AM

Hace doce años, un sicario segó la vida del periodista e investigador Orlando Sierra Hernández, frente a una de sus hijas y a escasos metros del periódico La Patria, de Manizales, del que era subdirector.

Ese crimen continúa en la impunidad, pues el único autor material del homicidio (Luis Fernando Soto Zapata) solo pagó 67 meses de prisión y luego de su salida murió en un enfrentamiento con la Policía. No hay ningún autor intelectual condenado.

El único vinculado al proceso era el dirigente político de Caldas Ferney Tapasco, quien recobró la libertad en una polémica decisión de un juez de Pereira a finales de diciembre pasado, que también benefició a Henry Calle Obando y a Fabio y Jorge Hernando López Escobar, investigados por homicidio agravado.

Esta decisión de un juez de Pereira, no obstante, fue impugnada por la Fiscalía y el Ministerio Público.

Hoy sus amigos, familiares y colegas de oficio lo recuerdan con nostalgia. En su honor realizarán actos académicos en los que participarán personalidades de la política y del periodismo nacional.

Enrique Santos Calderón, ex presidente de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) recuerda a Sierra Hernández como “uno de los periodistas más valientes de Colombia, sin pelos en la lengua, de impresionante valor civil para denunciar entuertos y que libró una feroz batalla de muchos años, muy frontal en su columna, que al final le costó la vida.

Santos, hermano del presidente Juan Manuel Santos, dice que la libertad de Tapasco “es una decisión lamentable, escandalosa y vergonzosa”.

A su turno, Ignacio Gómez, presidente de la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP) dice que la muerte de Orlando Sierra Hernández le ha dolido tanto “como la muerte de de otros 35 colegas, amigos personales, que han sido asesinados en ejercicio de la profesión”. Por eso dice que siente “vergüenza de pertenecer al país más asesino de periodistas”.

Colprensa dialogó con ambos.


ENRIQUE SANTOS CALDERÓN, ex presidente de la Sociedad Interamericana de Prensa

-¿Qué mensaje deja frente a la comunidad internacional la impunidad que reina doce años después en un crimen como el de Orlando Sierra?
Deja un mensaje desolador. De los autores materiales es lo de menos, un vulgar sicario, un pendejo que se compra por 50 mil pesos y luego lo capturan a lo matan. Son los autores intelectuales los que no pueden quedar impunes y es lo que acaba de suceder con el señor Ferney Tapasco. Es un escándalo, una vergüenza, y un tremendo paso atrás en materia de libertad de expresión.

-¿Usted que fue presidente de la SIP, sabe cómo ven a Colombia desde afuera frente a las garantías que debe tener el ejercicio periodístico?
En Colombia, pese a hechos como estos, la situación ha mejorado considerablemente en los últimos años, si la comparamos con finales de los noventa, cuando realmente el poderío del narcoterrorismo, luego del paramilitarismo, incluso de la guerrilla, atentaban contra los periodistas, esto era el infierno ejercer el periodismo. Colombia ya no encabeza la lista de periodistas asesinados, aunque sí se mantiene un nivel preocupante de amenazas, e intimidaciones. Con cada periodista silenciado o asesinado, es la voz de la comunidad la que está esta siendo silenciada.

-¿Es fácil ejercer el periodismo en las regiones?
En las grandes ciudades, el periodista generalmente tiene ciertas condiciones de seguridad, distinto es en las regiones. En una época de apogeo del narcoterrorismo, se atentaba contra el periodista donde fuera. Desde hace unos años para acá el periodista de provincia, de la emisora comunitaria, del pequeño periódico, trabaja sin mayor protección, viviendo con el enemigo, acosado por los políticos corruptos, con sicarios a su servicio o presionado por grupos armados ilegales, que en esas zonas son todopoderosos.

-¿En Colombia es fácil hacer periodismo de investigación y de denuncia?
Pues si se cuenta con un medio más o menos poderoso, estable, que te respalde, si tienes el tiempo suficiente para hacer investigación y si tienes unos mecanismos mínimos de seguridad, sí se puede hacer periodismo investigativo. Y en Colombia sí que hay temas para investigar y para destapar.

IGNACIO GÓMEZ, presidente de la FLIP

-¿Qué tanto lo golpeó en lo personal la muerte de Orlando Sierra?
Como la muerte de Guillermo Cano, de Jaime Garzón y de otros 35 colegas, amigos personales, que han sido asesinados en ejercicio de la profesión. Lo que uno siente es frustración, vergüenza de pertenecer al país más asesino de periodistas y esa misma vergüenza da coraje para denunciar estos casos nacional e internacionalmente, para que se detenga la masacre de periodistas en Colombia.

