Facetas


Números rojos: Protéjase contra ideas suicidas

ANDRÉS PINZÓN SINUCO

10 de junio de 2012 12:01 AM

Quince casos de suicidio en Cartagena en lo que va corrido del año, 3 en mayo, 4 en abril, 2 en marzo, 3 en febrero, y 3 en enero, dan cuenta de una macabra cifra constante. 
Los alarmantes números rojos recrudecen si se tienen en cuenta las condiciones del último de estos sucesos, en el que Victoria María Camargo Pérez, una estudiante de derecho de 25 años, a vísperas de graduarse, fue encontrada ahorcada en su habitación del barrio Crespo, el 18 de mayo pasado.
Su muerte aún enmarañada de versiones y especulaciones está siendo investigada por la Fiscal Seccional No. 2 de Cartagena, pero despertó tal incertidumbre general que se refleja en lo poco que se sabe acerca de los factores de riesgo y protección frente al suicidio, pues el 90% de las víctimas padece algún tipo de trastorno psiquiátrico al momento de su muerte.
El médico psiquiatra Christian Ayola Gómez ha trabajado durante 33 años en Cartagena con potenciales suicidas, identificando los múltiples trastornos, en su mayoría depresivos, que van cimentado la idea de que la muerte es la única salida.
Cómo principal luz de advertencia deben entenderse las frases, deslices verbales, mensajes, y hasta los estados en las redes sociales que indiquen que la persona en cuestión empieza a despedirse; tales como: “No vale la pena seguir viviendo”, “Quizá no nos volvamos a ver nuevamente”, “No le encuentro sentido a la vida”.
De acuerdo con el experto, casi la totalidad de quienes tienen tentativa de suicidio exteriorizan sus sentimientos, de ahí que deba prestársele mucha atención a las expresiones negativas y pesimistas.
Este tipo de personas deben ser valoradas por un psiquiatra pues en múltiples ocasiones la reacción tanto de la familia como de los grupos sociales es la negación.

Trastornos
Aunque todos pueden experimentar diferentes tipos de enfermedades mentales, a Ayola le preocupan dos en particular: “la enfermedad bipolar y la depresión mayor”.
El trastorno bipolar se caracteriza porque la persona presenta episodios que van del desánimo, tristeza, inseguridad, temores, perdida de sueño, anorexia, perdida de peso; al estado contrario, es decir: uno con mucha animación, euforia, que puede ser una alegría intensa o un estado donde la persona tiene demasiada rabia.
“Tiene dos polos uno de tristeza y otro de aceleración...  realmente la manía (alegría) es un estado contrario a la tristeza, las defensas de una persona la llevan a negar el estado de sufrimiento, no es sino una negación”.
De acuerdo con Ayola, “las fases depresivas de la enfermedad bipolar producen ideas de suicidio como el árbol de manzanas produce manzanas”.
En el mismo sentido, el trastorno de depresión mayor se parece a la enfermedad bipolar desde la perspectiva de la visión negativa de sí mismo, “del entorno del futuro, pierde el apetito, el ánimo... a veces cuando es muy grave la capacidad para experimentar el placer... mucha tristeza, mucho llanto y la persona puede terminar en catatonia depresiva (inmovilidad física)”, explica.

Factores de riesgo
Existen todo tipo de factores de riesgo, los más comunes son los sociales, genéticos y los medio ambientales.
“Tienen que ver factores como la falta de ocupación, como haber perdido el empleo por ejemplo... es más frecuente en solteros, en viudos, y en separados que en casados. También es más propensa una persona que tiene una enfermedad que sea incómoda, que lo está haciendo sufrir”.
De acuerdo con el informe del primer trimestre de 2012 del Centro de Observación y Seguimiento del Delito (Cosed) los principales eventos relacionados con el suicidio en Cartagena muestran una orientación a los conflictos de pareja.
Asimismo, figura la genética. “Si yo tengo un papá o un abuelo con enfermedad bipolar, heredo una predisposición a padecer esta enfermedad, es un factor genético que no va a cambiar”, sostiene Ayola.
Además se plantea como factor trascendental el abuso de sustancias psicoactivas y el alcoholismo.
“El uso de alcohol y drogas va a agravar los estados de ánimo, puede precipitar una enfermedad, o una persona mejorada puede recaer con el uso del alcohol. Me preocupa el alcohol mucho porque es socialmente aceptado y la gente no ve el peligro, no le teme”.
Otro es ser menor de 20 años y mayor de 60, “es decir los extremos de la vida”, también “ser mujer, ellas hacen más intentos de suicidio pero son menos letales, en cambio los hombres hacen menos intentos de suicidio pero son más letales, sin embargo eso está variando”.
Según el Cosed, en la Heroica, las víctimas suelen ser en su mayoría personas jóvenes con edades máximas de 34 años, y el ahorcamiento sigue siendo el principal mecanismo utilizado para la comisión del acto suicida.
Olaya Herrera es el barrio con mayor número de casos, para el primer trimestre de 2012 reporta 2 de los 8 casos.
Todas estas condiciones de riesgo pueden derivarse en una conducta adaptativa o desadaptativa (suicida).
No obstante el mayor indicador de gravedad es que aparezcan ideas de suicidio.
“Muchas de las personas que se suicidan han tenido ya consultas con el médico, con el psicólogo y con el psiquiatra y no han aceptado el tratamiento. Otros no fueron detectados por la familia o por el grupo alrededor a causa de la negación”, advierte el psiquiatra.