-¿La FLIP lleva algún récord de periodistas asesinados?
Desde 1994, cuando se constituyó la Fundación, hasta 2004, hubo 167 periodistas asesinados, todos los cuales en la Fiscalía General aparecen como casos impunes salvo uno o dos resueltos por la vía contenciosa y cuatro o cinco a través de confesiones de paramilitares.

-¿En Colombia por qué asesinan periodistas?
Creo que el caso emblemático es el de Guillermo Cano, que en 1986 denunció la aparición de la parapolítica y por eso lo mataron. Mire los casos de Claudia López y León Valencia, amenazados por lo mismo: amenazas de una mafia que mezcla tráfico de drogas, curules del Congreso, concejos municipales y asambleas. Pero aprendimos tan mal la lección de la muerte de Guillermo Cano, que la parapolítica estalla 16 años después.

-¿En Colombia es difícil hacer periodismo investigativo?
Colombia es el país más riesgoso para ejercer el periodismo. Si bien hoy México y Guatemala son países en que asesinan más periodistas, Colombia estuvo desde los años 70 hasta hace cuatro años como uno de los países donde más se asesinaba a periodistas. Curiosamente Colombia nunca ocupó el primer lugar. Está entre los cinco países más peligrosos para ejercer el periodismo. No sabemos si la reducción está asociada a los esquemas de protección de periodistas, que en este momento son 84. No sabemos si contar a esos periodistas como vivos o como muertos.

-¿El mundo cómo ve a Colombia por esta violencia contra la prensa?
A nosotros (la FLIP) nos corresponde retratarlo ante los relatores de la ONU y de la OEA, ante las organizaciones internacionales de libertad de expresión como un país incapaz de proteger a sus periodistas de los asesinos y como un país con altos niveles de violencia contra la libertad de expresión. Eso es un problema de imagen con el que tiene que pelear el Presidente de la República, el Fiscal General, el Procurador General, pero es un problema del Estado.

-¿Cuál es la situación de los periodistas de provincia?
Pues imagínese si a un periodista famoso tiene que andar con escoltas en Bogotá, entonces cómo será un periodista de un pueblo chiquito: pues su situación es muy difícil. Eso lo que conlleva es al silenciamiento total del periodista, que prefiere cambiar de oficio. En algún momento Colombia fue considerada la Atenas Latinoamericana; hoy Bolivia y Ecuador tienen más medios de comunicación que nosotros, allá se ejerce con mayor libertad el periodismo, mientras la oferta informativa de Colombia es la más humilde del continente. Creo que Haití tiene más medios de comunicación y más amplios que Colombia.

-¿Ese panorama no es muy lúgubre?
Sí, pero desde los 80 estamos viendo caer a nuestros colegas como moscas. Quienes ejercemos este oficios es porque creemos que esta labor es necesaria para la sociedad.

-¿En Colombia hay libertad de prensa?
En ninguna parte del mundo hay libertad de prensa, ese es un concepto muy relativo. En Colombia hay unas libertades mínimas muy bien reglamentadas, pero muy mal ejecutadas. En Colombia el periodista muchas veces tiene que conformarse con lo que le quiera dar un jefe de prensa, a pesar de que tenemos una de las mejores leyes de acceso a la información.

-¿A las nuevas generaciones de periodistas se les inculca el periodismo investigativo?
La crisis política que el país vivió en los ocho años del pasado Gobierno implicaba una ‘fanatización’ que afecta la calidad del periodismo. A esas nuevas generaciones de periodistas les falta criterio, les falta formación, les falta argumentación y esa crisis se va a ver dentro de 10 ó 15 años.

-¿Pero el periodismo colombiano es bueno?
Fue bueno, en un momento dado. La calidad de nuestro periodismo se ha deteriorado muchísimo frente a otros países.

-Un mensaje para el foro sobre libertad de prensa que se realizará este lunes en Manizales…
Aunque no estamos en la época en que eran asesinados siete, 10 y hasta 11 periodistas por año, en la medida en que no haya una solución real al problema de la violencia contra los periodistas, la situación del derecho a la información seguirá deteriorándose y será más difícil ejercer esta profesión. Esto es un reto para el Estado. El impacto para la democracia es grandísimo, porque un país que no está informado toma decisiones políticas malas, escoge el rumbo equivocado y cierra los ojos frente a la corrupción.

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