Mitos sobre el suicidio
Esto da paso a muchos de los mitos que se entretejen alrededor de este acto, que incluso se validan socialmente, pero que la comunidad científica en cabeza de la Organización Mundial de la Salud tienen plenamente identificados.
Entre ellos están los siguientes: Los que hablan sobre suicidio no lo llevan a cabo. El suicidio se produce sin previo aviso. Las personas suicidas están decididas a morir. Las personas que sobreviven a un intento de suicidio no lo volverán a intentar. Ser miembro de un grupo religioso en particular es un buen predictor de que la persona no considere el suicidio. Pensar en el suicidio es algo más bien raro. Las personas que realizan intentos con medios de baja letalidad no están considerando seriamente la idea de matarse.
Las creencias anteriores no podrían ser más desacertadas e ilusorias.
En realidad, la comunidad científica tiene claro que los potenciales suicidas siempre esperan que algo los salve en el último momento y la mayoría posteriormente se alegran de estar vivas.
En la practica, en mi vida, se me han suicidado 20 pacientes, algunos habían desertado o no se estaban haciendo el tratamiento o cambiaron de ciudad, siempre es doloroso... para uno como psiquiatra es un golpe fuerte porque se supone que uno es la persona que debe evitarlo a toda costa”, admite.
El tratamiento inicial siempre son los antidepresivos y la psicoterapia.
Si la persona no tiene ideas de suicidio se puede manejar ambulatoriamente a través de un médico general, pero si las hay los psiquiatras tienen la obligatoriedad de manejar los casos desde una clínica especializada porque los medicamentos, contrario a lo que se pensaría, “pudieran aumentar el riesgo de suicidio durante las dos primeras semanas, en una clínica psiquiátrica el personal está entrenado para prevenir el suicidio, porque es el ojo experto... nosotros podemos operar sobre los factores mediombientales, aunque no es fácil”.
En conclusión, las responsabilidades ante un caso de suicidio son compartidas y encuentran como único aliciente los lazos de afecto que son tan necesarios como protectores.
Se necesita entonces una red de apoyo familiar en la que pueden interactuar los amigos para que los sentimientos de culpa puedan procesarse racionalmente, jamás negándolos.
“Algunas de estas personas que se suicidaron tenían fuertes convicciones religiosas, algunos decían que no se iban a suicidar porque creían en Dios y en la vida eterna. Otro paciente me decía que era un tipo cobarde y el día que se suicidó lo hizo con un revolver. Una señora me decía un día que le diera salida a su hijo porque él la amaba mucho, a las pocas semanas se lanzó de un edificio”.
Hay que tener la certeza de que el suicidio es una solución permanente a un problema pasajero y ser consciente que los hechos del pasado no se pueden cambiar.

Factores protectores de personalidad
- Un sentido de valor personal
- Confianza en uno mismo y en sus logros
- Búsqueda de ayuda cuando surgen problemas
- Búsqueda de consejos cuando se han de tomar decisiones
- Apertura a experiencias y soluciones de otras personas
- Apertura a nuevos conocimientos
- Habilidad para comunicarse

Factores protectores ambientales
- Buena dieta
- Descanso
- Luz Solar
- Ejercicio Físico
- Ambiente Sin Sustancias Psicoactivas

Factores protectores familiares
- Buenas relaciones familiares
- Apoyo de la familia
- Paternidad devota y constante

Factores de riesgo
- Uno o más trastornos mentales diagnosticables o trastorno por abuso de sustancias.
- Comportamientos impulsivos.
- Acontecimientos de la vida no deseados o pérdidas recientes
- Antecedentes familiares de trastornos mentales o abuso de sustancias. 
- Antecedentes familiares de suicidio
- Violencia familiar, incluido el abuso físico, sexual o verbal/emocional
- Intento de suicidio previo. 
- Presencia de armas de fuego en el hogar. 
- Exposición a comportamientos suicidas de otras personas, incluida la familia, los amigos, en las noticias o en historias de ficción.




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